RUDA

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Yo también estaba en contra del aborto

La primera vez que escuché sobre aborto fue por un volante que me dieron en la iglesia. Era rosado, tenía la imagen de un bebé y una leyenda que a lo lejos recuerdo que decía: “No me mates,mami”. Desde luego quedé impactada, pero no se habló más del tema.

La curiosidad me llevó a un café internet y a googlear “ABORTO”. El resultado de la búsqueda fue escalofriante. Allí, dije “estoy en contra”.

Comparto esto porque, al pasar los años, he ido reconociendo las construcciones sociales que me han habitado y rodeado: patriarcales, heterosexuales, fundamentalistas y desinformadas; que desde luego han impactado en mi forma de ser, pensar y actuar.

¡Claro! Vas a estar en contra del aborto porque lo muestran peor que una película de terror, te muestran una imagen de un bebé de dos años, que además te está hablando y depende de ti. No te explican por qué o qué es, solo que no debe pasar. Y en efecto, años más tarde coincido en que no debe pasar. Ninguna mujer debería asumir un embarazo que no deseó, que no planificó y que es forzado. Sin embargo, la realidad es otra.

Las mujeres abortan, lo han hecho desde siempre y seguirá pasando si no se aborda como un asunto de salud pública y se garantiza educación integral en sexualidad. Porque, detrás de cada aborto, hay un sistema de educación y salud colapsado que no ha tenido la capacidad de brindar información, herramientas, insumos y servicios que garanticen que las mujeres pueden decidir sobre su cuerpo, sexualidad y reproducción.

Tenemos poca información sobre aborto, y la que se mueve es mala, es desinformación. Hablar de aborto debe convocar a un diálogo informado, científico, laico y ético. En donde no se use la imagen de un bebé de dos años cuando se trata de un feto. Que no se “informe” apelando a nuestros sentimientos y se delegue la responsabilidad exclusiva a las mujeres. Los hombres también abortan cuando no asumen la responsabilidad.

No cambié mi forma de pensar de la noche a la mañana, fue un proceso. Sí, estoy a favor de la despenalización y legalización del aborto. Estoy a favor del derecho a decidir de cada mujer.

Sin duda hay mucha tela que cortar. El diálogo no debe centrarse únicamente en si se está a favor o en contra, pero eso es lo que vende y que a menudo leemos en medios de comunicación sensacionalistas y amarillistas. En todo caso las reflexiones pueden hacerse frente a ¿por qué las mujeres recurren a un aborto? ¿Qué derechos no se garantizan y cómo pueden responder las políticas públicas?

En Guatemala no es punible el aborto terapéutico, este es el que se practica cuando está en riesgo la vida de la mujer. Aunque existen recomendaciones internacionales para que las legislaciones avancen y no restrinjan este derecho, muchas son las acciones regresivas que realizan diputadas y diputados.

Que sea legal y despenalizado no quiere decir que todas las mujeres realizarán un aborto, y tampoco se acabarán o desaparecerán si no se habla del asunto.

Para mí, informarme fue importante, ya que a través de información laica conocí que el aborto no es como lo pintan en Google o los volantes. Escuché cómo en países que se legaliza disminuyen los casos porque no solo se avanza en legislación sino que se garantiza educación integral en sexualidad, servicios de salud sexual y reproductiva pertinentes y al alcance de las mujeres.

Entendí que todas las mujeres tienen el derecho a vivir libres y plenas, y esto implica que tengan herramientas de decisión que las aleje de un embarazo no deseado y por ende de un aborto. Si una niña, adolescente y mujer tiene en sus manos información, puede tomar decisiones sobre sí misma y construir proyectos de vida. La comunidad y sociedad en donde habita avanzará y se desarrollará plenamente.