Berta en las aguas

Fotografía: Goldman Environmental Price

Por: Melissa Cardoza

Sagrada sal de nuestras luchas

Lluvia sobre las milpas

Fresas esparcidas en todas las manos

Vida toda, Berta, compañera

 

Qué sabrá el asesino de la luz de su esperanza

No podrá el cobarde asomarse a la utopía ni en palabras

Muchos siglos tendrán para pagar esta muerte

Y ojalá se les pudra el agua en la garganta

 

Alto es el río Gualcarque entre las montañas

Ruge su furia y cimbra su amenaza

Acá venimos dolientes, llorosas, heridas

Lastimadas ante lo inconcebible de sus flores marchitadas

Venimos a su cauce

Nosotras, sus hermanas rotas por la hora mala

 

Bertica nuestra, Berta de las aguas

El odio de los hombres que tanto nos señalan

No pueden con tanta belleza, con tanta fuerza y gracia

Por eso matan. Por eso matan. Por eso matan.

No saben de esta venganza nuestra de ser libres

Y no cambiar la rebeldía por nada

 

Lagrimas al río

Muchas lágrimas

Es hora de la muerte, del duelo, la desventura

Mal hacemos en negar la pena y su estocada

Convocamos al fuego, a la tierra, al lamento

Refresque el agua este manto de tristeza… y tanta ¡¡

 

No perdonamos ni olvidamos Bertita

Mire que el amor alcanza para maldecir el mal

donde quiera que se agacha

no escucharemos el olvido al que nos llaman

Damos la bienvenida con su nombre

a todas las mujeres malversadas

a los cuerpos mutilados por la misma dura mano

que a usted la asesinara.

Lavamos en este río las heridas de las que nos faltan

 

Que vengan los hipócritas de siempre

con sus papas, sus pastores y políticos

sus blancos derechos humanos

y toda la comparsa

Que hagan sus monumentos de basura

Y muestren las sonrisas ensayadas

 

Nosotras, compita, ofrecemos aquí nuestra antigua rabia

La que venimos atesorando por siglos

A veces llenas de fuerza, a veces desangradas.

Nosotras mismas nos haremos justicia

 

Que aquí quede su huella

Que los llantos del mundo nos acompañen

Desde todas las lenguas y las aldeas remotas

Que alcanzaron a entender su prosa libertaria

 

Que brinque el duende feliz

y canten las niñas lencas al gozo

con su desnudo cuerpo entre las aguas

No es para la envidia, la burla, la desgracia

Que ha de levantarse en cada arroyo y quebrada

la memoria de sus pasos

 

Desgracia es tener tanta luz

En territorios poblados de avaricia y maña

Nacer entre tanto rufián, esa es desgracia

 

No vamos a mirar de nuevo el fresco brote del agua en sus pupilas

Berta, hermana,

No encontraremos más su bolso con papeles

la llamada urgente, el mandadito, las largas manejadas

 

Las noches ahora son extensas desde la terrible madrugada

pero un día encontraremos el consuelo, compita,

para saber que esto de la muerte es pura papada

que lo nuestro es la vida sin permisos, sin negocios, sin pajas

 

Un día nos hemos de juntar en algún antiguo sitio de la magia

para empezar de nuevo, Bertica, porque esto está perro

pero y cómo, ni que tuviéramos en vez de sangre, horchata

 

En este marzo de sangre, impunidad y lágrimas

hermana del alma, déjenos hacerle este canto plañidero

entre las piedras frescas del río que amaba

la madre tierra con usted en su cálido vientre

cuànto y cuán fuerte nos jala

acá estamos su pueblo, y la tarea inconclusa

acá, y para todos los tiempos su enérgica llamada

 

 

Melissa Cardoza

Marzo nefasto de este triste 2016

Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres.

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