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Virginia Laparra: si pretendían matar esa parte de mi vida, fracasaron. Me sigue gustando el derecho

Han pasado 25 días desde que la exfiscal de la FECI de Quetzaltenango, Virginia Laparra, salió de prisión después de casi dos años. Ahora, ella se está reintegrando a su círculo familiar y social a pesar de la experiencia que pasó, la cual recuerda como traumática al estar separada de sus hijas. Laparra habló para Prensa Comunitaria sobre cómo fue su regreso a Quetzaltenango y de la necesidad de salvar al sistema de justicia de lo que considera es un cáncer.

 

Por Shirlie Rodríguez 

El 4 de enero por la noche, día en que quedó libre, Virginia Laparra recordó cuando era niña. Su mamá le decía que cada vez que regresaban de un viaje largo ella suspiraba mientras el aire frío de la ciudad llenaba sus pulmones como diciendo: volví a casa. Así sintió su regreso a Quetzaltenango, su ciudad natal, después de 23 meses de estar detenida en el Centro de Detención Preventiva Matamoros en la ciudad capital de Guatemala.

Su primera parada fue el parque central de Xela. Ahí la esperaba un grupo de personas que le dieron la bienvenida, a muchas no las conocía, pero también estaban amigos y familiares. Después se dirigió hacia su casa. Allí la esperaban más amigos y familiares, la abrazaron, rieron juntos y se reconocieron tras dos años de ausencia. 

La fiesta de bienvenida para Virginia duró hasta la 1 de la madrugada. Cuenta que durmió un poco y al despertar pensó que seguiría descansando y no iba a levantarse, pero ella es una mujer inquieta y decidió bañarse. A las pocas horas su casa se llenó nuevamente de personas para festejarla, porque el 5 de enero cumplió 44 años. Llevaron mariachis, pastel, comida típica de Xela y más abrazos, más personas con quienes reencontrarse.

Así pasó un segundo día de festejos hasta la madrugada del día siguiente. 

Virginia fue la jefa de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) en Quetzaltenango. Denunciar al juez Lesther Castellanos llevó a que iniciaran dos procesos en su contra, que bien pudieron ser conocidos por la vía administrativa, pero fue todo lo contrario; ella pasó casi dos años en una prisión de máxima seguridad. 

Además de Castellanos, la Fundación contra el Terrorismo, el Ministerio Público (MP) y el abogado Omar Barrios fueron parte de los casos para acusar a Laparra. El delito por el que fue condenada, el 16 de diciembre de 2022 porque se dijo que cometió abuso de autoridad en forma continuada; el segundo caso aún está pendiente de iniciar. En este Castellanos la denunció por supuestamente brindar información que estaba bajo reserva.

Laparra lleva 25 días fuera de la prisión y empieza a reintegrarse a su familia y círculo social. Dice que hay momentos difíciles, como ver el rostro de sus hijas, que no es el mismo que dejó dos años atrás. 

“Es como que estuviera viendo una película y de repente le ponen pausa. Después le ponen play y sigue, pero ya no es la misma que estabas viendo hace un momento, pero no cambiaron de cassette, ni de canal. Solo fue eso, presionar la pausa por dos años”, así fue como Virginia describió la separación con su familia. 

Una de las primeras cosas que hizo en los primeros días de libertad fue comer en Xelapan, una cafetería tradicional en Quetzaltenango y también buscó pan y chocolate de la Vienesa, un negocio local con mucha tradición entre las personas quetzaltecas, pero que tiene su origen en Totonicapán, el departamento vecino que está a 19 kilómetros de la cabecera municipal.

“Es algo que no se puede disfrutar de la misma forma en las condiciones que estaba”, dijo. 

Virginia es una abogada quetzalteca que forma parte de una lista de más de una docena de operadores de justicia, hombres y mujeres, que han sido criminalizados por su trabajo anticorrupción entre el 2015 y 2019. En el caso de Virginia estuvo en prisión y otras personas están en el exilio. Esta es la conversación que ella sostuvo con Prensa Comunitaria para profundizar detalles. 


¿Cómo ha sido la reintegración a su círculo familiar y de amistades ahora que salió de prisión?

Creo que he sido buena para integrarme. Todos los que me conocen saben que no espero mucho a que me integren, yo me integro solita.

Las cosas en mí casa no son iguales. Mis hijas tienen dos años más, no son las personitas que yo dejé. La sensación es extraña.

Ahora me ha tocado preguntar, esto cómo lo hacemos y me responden: “Mami, esto ya no lo hacemos así o eso ya no lo cocinamos así”. Por ejemplo, cuando fuimos a hacer las primeras compras algunas cosas habían cambiado, ya no tienen los mismos gustos.

No ha sido fácil, pero hago el intento y les digo que cuando ande desubicada que me avisen. No se trata de que se habitúen a mí. Yo me quedé atrapada en el tiempo, entonces es obvio que la que tiene que evolucionar soy yo. La que no entiende ahorita cuáles son los cambios soy yo, y eso lo entiendo muy bien y es difícil. Es irte poniendo al día. 

 ¿La percepción del tiempo se siente diferente?

Es muy distinta. Había tiempos en los que no sabía qué hora era, qué día era. Hay momentos en los que pierdes totalmente la noción del tiempo, buscas mecanismos para recuperarlo. Conmigo fue hasta que pasaron meses que me prestaron un calendario porque ni sabía qué día de la semana era. Sabía porque llegaba la visita, pero sí llegas a perder la noción del tiempo.

Por supuesto eso pesa, marca. Pero aquí afuera puedo saber qué hora es y puedo organizarme. Pero allá adentro (la cárcel) también debes organizarte sino la vida se hace imposible. 

Afuera tienes dominio de lo que haces y de lo que quieres hacer. Allá adentro todo está fuera de tus manos, dependes para absolutamente todo. Entonces sí, la percepción del tiempo es muy distinta. 

En las audiencias habló sobre la atención precaria en salud del Sistema Penitenciario, ¿cómo se encuentra de salud después de estar en prisión?

El tema de la salud fue bastante complejo, muy burocrático. Más que burocracia es una falta de voluntad.  

Para todo hay procedimientos, solo es de seguir los procedimientos y las cosas se deben dar, pero conmigo fue más tardado de lo que cualquier persona podría soportar. Gracias a Dios, sobreviví. 

Tengo bastantes secuelas. Me quitaron la matriz porque no tenía posibilidades de salvarla en las condiciones y los tiempos que manejó el Sistema Penitenciario y el Organismo Judicial para que me atendieran, tuve tres intervenciones.  

Ahora me toca ir haciendo todos los chequeos posteriores, porque quedan secuelas y yo creo que más que hubiese sido alguna mala práctica, no es eso, sino el estrés que afecta.

Dormir… Mis hijas podrían decir que no duermo. Ahorita casi no estoy durmiendo porque estando en prisión necesitaba ayuda con medicamentos para poder conciliar el sueño y después de dos años sin dormir naturalmente, pues en un par de semanas no cambia de la noche a la mañana. 

Te quedan muchas secuelas y tienes que irlas tratando una a una y darle tiempo para que tu cuerpo reaccione bien y aguante. 

Foto: Emmanuel Andrés

Si tuviera que hablar en tercera persona de Virginia Laparra, ¿qué contaría de ella? 

Virginia ha sido siempre una persona bastante inquieta. Muy inquieta. Tiene mucha energía, no se puede estar quieta, sus amigos lo saben y su familia más.

Le gustan los deportes: caminar, correr. Siempre le gustó el baloncesto y el fútbol, lo jugó. Le gusta nadar, le gusta leer, le gusta hacer tantas cosas y a veces muchas cosas a la vez. Parece que no tiene paz haciendo miles de cosas. 

Su risa es un poquito sonora, yo sé que cuando llegaba a lugares donde trabajaba sabían que había llegado porque su risa se escuchaba desde lejos. 

De hecho una vez me contó que un su amigo la estaba buscando en el IRTRA (Instituto de Recreación de los Trabajadores de la Empresa Privada) en esos mares de gente y de a poquito cuando se reía la encontró. Yo creo que es una persona alegre en general.

Tiene sus momentos, como todas las personas. Es muy dedicada, muy persistente y no se rinde. Ha fracasado muchas veces. Hasta aquí siempre se ha levantado y se espera que ella siga haciendo lo mismo.

Ama a sus hijas con todo su corazón, es lo que más le ha afectado en este proceso, su familia es su adoración, ama a su perro, a sus mascotas. 

Le gusta tener todo en su lugar, a veces eso le ocasiona un poquito más de trabajo, pero no importa, ella madruga, ella amanece haciendo las cosas. Creo que lo que más la caracteriza es su energía.

¿Y esa energía fue la que le ayudó mientras estuvo en prisión?

 Creo que más que eso fue el amor y el cariño de la familia y amigos más cercanos que estuvieron para levantarme. 

En una situación así te das cuenta que puedes tener mucha energía, pero no hay fuerza de voluntad que alcance. Así que necesitas de mucha ayuda y la recibí de estas bellas personas que estaban conmigo. Mi hermano, mi tía, mis hijas fueron excepcionales. 

¿Cuál es su situación profesional actual? ¿Quiere o puede ejercer el derecho?

Mi situación laboral ahorita es compleja, estoy suspendida. Pero si tu pregunta es si yo me quisiera seguir dedicando al área del derecho después de todo lo que me pasó, sí, eso no cambia nada. 

Esta experiencia fue bastante traumática, pero mi abuelo decía que si haces lo que te gusta, vas bien encaminada y esto me gusta. Entonces, si lo que pretendían es matar esa parte de mi vida, fracaso total. A mí me sigue gustando el derecho. 

¿Cuál fue el desafío más importante que le tocó asumir siendo jefa de la FECI y cómo lo tuvo que enfrentar? 

Comprender, ir hilvanando esos hilos, porque al investigar la corrupción jalas un hilito y te sale un caso, jalas otro y te sale otro caso. Lamentablemente la corrupción está tan enraizada en nuestras estructuras de Gobierno. Por decirlo de una forma metafórica, entras en un túnel y crees que vas a salir a la derecha y sales por el norte.

Ese creo que es el reto más grande para alguien que tramita o investiga casos como estos, saber que no van en línea recta las investigaciones. También tener la capacidad de organizar, entenderlo y saber manejarlo, no solo para hacer la investigación de manera ordenada, sino también para judicializarlo.

¿Cuéntenos cómo llegamos hasta acá, qué provocó que la criminalizaran de esta forma?

Quizás el hecho de querer dejar un precedente en el que a un juez no se le denuncia. Eso puede ser. Porque denuncias administrativas han existido por centenas. Virginia Laparra no es la primera que denuncia y se sale del guacal. Es una práctica constante porque es una obligación y un deber. 

Pero si eres la única persona a la que procesan por algo que han hecho centenares de personas, te pones a pensar cuál es el objetivo. Es como si todas las personas usaran blusa roja y de repente tú te pusieras una blusa roja y te meten a la cárcel por eso, entonces no entiendes nada. 

 ¿Cree que la criminalización en su caso tuvo una carga de género? ¿Cómo se expresó? 

Por supuesto, eso sí es indiscutible. Una carga misógina muy fuerte. 

Recuerdo que en una audiencia se le presentó una línea del tiempo a las personas que estaban ahí -los denunciantes- pero era un papel grande, lo que hizo esa persona fue doblarlo y apacharlo con el codo. 

¿Qué significa eso? yo te aplasto, te tengo bajo mi dominio. Esa es una expresión clara de intento de humillación. 

En las audiencias cuando ustedes ya no estaban (los periodistas), personajes como estos iban diciendo cualquier tipo de cuestiones peyorativas detrás de los guardias, conmigo esposada. 

Las audiencias no dejaban de ser agresivas, había expresiones misóginas para mis abogadas en especial para Wendy López. Es una cuestión de género, de este lado había puras mujeres, del otro no. 

Si retrocediéramos el tiempo ¿qué señales de peligro pudieron advertir todo lo que pasó y prevenirlo?, ¿hubo algún momento de quiebre? 

Señales de que esto era un tema, con todas las connotaciones que hemos hablado, desde 2017, cuando empezó el ataque mediático, el ataque por redes fue muy intenso, fue muy fuerte. Te digo que no eran mensajes de una vez al mes, sino de varias veces al día, los 365 días del año. Como profesional, como mujer, como persona me enseñaron siempre a hacer una buena inversión de mi tiempo y mis recursos, así que jamás me volteé a contestar o a pelear, pero sí fue desde siempre. Estaban los tuits de: “La vamos a meter presa”, “tenemos una orden de aprehensión”. 

¿Cómo se ha reflejado el deterioro al sistema de justicia en el país en los últimos años?

Yo creo que el debilitamiento del sector de justicia se puede observar cuando se monopoliza. ¿Qué quiero decir? Todas las instituciones tienen determinados procedimientos para repartirse el trabajo, a los fiscales les pagan por investigar, a los jueces por juzgar, a los funcionarios administrativos judiciales por tramitar y así cada quien en distintas instituciones.

Entonces a ti te toca el uno, a ti el dos, a ti te toca el tres, pero ¿qué pasa cuando determinados casos van a caer con las mismas personas? Estás viendo que algo sucede ahí porque no es impartir justicia, empiezan a escoger determinados elementos porque ya saben que esas personas seguramente van a resolver como determinados personajes lo quieren.

Entonces, es una señal muy clara de que algo está pasando, cuando las cosas no se reparten como se deberían repartir. Yo creo que ese podría ser un ejemplo, de lo que desde mi perspectiva, pude ver en este tiempo. Todo empezó a conducirse a determinado lugar, no circulaba de manera normal. 

¿Cómo se puede desentrampar esto?

Pongamos a funcionar el sistema como realmente es. Los sistemas necesitan mejorarse, necesitan estar evolucionando para que mejoren, para que puedan utilizarse para el servicio público, para que la aplicación de la justicia sea de una manera adecuada. 

Todos estos procedimientos funcionan con personas, si las personas son las que no funcionan es lo que hay que hacer, ir limpiando las instituciones para que los mecanismos funcionen tal cual deberían de ser. 

“Yo sentí como que estaba doblemente presa si eso es posible”

Mientras usted estaba en prisión pasó todo el proceso electoral. ¿Se enteraba de estos casos?, ¿qué pensaba sobre la posibilidad de la cooptación total del Estado y que transitamos hacia el autoritarismo?

Sí, tuve conocimiento. Allá adentro no tienes mucha posibilidad de enterarte en el momento y las pocas posibilidades de escuchar o enterarse de las noticias era por medio de visitas, que me contaban y me llevaban notas periodísticas.  

Esa era la regla. Por favor, si me vienen a ver me tienen que traer algo del mundo exterior para que yo me entere (ríe). Entonces poco a poco me fui enterando de eso de la judicialización del proceso electoral, algo sin precedentes porque era una cosa novedosa. Entonces, sí, la pregunta es si me enteré, tarde pero me enteré.  

Así como íbamos yo pensaba que para este año íbamos a estar todos en un campo de concentración, o sea, yo estaba en la cárcel y pues seamos sinceros, ¿teníamos alguna posibilidad de tener algún cambio? Pues no. Yo pensaba: ya tendrán construidas más celdas, solo falta que nos clasifiquen. 

Allá adentro eso era lo que pensaba. Estás en una prisión de máxima seguridad, ¡qué otra cosa se podía pensar! Lo de la USAC me enteré muy tarde, ya había pasado todo y me tuvieron que contar toda la historia y ya había terminado. 

¿Cómo se enteró de la detención de su abogada Claudia González?

Me enteré ese mismo día porque llegó uno de mis abogados a decírmelo.  Lo que recuerdo es que esa mañana alguien mencionó que de afuera venía la noticia de que detuvieron a algún profesional que estuvo el fin de semana aquí (en Matamoros), esa fue la noticia que tuve inicialmente.

Siempre esperas que no sea tu abogado, aunque dadas las circunstancias era muy probable que sí. Pero en el transcurso de la mañana llegó otro de mis abogados y no necesitó decirme mucho. Cuando salgo y me avisan que me están buscando, veo la expresión y lo entiendo todo.

Algo muy malo estaba pasando. Aquellas murmuraciones o comentarios que había escuchado finalmente sí eran eso de: piensa mal de acertarás.

Estando en una condición tan complicada, como en la que yo me encontraba, todo lo que yo esperaba era que me estuviera volviendo más loca de lo que ya estaba y que solamente me estuviera imaginando o estuviera entendiendo mal lo que estaban diciendo. Pero no, cuando veo a mi abogado llegar, en un día que no habíamos quedado, a una hora que usualmente no llegaba y al verle la expresión que tenía, eso lo explicaba todo. 

No necesitó decirme nada, me abrazó y pues lo entiendo. Después me dijo lo poco que sabía. Sentí como que estaba doblemente presa si eso es posible, cómo te sientes en un lugar así, cuando tu abogada se la llevaron para la cárcel también. Era como si le hubieran agregado otra puerta a mi celda. Así lo sentí. 

¿Cómo se comunicaban entre ustedes?

Con Claudia lo que hacíamos era mandarnos los mensajes con nuestros abogados. Pedía que le dijeran que la abrazo, que le eche ganas, que levante el ánimo, claro que levante el ánimo cuando una se está partiendo en pedacitos. 

Foto: Prensa Comunitaria

 ¿Y cuál fue su reacción al verla cuando ella salió de prisión?

¡Enloquecí! La vi, la escuché, yo dije: esa voz la conozco. “Me pareció escuchar a un lindo gatito”, y sí, escuché a un lindo gatito. 

Escucharla y verla fue una cosa maravillosa. Era como abrir un agujerito en la oscuridad. Hay una estrellita ahí. Fue maravilloso verla y sentirla en libertad, aunque no fuera necesariamente mi libertad. Fue una cosa sensacional. 

Si fuera posible que usted pudiera ahora pedir medidas de reparación por todo el daño vivido, ¿qué pediría?

No sé. Creo que habría que preguntarse cómo te pueden reponer dos años de tu vida. Es difícil.

La única forma de reparar que tiene un Estado es el económico, pero eso no me va a devolver todo lo que perdí en todo este tiempo y que no voy a recuperar jamás. No voy a recuperar los dos años de mis hijas, no voy a recuperar todo lo que ellas se enfermaron por todo esto.  No voy a recuperar mi matriz, no voy a recuperar la salud que tenía en aquel entonces.

Son daños causados que, realmente, no tienen reparación. ¿Cómo haces para volcar el reloj de regreso? No se puede. 

¿Cree que la persecución hacia operadores de justicia se detendrá?

Tú nunca sabes cómo va a evolucionar. Es una cuestión que es totalmente imprevisible, desde mi punto de vista. Entonces, yo diría que hay que estar siempre alertas porque vivimos en un Alka Seltzer (medicamento eferversente para la acidez estomacal).

El asunto es que Guatemala es tan alegre y controversial. Un amigo lo decía y tuve tiempo para meditar en eso: lo que pasa es que una cosa es noticia de hoy, mañana otra cosa, son como las olas del mar, viene una ola, te dio vueltas, pero ya viene una nueva y se te olvida la anterior.  

Creo que eso nos pasaba porque no seguimos en las mismas condiciones y hemos tenido un cambio. Es un cambio positivo, creo que ya no se nos olvida que pasó una ola y que se fue y que entonces ahora viene la otra y voy olvidando. Creo que vamos aprendiendo a tener esa cultura de memoria histórica que nos va a servir de mucho. 

Hemos cambiado como sociedad al tener una memoria histórica y, no estoy hablando de tener resentimiento y no olvidar, sino de tener claro cómo vamos hacia el futuro. Hay que estar pendientes, puede evolucionar de diferentes formas. Nuestra historia nos lo ha demostrado. Pero como sociedad hemos evolucionado de una forma positiva. 

Los pueblos originarios han evolucionado de una manera maravillosa, han reaccionado de una forma maravillosa y nos han dado una gran lección a todos. Entonces, sí, creo que vamos dando pasos firmes para ir aprendiendo cómo enfrentar este tipo de contrariedades. 

 

¿Cómo recibió el apoyo de la ciudadanía? En cada marcha o manifestación había pancartas que exigían su libertad

Yo me enteré por mis visitas y abogados que me lo contaban. Era una cosa maravillosa. Eran acciones que valían mucho aquí en el corazón. No tenía contacto con el mundo, el mundo no lo podía ver, pero el mundo sí te puede ver a ti. 

Fotografías, vi muchas fotografías, me las imprimían y me las llevaban y yo decía: “¡Ahí estoy yo en un cartel, qué emoción!”

Jamás imaginé estar en una pancarta para exigir la liberación, es algo que no tienes contemplado en la vida. Pero era tan cálido para el corazón saber que la gente tiene solidaridad contigo y tiene tantas muestras de cariño y de apoyo, que aunque creen que no pueden hacer nada, solo con eso me decían mucho. 

Llegas a pensar a veces que si eso era lo que había que pasar para conocer gente tan bonita, valió la pena. No quisiera pasar por eso de nuevo, pero vamos a que conocer personas tan lindas, atravesando esta experiencia podría ser uno de los objetivos de todo. 

Foto: Prensa Comunitaria

¿Dimensionó la reacción a nivel internacional pronunciándose para exigir su libertad? 

Sí. Fue sensacional. Pero verlo desde adentro es estar en un momento de letargo. Tuvo que haber sido muy impactante para la sociedad saber que una cosa tan agresiva nos puede pasar a cualquiera en cualquier momento si seguimos como vamos. 

Pero sigo tratando de entender la pregunta que todo ser humano se pregunta por naturaleza: ¿por qué yo? pero ya logro tener un poco de conciencia y conforme pasan los días tengo más conciencia de lo que esto significó en su momento. Dentro y fuera de las fronteras de Guatemala. 

Sobre el sistema de justicia, ¿si fuera un enfermo muy grave y usted su médica de cabecera, cuál es el primer tratamiento que le aplicaría?

Pues le quitaría todos esos miomas (tumores) que le están haciendo daño y le están haciendo un cáncer terminal, eso haría yo. 

Le quitaría todos esos personajes que se dedican a podrir el sistema, porque eso es lo que hacen los indicios del cáncer, empezar a matar todo el tejido bueno. Hay que operarlo, darle tratamiento y seguir vigilando porque regresan.

Aplicado con lo que me pasó a mí, (el sistema de justicia) es una matriz que tiene miomas y hay que quitarlos para que no le de cáncer. Hay que seguir haciendo el control porque si no esos miomas regresan y terminan siendo un cáncer que termina matando a la sociedad.  

¿Qué sueña Virginia Laparra? -a nivel profesional y familiar- 

Virginia sueña despierta todo el tiempo. Mi mamá me decía que hablaba sola de niña, tenía amigos imaginarios y hablaba con las personas de los juzgados antes de que eso pudiera ser realidad y yo estudiara derecho. 

Son tantas cosas con mi familia. Seguir acompañando a mis hijas para que se puedan desarrollar de la mejor manera, para que sigan siendo más independientes y para que tengan la capacidad de tomar decisiones. Que se sigan encaminando en sus estudios, que sigan cultivando lo moral y emocional, que tanto se ha perdido en este país, y que sigan siendo felices, las niñas felices que son, que sean adultos felices porque eso es saludable a una sociedad. Entonces de mi parte lo que tengo planificado es entregar a la sociedad a dos personas felices para que sean luz y no tropiezo para nadie. Que sean dos personas felices, porque la gente feliz funciona. 

Con relación a lo profesional, en este momento solo te puedo decir que no sé nada. No sé exactamente qué voy a hacer. Pero el plan es seguirme preparando. 

Si Dios me da la oportunidad de volver a servir en este país, pues bien, lo haré feliz y encantada de la vida. Si no, pues igual encontraré algo que hacer en esta rama o algún proyecto en el que voy a desarrollarme. 

Lo que sí es seguro es que quieta no me voy a quedar porque siempre estoy en busca de algo más, entonces no me da pena con eso, sé que Dios siempre tiene un camino maravilloso para todos y lo tienen para mí también. No tengo una respuesta clara ahora. No tengo la más remota idea.

Estoy aprendiendo a caminar literalmente. En el área personal, seguir haciendo ejercicio, seguir tratando de sanar porque es un proceso. Quiero sanar para no estar regresando a aquellos momentos traumáticos. Sanar es un objetivo que tengo, porque si no eres un enfermito ahí por todos lados y si mi objetivo es enseñarles a mis hijas ser unas personas saludables, debo empezar por hacerlo yo.

En general planeo seguir siendo feliz y poderle dar felicidad a las personas que están a mi alrededor.

Lo que hago ahorita es barrer, trapear, arreglar cosas porque hay muchas cosas que arreglar, porque no conozco en dónde está cada cosa. Poco a poco ir arreglando cada área de mi vida y seguir quitando lo que ya no usas. 

Sobre todo ser feliz. Es lo que tengo planeado y me quiero ir de paseo a todo el mundo, ahorita tengo que pedir permiso para salir pero con el tiempo eso pasará.  Entonces, pues trabajar para irme de paseo por todo el mundo.  

¿Qué mensaje le enviaría a la población que estuvo pendiente del caso y apoyándola?

La capital me adoptó de una manera sensacional, quiero agradecer eso puntualmente. Yo no soy capitalina, pero la ciudad capital me acogió, ahora la siento mi tierra también. Tengo de recuerdo ese momento tan álgido de mi vida pero me acogieron de una manera sensacional como si hubiese sido mi tierra. 

A todas las personas que estuvieron pendientes les digo que les agradezco en el alma todo ese apoyo, porque cada nota, cada palabra que me enviaban, cada acción que realizaron fue siempre sensacional.

Fue muy lindo para mí y les agradezco en el alma todo ese apoyo porque una a una me ayudaron para sobrevivir, entonces, les debo la vida. Gracias. 

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Virginia Laparra fue dejada en libertad por un fallo de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), que ordenó al Tribunal Octavo otorgarle la libertad por haber cumplido el 45 % de los años de prisión conmutables que ese tribunal le impuso el 16 de diciembre de 2022.

Laparra enfrenta un segundo caso que se conoce en la ciudad de Quetzaltenango, del que por ahora hace falta que la CSJ conozca las apelaciones del MP y querellantes en este caso. Mientras tanto el      22 de enero se confirmaron las medidas sustitutivas que le permiten seguir el proceso en libertad condicional.