Ante los retrasos, continúa la búsqueda de justicia para las niñas del Hogar Seguro
Mirza (16 años) La siempre soñadora. Soñaba con tener un carro de color azul, no quería tener hijos y quería estudiar. Le pedía perdón a su mamá cada vez que la iba a visitar al Hogar, por haberse escapado de casa, lo que causó que fuera institucionalizada. Estaba estudiando belleza en los cursos que daban en el Hogar, y le gustaba.
En junio de este año hubiera cumplido 19 años, aún aparece en los sueños de su mamá para decirle que la extraña. Aunque llegó viva al hospital y cuentan que sale en un video de los medios de comunicación diciendo “por favor ayuden a las niñas”, sus pulmones no resistieron y murió el 9 de marzo del 2017.
Mirza es una de las 41 niñas y adolescentes que fueron asesinadas el 8 de marzo del 2017 en un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Otras 15 fueron víctimas de graves quemaduras. Desde entonces, han pasado cinco años y ocho meses sin que llegue justicia por su caso.
El proceso
Las familias han exigido justicia por las niñas y adolescentes víctimas del incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción desde el 2017. Durante este tiempo, han sido acompañadas por diversas colectivas feministas y organizaciones de mujeres. Sin embargo, el proceso ha enfrentado diversos obstáculos y dificultades. “Estamos indignadas porque el Estado no ha respondido a nuestra petición por justicia. Más bien, ha existido retraso en el proceso. Lamentablemente, han suspendido el debate. Estamos cansadas de que nos hagan esto”, señaló Vianney Hernández, madre de Sarvia Barrientos, una de las niñas.
Para enfrentar el proceso judicial, los sindicados fueron separados en tres grupos. El primero está conformado por las máximas autoridades de la Secretaría de Bienestar Social. En el segundo se encuentran Harold Flores, Gloria Castro, Lucinda Marroquín, Luis Arando Pérez y Brenda Chaman, quienes aún no han tenido una audiencia.
En el último grupo se encuentran Rocío Murillo, Rolando Miranda, Ofelia Pérez y Crucy López, quienes enfrentarán la audiencia en mayo del 2023, explicó Vianney Hernández. Denunció, además, que los jueces se niegan a conocer el caso.
“Estamos tristes porque el Estado no ponga mano dura a este caso. Exigimos justicia y seguiremos haciéndolo hasta que la encontremos”, señaló.
Las campañas
Desde el 2017 se han realizado diversas acciones, movilizaciones y campañas. Una de ellas es #NosDuelen56, una acción creada desde los feminismos, el arte y el periodismo. Por medio de ella, se busca dignificar a las 56 niñas y adolescentes víctimas de lo ocurrido en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción.
El 8 de noviembre, La Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), en compañía de otras colectivas de mujeres y familiares, presentaron la campaña “Las niñas no se queman, no se violan, no se matan”. Por medio de ella, buscan concientizar sobre la situación del juicio por el caso de las niñas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción.
Junto a las familias de las niñas,la Colectiva de las Niñas de la Plaza 8 de Marzo y 8 Tijax, UNAMG realizó un altar en la Plaza de las Niñas. Decoraron los alrededores de la placa conmemorativa de las niñas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción con flores y globos.
Además colocaron camisas con los nombres de las víctimas del suceso. Encendieron un fuego ceremonial mientras una de las representantes indicó que es necesario mantener viva la memoria de un país que se olvida fácilmente.
La campaña está acompañada por seis historias de niñas y adolescentes que fueron asesinadas el 8 de marzo en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Sus sueños y aspiraciones fueron narrados por sus madres. Una de ellas es la de Kimberly, de 16 años. “Amaba el deporte, en especial el fútbol. Le gustaba ir a jugar a unas canchas que estaban cerca de su casa. Disfrutaba bailar, sus colores favoritos eran el blanco, el negro y el fucsia (…)”
La acción se realizó a 56 meses del femicidio de 41 niñas, señaló una representante de la UNAMG. Denunció que este hecho fue la respuesta a “que dijeron que no querían vivir hacinadas, que no querían vivir violentadas en un hogar del Estado que le debió dar toda la protección que necesitaban y garantizarles todos los derechos que las niñas en este país deben tener”.