A propósito del 8 de marzo, hablamos de feminismo negro
Por: Emilia Eneyda Valencia Murraín
Sabían ustedes que:
• ¿Las mujeres no tenían derecho a estudiar y que solo se les educaba para las labores domésticas y para servir al marido?
• ¿Qué cuando se casaban debían adoptar el apellido del esposo (pasaban a ser de….), y sus bienes eran administrados por él?
• ¿Qué si este sospechaba alguna infidelidad, tenía derecho a golpearla, incluso a quitarle la vida argumentando “ira e intenso dolor” y no podía ser castigado?
• ¿Qué solo desde hace 60 años (1° de diciembre de 1957) las mujeres en Colombia somos ciudadanas y podemos ejercer nuestro derecho al voto?
• ¿Qué su desempeño estaba reservado al espacio privado, es decir no podían salir a trabajar ni tenían derecho a devengar un salario?
Por estas y muchas otras razones, en todo el mundo se gestan movimientos y luchas encaminadas a reclamar los derechos de las mujeres en condiciones de equidad y paridad con los varones.
Recordamos hoy entonces que, desde la época de los grandes imperios africanos, lideresas y reinas negras como Nefertari de Egipto, Candace de Meroe, Nzinga de Angola, Beatriz del Congo , Amina del país Haussa, Makeda reina de Saba, Kahina de Mauritania y muchas más, ganaron batallas, conquistaron corazones y lograron el desarrollo económico, cultural y la paz para sus pueblos.
De igual manera en nuestro país durante la colonia, mujeres negras esclavizadas como Wiwa, Felicita Campos, Polonia, La Negra Agustina y otras, lucharon por su libertad y mejores condiciones de vida para ellas y sus familias.
Fueron también las mujeres quienes en 1789 iniciaron la Revolución Francesa reclamando pan para sus hijas e hijos, y en 1791 Olympia de Gouges , fue decapitada por publicar “Los derechos de la Mujer y de la ciudadana” y al igual que ella, muchas más mujeres como la alemana Clara Zetkin, defendieron el derecho de la mujer al trabajo, su participación en la vida política y la protección de las madres y los niños; o Soujorner Truht, abolicionista, ex-esclava, ministra y activista en su famoso discurso “¿ Acaso no soy yo una mujer?” reclama el derecho al sufragio de la mujer.
¿ Cómo no recordar hoy a HARRIET TUBMAN, mujer negra, quien en el siglo XIX, logró liberar a muchos esclavizad@s y luchó por la justicia social y los derechos de las mujeres?
Igual mención merecen Rosa Parks por su desacato a las absurdas leyes segregacionistas en EEUU y Ángela Davis, una de las más importantes activistas del feminismo negro, quien en 1960 se vincula al movimiento por los derechos civiles en ese país, abordando el tema del sexismo, el sufragio y la emancipación de las mujeres, una de sus obras más importantes es “Mujeres, raza y clase”
En Colombia, el 18 de mayo de 1927 cerca de 14.000 mujeres indígenas firman el manifiesto “Los derechos de las mujeres indígenas”
Por esa misma época, se destacan, entre otras, María Cano, Betsabé Espinoza, Esmeralda Arboleda, Débora Arango, Josefina Valencia, Ofelia Uribe, Berta Hernández de Ospina, quienes obtienen logros como los siguientes:
• El derecho a la educación
• La Ley de capitulaciones matrimoniales
• El derecho a la ciudadanía y al voto dando origen a la Unión de Ciudadanas de Colombia que tiene una sede en Cali.
A partir de 1930 se conforman grupos feministas especialmente en el Valle, en donde sobresale María Teresa Arizabaleta, quien impulsa la creación de las Comisarías de familia.
Sin embargo, sobre la conmemoración del 8 de marzo proclamado oficialmente por la ONU en 1977 como El Día Internacional por los derechos de la Mujer, algunos historiadores afirman que, en 1857 y otros que en 1908, aproximadamente 130 mujeres llevaron a cabo una huelga en su sitio de trabajo para reclamar la reducción de la jornada laboral a 10 horas, un salario igual al de los hombres porque ejercían las mismas actividades y mejoramiento de las malas condiciones de trabajo que padecían y que murieron en un incendio dentro de la fábrica Cotton de Nueva York cuando su dueño ordenó cerrar las puertas para que desistieran de su idea y abandonaran el lugar.
Luego de este infortunado suceso, la fecha del actual Día Internacional de la Mujer se propuso por primera vez en 1910 en Copenhague (Dinamarca) en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas y al año siguiente, se conmemoró por primera vez la fecha en varios países de Europa el 19 de marzo de 1911, con participación de más de un millón de mujeres que reclamaban el derecho al voto, a ocupar cargos públicos, a la formación profesional al trabajo y a la no discriminación por el mero hecho de ser mujer.
En 1975, se celebró por primera vez el año internacional de las mujeres hasta en los más alejados rincones de nuestro país, pero esto no debe reducirse a un día de actividades lúdico-culturales para decir que cumplimos con la fecha. Desde los hogares podemos comenzar con cosas tan sencillas como la redistribución de las tareas domésticas y el trato igualitario para niñas y niños; la escuela y la sociedad en general deben ser garantes de estos derechos comenzando por la feminización del discurso (Reunión de madres y padres de familia, por ejemplo, Madres y padres de la patria, etc.) y asignación de espacios académicos, laborales, de toma de decisiones y salarios iguales para mujeres y hombres.
En el caso de las mujeres negras, nuestro feminismo está atravesado por muchas variables, pues aunque compartimos con las demás mujeres las condiciones de subordinación a los varones, también debemos enfrentar entre otras cosas, nuestra situación de desventaja frente a las blanco-mestizas para acceder a espacios laborales aun teniendo igual o mejor formación académica; la erotización de nuestros cuerpos y la racialización laboral pues, en muchos espacios laborales, se nos paga menos que a las otras solo por ser negras.
Persisten aún las condiciones de marginalidad y pobreza para muchas mujeres negras que migran a las ciudades por diferentes causas, ya que a falta de preparación e incluso teniéndola, deben desempeñarse en labores de “bajo perfil” o economía informal y rebusque o en el servicio doméstico que no es otra cosa que pasar de a esclavización al servilismo dadas las precarias condiciones y los abusos a los cuales son sometidas por parte de la mayoría de sus empleador@s.
Sea esta la ocasión para recordar y rendir un homenaje a todas nuestras mujeres, matronas negras que desde tiempos inmemoriales han llevado a cuestas la obligación de criar a sus hijas e hijos y sostener a las familias; a todas aquellas que desde el arduo trabajo en la agricultura , del barequeo en las minas, el lavado y planchado de ropa ajena, la partería, las artesanías, la etnobotánica, la comercialización de vendajes o mecatos, el ejercicio del trenzado y el mal pagado servicio doméstico, han hecho doctoras y doctores a sus hijas e hijos.
Y finalmente, mujeres negras que han ocupado o aspirado a espacios políticos como Piedad Córdoba, Zulia Mena, María Isabel Urrutia, Guillermina Bravo, Dorila Perea de Moore, Delfa Scarpetta Viera, Nazly Lozano Aljure; Betty Chamat, Nigeria Rentería y las alcaldesas actuales en municipios como Villa Rica, Condoto, Medio San Juan, etc., deben ser de cualquier modo, referentes para que nuestras nuevas generaciones de mujeres negras vayan por los espacios que en justicia nos merecemos y amplíen el espectro para las que vienen, de manera que nuestro avance deje de ser simbólico y se convierta en real y efectivo.
Fuente: https://convergenciacnoa.org/proposito-del-8-marzo-hablamos-feminismo-negro/