Alessandra Vecchi denuncia más de 10 años de violencia machista
Alessandra Vecchi es una restauradora de arte, artista plástica, activista comunitaria, ajq’ij y docente universitaria, que compartió con Ruda su testimonio de violencia machista, psicológica y económica. En su búsqueda por la justicia, ella ha sido acompañada por sus amigas. Ahora, juntas se enfrentan a una serie de intimidaciones y amenazas.
Alessandra nació en Italia y se estableció en Guatemala, donde junto a sus amigas y compañeras forma parte del bloque de mujeres organizadas y artistas de Comalapa, en el departamento de Chimaltenango. Es dueña de un restaurante italiano, el cual propone un lugar de trabajo con sentido comunitario y en condiciones dignas para las trabajadoras.
La relación de Alessandra con Máximo Arnoldo Curruchich Cúmez comenzó en 2006. En el inicio, a Alessandra le sorprendieron las similitudes que tenía con el pensamiento político de él. Después de cuatro años de vivir como pareja, se casaron en el 2010, pero fue en este punto que su trato hacia ella se deterioró.
El menosprecio como violencia psicológica
Alessandra comentó que en el 2019, dos mujeres de Comalapa fueron asesinadas. Ante esto, ella junto a otras compañeras artistas, organizaron un movimiento de mujeres para denunciar lo que sucedía. Durante ese año y el siguiente, continuaron realizando acciones, algunas de ellas, con iconoclasia involucrada. Mientras esto sucedía, ella y Máximo eran pareja.
Ante esto, Alessandra dijo que Máximo y un grupo de periodistas, comenzaron a insultar y menospreciar su trabajo. Según Alessandra, las llamaban “machorras” y “feminazis”. “Se juntaron en una radio donde, en lugar de ser trabajo cultural, se dedicaban a hacer burlas machistas y homófobas”, indicó.
Según narró Alessandra, desde el 2020, Máximo comenzó a invitar a policías uniformados a consumir bebidas alcohólicas a su casa, lo que provocó que los vecinos le escribieran asustados por esa presencia. “Como él asumió la dirección del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE), es como un abuso de autoridad. Él decía: yo soy presidente, yo hago lo que quiero, este es mi territorio. Tú te debes de ir, regresa a tu país (Italia)”, señaló.
Para Alessandra, las violencias de Máximo se intensificaron en el 2020, en plena pandemia de COVID-19. Desde entonces, fue ella quien se encargó de mantener el café artístico desde lo económico y lo organizacional, mientras él cuestionaba sus decisiones. Ella, junto al personal del café, producen queso mozzarella, el cual posteriormente le entregan a Máximo. “Lo paga hasta después de un mes y con gritos, diciendo: no sirve nada de lo que tú haces. Entonces no sirve nada lo que yo hago a nivel académico, ni a nivel empresarial”, expresó Alessandra.
La violencia psicológica, el menosprecio y la violencia económica de Máximo han tomado también otras expresiones. “No me ha pegado hasta matarme, pero sí me levantó la mano una vez cuando estaba borracho, también me tiró una pizza en la espalda una vez porque no me apuraba a sacar los platos. A mis empleados les ha tirado agua y a los clientes les ha arrojado cosas, a una señora casi le tira un plato hirviendo encima porque se quejó de la comida”, señaló Alessandra.
El menosprecio del grupo de periodistas de Comalapa cercanos a Máximo hacia las mujeres organizadas, iniciado desde antes de la pandemia, continuó por años. “Los periodistas comenzaron a denigrar nuestro trabajo constantemente y sistemáticamente”, señaló Alessandra. En el 2023, ella junto a sus compañeras, diseñaron un curso de arte con la universidad Da Vinci. Cuando fue la inauguración, se aseguraron de que no hubiera presencia de prensa en el evento. Ante esto, Máximo le dijo a Alessandra que ella debía pedirle a él que los periodistas llegaran.
“La cosa que lo mueve es una misoginia tremenda. Me empezó a decir: tú has cambiado. Las feminazis, las machorras y las zorras te han metido a la cabeza. Tú ya no sos una persona pensante, habría que pegarte en la cabeza para que vuelvas a pensar”, expresó Alessandra.
La denuncia y medidas
Alessandra denunció a Máximo por violencia psicológica y económica el 29 de abril del 2023. El juzgado inmediatamente dictó medidas de seguridad en su favor, las cuales determinaban que él debía salir de la casa que ambos compartían. Posteriormente, el Ministerio Público (MP) llamó a Alessandra para declarar y actualmente, el caso se encuentra en investigación. “Ha sido difícil hacerle entender que si tocan a una, tocan a todas”, señaló Alessandra.
El viernes 2 de junio, Alessandra y Máximo asistieron a una audiencia realizada en el Modelo de Atención Integral para Mujeres Víctimas de Violencia (MAIMI) del MP. El propósito era evaluar las medidas de seguridad interpuestas para Alessandra. La jueza decidió renovar las medidas de restricción para impedir que Máximo ingrese a la vivienda donde ella vive y trabaja, y también prevenir que él o su familia le hagan daño.
“Yo veo que cada vez que el caso avanza, él empeora y su familia también”, indicó Alessandra. Desde que ella presentó su denuncia, ella cuenta que la familia de Máximo le han enviado mensajes de odio y desprecio a las amigas que la acompañan durante el proceso. Una de ellas, es Cecilia Tuyuc.
La violencia hacia otras mujeres
Cecilia Tuyuc y su hermana Marta han acompañado a Alessandra en su búsqueda por la justicia. “Sabemos que cuando las mujeres denuncian, siempre viven este proceso solas. Quisimos acompañar a Alessandra y fue ahí cuando explotó todo el odio que Máximo ha traído desde muchos años atrás hacia nosotras”, indicó Cecilia.
Después de que la jueza dictara medidas de restricción a favor de Alessandra, Máximo y su familia llegaron al hogar de ella a retirar sus pertenencias. Cecilia y Marta acompañaron a Alessandra en esa jornada. “Él empezó a insultarlas. Les decía que vayan a cuidar a sus hijos, que tienen las niñas mugrosas, que solo están perdiendo el tiempo porque viven de la lástima y de sacar dinero. Les hablaba con prepotencia y decía: les regalo estos libros, tal vez así entienden algo”, señaló Alessandra.
“Nos dijo: andá a buscar hombres para tener hijos porque para eso servís. Esa es una forma de odio y desprecio a las mujeres porque, según su imaginario, una mujer solo o sirve para tener hijos o buscar hombres”, indicó Cecilia. Después de este episodio, las hermanas Tuyuc buscaron abogadas que les asesoraran y decidieron denunciarlo. Según Cecilia, hacerlo fue una experiencia difícil debido a que implicaba reconocerse a sí misma como víctima.
Como resultado de la denuncia, Marta, Cecilia y Máximo acudieron a una audiencia el 31 de mayo. El juez decidió tomar el caso no como un hecho de violencia contra la mujer, sino como una falta contra las personas. “A él se le dio una sentencia de 30 días de cárcel conmutables a razón de 50 quetzales por día, lo que es mil quinientos quetzales en un mes. Las abogadas dijeron que por lo menos se pudo buscar sentencia porque estos casos suelen quedarse ahí empapelados o son desestimados”, explicó Cecilia.
Después de la sentencia, Máximo optó por difamar a Marta y Cecilia en un grupo de Whatsapp. “Decía que nosotras le robamos dinero, que queríamos sacarle dinero con el juicio y que éramos una interesadas que están apoyando a Alessandra porque ella nos está pagando”, según Cecilia. Máximo, además, las acusó de robarle Q89 mil 500 quetzales que supuestamente estaban en la casa de Alessandra.
La familia de Máximo denunció a Cecilia por supuestamente agredir a la madre de él, el día que él recogió sus pertenencias de la casa de Alessandra. El 6 de junio, ella se presentó a una audiencia conciliatoria, donde las hermanas de Máximo solicitaron que ella les pague trescientos quetzales por los daños físicos producidos a su madre. “Pero mi abogada les hizo entender que no era el camino correcto porque detrás de toda esta criminalización, hay un hombre que no quiere aceptar su responsabilidad y que está utilizando a su mamá y a sus hermanas como escudo”, indicó Cecilia.
Las amenazas de Máximo en contra de las hermanas Tuyuc continúan. Les dijo que está haciendo los procesos en la Procuraduría General de la Nación (PGN) para que les quiten a sus hijos. “Nos quiere amedrentar para que nosotras dejemos sola a Alessandra y es algo que no haremos. No por llevarle la contraria a él, sino porque sabemos que es lo que hacen los hombres que son violentos: intimidar a su víctima”, expresó Cecilia.