Autoridad ancestral de Palín logra suspensión de proyecto extractivo en cerro El Chilar

Créditos: Alcaldía Indígena de Palín

Tras más de dos años de lucha, el concejo municipal de Palín aprobó la cancelación de la licencia del proyecto Ikal, que destruyó el cerro El Chilar y los recursos naturales. Las abuelas de la Alcaldía Indígena Poqomam iniciaron esta batalla a pesar de la oposición de la propia corporación municipal y de la empresa.

Por Shirlie Rodríguez

En el acta número 38-2023, el concejo municipal de Palín, Escuintla, decidió suspender las actividades del proyecto Ikal, que se dedicó a la extracción de recursos en el cerro El Chilar. Este proyecto está a cargo de la empresa Inversiones Napier, S.A.

“Luego de deliberar, por mayoría de votos acuerda dejar sin efecto la licencia del movimiento de tierras fase 3 y ubicación fase 1 y fase 2 del parque logístico el Farol que se aprobó en el acta 49 del 25 de agosto de 2022. La votación se verificó conforme a lo establecido en el Código Municipal”, dice el acuerdo de la comuna de Palín.

La decisión se dio a conocer de forma pública este 27 de julio, por la Alcaldía Indígena Poqomam, ya que por más de dos años solicitaron que se detuvieran estos trabajos que afectaron a la población que habitan alrededor del sagrado cerro El Chilar y los recursos naturales que explotaron.

El concejo ya notificó a las autoridades Poqoman y a la empresa, por lo cual se detienen los trabajos que realizan en el sector.

Las investigaciones que realizaron las abuelas indígenas indican que las operaciones del proyecto Ikal iniciaron desde 2020, porque ellas hicieron su primera denuncia pública de los daños al cerro en enero de 2021.

En el cerro El Chilar, además de la extracción de recursos, la empresa empezó a dinamitar el lugar para realizar proyectos de construcción de centros comerciales y un complejo de viviendas.

Alida Vicente, autoridad ancestral Poqoman, explicó que esta empresa inició sus operaciones sin autorización porque la licencia la otorgó el concejo municipal hasta agosto del año pasado.

Las autoridades ancestrales en esta localidad también sostienen que las tierras que ahora están utilizando para estos proyectos son propiedad de la población indígena y son 45 caballerías, pero no son reconocidas y por lo tanto las explotan para proyectos como Ikal.

Las abuelas Poqoman son las protagonistas de la lucha para detener este proyecto desde hace dos años y según sus registros desde el inicio de la operación se destruyeron 20 mil árboles, se destruyeron nacimientos de agua, también se afectó el hábitat natural de la flora y la fauna y los pozos de las comunidades se empiezan a secar.

Foto de la Alcaldía Indígena de Palín

Resaltan que el proyecto inició haciendo a un lado a la población del lugar porque no existió consulta y para ellas fue un uso abusivo de las tierras.

Los concejales César Aquín, Antonio Rodríguez, Alejandro López y José Pérez plantearon que como autoridades municipales buscan el desarrollo de la localidad. Las autoridades ancestrales dicen que no están en contra del desarrollo, pero que no puede hacerse con el fin de destruir los recursos naturales y además violentando los derechos de los pueblos indígenas.

La empresa que inició el proyecto Ikal tiene otros antecedentes a los que la población ha dado seguimiento. Entre 2008 y 2016 construyó una calzada privada que une directamente a la Autopista Privada de Palín con la finca El Farol. En 2018, la compañía consiguió un permiso para la construcción de un proyecto habitacional en esa misma finca.

Dos años después fue que se agregó la construcción de los complejos comerciales y habitacionales. Además de la falta de autorización de la autoridad municipal y no hacer una consulta comunitaria, el Instituto Nacional de Bosques (INAB) sí habría concedido el cambio de uso de suelo y el movimiento de tierras de 13 hectáreas, en mayo de 2021, y el Ministerio de Energía y Minas (MEM) habría autorizado los Estudios de Impacto Ambiental (EIA).

Desde entonces la población manifestó sus inconformidades y con protestas, denuncias legales y públicas, dieron a conocer estas acciones que para ellos representaban la violación a los derechos de la población de este municipio, ubicado en la costa sur.

“Nos llena de gran alegría, podemos decir que es el resultado de la lucha y el caminar constante, decidido y valiente de las abuelas. Son las que abren el camino, están a paso lento pero con fuerza y sabiduría están guiando la defensa de la vida, del aire y del agua. Como ellas dicen no son mercancías y productos para lucrar, son regalos del universo, del creador que deben estar al servicio de toda la humanidad”, expresó Alida Vicente.

Ahora, están a la espera de que el proyecto se paralice y también buscar formas de recuperar algunos de los recursos que pueden ser de beneficio a la población como reforestar y buscar el cuidado de los nacimientos de agua.

La población de Palín constata que aún hay áreas de selva virgen porque no están intervenidas por los humanos y por lo tanto es una prioridad el resguardo de la misma, también aseguran que esta área representa el pulmón de la costa sur del país porque no se encuentran más de cultivos de palma africana y caña.


Shirlie Rodriguez

Quetzalteca, zurda y fanática del cine. Ha trabajado en medios de comunicación local, fue becaria de la IWMF, Fundación Gabo de Colombia y actualmente es parte de la sexta generación de periodistas de LATAM de Distintas Latitudes.

Anterior
Anterior

Fatima*, una niña guatemalteca obligada a ser madre

Siguiente
Siguiente

Aliss y Paola, auxiliares de la FECI en prisión por investigar amaño en la elección de Cortes