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Un nuevo capítulo en la historia menstrual de Guatemala

Fotografía: Karen Lara

En la caravana por el Día de las Mujeres en Guatemala, una de las pancartas llevaba el mensaje “el patriarcado arruinó mi menarquía”. Menarquía es el nombre que se le da a la primera menstruación. Y es que a pesar de ser un proceso biológico y un signo de salud en la vida de las mujeres, es un tema rodeado de silencio, desconocimiento y estigmas. Desde la falta de datos hasta los prejuicios, diversos factores obstaculizan el autoconocimiento de las mujeres y niñas sobre sus cuerpos. Ante esta problemática, PERIOD Guatemala plantea hacer frente con investigación, activismo, servicio y educación, y ahora con una iniciativa de ley para el fomento de la salud menstrual digna.

El capítulo de PERIOD es el primero en Centroamérica e inicia en el 2019 y se agrega un cuarto eje de trabajo: la investigación. Y es que, como menciona la coordinadora de investigación Marcela Reyes, a diferencia de EEUU en Guatemala no hay datos previos sobre las experiencias menstruales.

El reto de la investigación

La investigación es el cuarto pilar del trabajo que realiza PERIOD Guatemala, y uno de los más complejos. Ante la falta de datos oficiales, Marcela Reyes comenta el reto de recopilar datos, analizarlos, presentarlos y evidenciar que la desigualdad en el acceso a productos de gestión menstrual afecta al desarrollo de las niñas y mujeres en Guatemala, sobre todo en contextos de vulnerabilidad.

– En Guatemala no tenemos datos sobre cuántas mujeres tienen dismenorrea, cuántas tienen endometriosis u ovario poliquístico. Lo más difícil es que cuando una está recolectando datos no quiere solo darlos y ponerlos en una interpretación libre, sino compararlos con datos anteriores o un marco de referencia. 

Ese marco puede decirse que es inexistente en Guatemala. Es por ello que han estado construyendo una biblioteca virtual donde recolectan fuentes que han hablado o mencionado el tema de la menstruación en Guatemala, sin embargo no son fuentes estatales ni a nivel nacional, sino investigaciones muy específicas.

– Incluso el único informe que tenemos de salud materno infantil, que desde mi perspectiva debería incluir algún apartado de menstruación, no tiene ninguno. No habla en ninguna parte de menstruación, de condiciones menstruales, nada. Entonces es muy difícil. Los únicos datos anteriores que tenemos son de las tesis, que también por lo mismo no abarcan la región, a Guatemala, sino a una población específica.

Los descubrimientos: menstruaciones precarizadas

A raíz del trabajo de investigación, PERIOD ha identificado una serie de problemáticas que viven las mujeres por la falta de acceso a salud menstrual. Por ejemplo, de acuerdo con las estadísticas de calidad de vida y condiciones de vivienda en Guatemala descubrieron que, dependiendo del departamento, 3 o 4 de cada 10 mujeres una vez al mes se enfrentan al dilema de comprar alimentos o comprar toallas sanitarias.

Otro contexto especialmente difícil son los centros penitenciarios. Algunas de las experiencias más impactantes han sido los testimonios de las privadas de libertad que no pueden acceder a productos de gestión menstrual, ya que para ello necesitan que sus familias les lleven los insumos o tener capacidad de hacer intercambios dentro del centro. Como menciona Marcela:

– Ellas tienen que ver la forma de gestionar su sangre. De las cosas que más me impactó fue escuchar cómo lo hacen, por ejemplo introduciendo toallas húmedas dentro de su canal vaginal, también introduciendo pedazos de tela de sus blusas, cortar sus blusas y tener que introducir eso en su canal vaginal. Otra de las cosas es periódico, también he escuchado a muchas mujeres que usan periódico como un tipo de toalla sanitaria.

Andrea Reyes, directora ejecutiva de PERIOD Guatemala, menciona que generalmente las personas no logran dimensionar la problemática que significa no tener acceso a salud menstrual, la cual implica no solo el acceso a productos, sino la atención ginecológica especializada y el acceso a servicios básicos.

– Agua, jabón, una infraestructura, un baño, donde poder bañarme, dónde poder limpiarme, dónde poder cambiarme. El hecho de algunas veces tener que debatirse entre comprar un producto de gestión menstrual o comer, obviamente vas a elegir comer antes de tener algo con qué menstruar, y eso te acorrala y te obliga a quedarte encerrada en tu casa un par de días mientras menstruas o a utilizar productos que no son adecuados para esto y pueden llegar a ocasionarte infecciones, enfermedades, entre otras cosas.

En el trabajo que han realizado con municipalidades y personal de salud, la coordinadora académica y de proyectos Alejandra Castillo menciona que han visto cómo para muchas mujeres, especialmente lejos de ciudades, han tenido que ver a los productos de gestión menstrual como un suplemento y no como una necesidad básica. Otro ámbito preocupante es el desconocimiento de las mujeres sobre sus propios cuerpos. 

– Tuvimos un taller con personas de salud en la municipalidad. Y dentro de las preguntas que me hizo una de las señoras que era parte del grupo de enfermeras y comadronas contó que una señora en esos había llegado diciendo que ella no entendía por qué la panza se le hinchaba cuando estaba embarazada. Le contestaron que, como ellas dejan de menstruar esos 8 o 9 meses, la sangre se va acumulando en el cuerpo. 

Es entonces donde también conocieron la falta de información que puede tener el propio personal de salud sobre el ciclo menstrual. En ello se vincula el eje de educación, donde además de dar talleres y capacitaciones también organizan “fiestas de empaque” fiestas donde las personas que participan en la actividad donan y empacan productos de gestión menstrual. En esta dinámica, menciona Marcela:

– Generalmente las bolsas que empacamos tienen 15 toallas, 9 de noche y 6 de día aproximadamente, que cubren en promedio un periodo menstrual, tres días de periodo menstrual.

Los talleres han sido impartidos en escuelas, colegios y universidades.

Contra el estigma menstrual

Respecto a los motivos por los cuales hay tan pocos datos e investigación acerca de la menstruación, uno que resalta es el tabú y estigma hacia la menstruación, conocido como estigma menstrual. Para Marcela Reyes, estos pueden tener tres causas: religiosas, culturales e históricas.

El tabú religioso acerca de la menstruación se puede evidenciar en los libros sagrados de distintas adscripciones. Por ejemplo, algunos textos hablan de que la mujer que está menstruando está impura, o que la mujer que menstrua “es un demonio que puede pasarse llevando todo a su paso, que pudre frutas o que lastima a hombres”.

– Son estos mitos alrededor de la menstruación, que desde los tabúes religiosos empiezan por la tradición escrita y oral. Incluso en algunas religiones hay mitos de purificación después de la menstruación, que las mujeres después de menstruar deben ir a un lugar específico a purificarse, a bañarse, porque si no lo hacen pueden hacerle daño a las personas que viven con ellas.

Luego están los mitos culturales, aquellos basados en creencias comunes como que una mujer o niña que está menstruando no puede realizar ciertas actividades porque arruina los elementos a su alrededor, como subir a árboles frutales, batir huevos o leche. 

En ese orden de ideas, se suman los mitos y estigmas históricos acerca de la menstruación, basados en que las mujeres no tengan conocimiento sobre sus cuerpos. Como lo han señalado diversas feministas, la medicina occidental sobre la anatomía femenina ha estado permeada por estereotipos misóginos que han impedido una atención digna.

Como menciona Marcela, la vinculación que se hace de las mujeres con la naturaleza también ha sido fuente de miedos, mitos y estigmas, lo cuales dificultan el entendimiento y conocimiento de los cuerpos.

– Creo que de las formas más efectivas de alejarlas de su autoconocimiento es provocarles miedo. Si te provocan miedo sobre algo que es natural no te vas a acercar a ello a menos que te informes y conozcas, que alguien te diga que no es así. Muchos de esos mitos vienen de la idea de que la mujer que menstrua es un ser poderoso, conectado con la naturaleza, con los ciclos lunares. Entonces algo que no se entiende es algo a lo que hay que temerle y muchas veces se hacen estos mitos inexplicables. 

Legislando por una menstruación digna

Menstruar es político, en múltiples sentidos. Desde lo simbólico que es hablar colectivamente sobre la menstruación, hasta las luchas dentro del Estado para transformar y garantizar condiciones dignas para menstruar. Para lograr esto, Andrea Reyes resalta las alianzas y redes que se han tejido en distintos lugares del país.

– Para nosotras ha sido muy importante construir en red, poder crear estas alianzas con diferentes organizaciones y colectivos, incluso con organizaciones de gobierno que nos han apoyado a poder regionalizar nuestro trabajo. Al inicio era bastante urbano, por el hecho de que éramos voluntarias que vivíamos más que todo en la ciudad. Poco a poco pudimos ir construyendo redes en otros departamentos, por ejemplo en Cobán, San Marcos, Xela. 

Además de las alianzas, un paso fundamental fue encontrar estrategias sobre cómo abordar la dignidad menstrual como una problemática y demanda colectiva. Como menciona Alejandra Castillo

– Mucha gente te dice, “bueno si tanto es un problema enseñame datos” y ahí es donde también es un desafío porque no hay datos concretos, no hay investigaciones completas. En PERIOD justamente se usa esta frase de que lo esencial es invisible a los ojos, como es un tabú mucha gente no lo habla y se plantea cómo este problema que no existe, pero sí existe, lo que pasa es que entre las mujeres no se ha abierto este espacio para poder decir “hoy tengo mucho dolor, tengo esta alteración y no puedo hacer mucho esfuerzo hoy”. Por eso también buscamos romper este tabú para poder hacer a la gente más cómoda de hablar del tema para que se empiece a tratar como un tema de salud, un tema de sociedad, más que como uno muy  propio, personal o íntimo. 

Trasladar una vivencia personal al ámbito público ha sido una de las grandes apuestas del feminismo. De ahí la frase “lo personal es político” se vincula tanto con las experiencias de las mujeres, y la menstruación es un ejemplo claro. En ese camino, PERIOD se propuso generar una propuesta de ley que permitiera visibilizar la problemática y transformar la vida de las niñas y mujeres guatemaltecas.

Este camino comienza con la revisión de experiencias previas, algo que Alejandra realizó revisando legislaciones menstruales y lecciones aprendidas en otros países.

– Hay países que hablaron de quitar impuestos a productos menstruales, esta famosa tasa rosa en la que los productos de necesidad básica son tratados como productos de lujo con un impuesto que eleva el precio para las personas que luego deben decidir qué producto comprar. Otros están viendo el tema de licencias para poder ausentarse durante esos días. También están los que dan productos de gestión menstrual en instituciones públicas, escuelas, colegios, orfanatos. Entonces por allí se empieza a agarrar la temática, la de educación, tratar el ciclo menstrual como algo más establecido y que sea como un requisito. Desde allí empezamos a armar el proyecto de ley.

Los ejemplos de otros países eran muy interesantes y diversos, todos acompañados de educación menstrual. De esta cuenta, Andrea Reyes cuenta que les pareció importante construir una propuesta en torno a las realidades de Guatemala. Es entonces cuando inician diálogos con la Comisión de la Mujer del Congreso en el 2021.

– Entramos a la comisión de la mujer el año pasado entre finales de febrero y principios de marzo con la propuesta, no de la iniciativa sino la propuesta del tema, a explicar por qué era relevante, el trabajo que habíamos hecho y lo que habíamos descubierto en el camino. Y realmente los diputados y diputadas se mostraron bastante interesadas en la temática. Decidieron apoyar una propuesta de iniciativa de ley en la que se plantea básicamente que exista, con el apoyo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social -MSPAS-y el Ministerio de Educación -Mineduc-, proyectos de educación menstrual en las escuelas y que exista una distribución gratuita en centros escolares, centros de salud, centros de migrantes, centros penitenciarios, hogares seguros, centros psiquiátricos, entre otros. 

Esta iniciativa de ley fue presentada por la diputada Andrea Villagrán en conjunto con las diputadas Sonia Gutierrez, Ligia Hernández y Evelyn Morataya el 1 de marzo de 2022.

 Lo que caracteriza a esta ley es que, a diferencia de las propuestas en otros países, no se basa en quitar el impuesto a los productos menstruales sino a utilizar los impuestos recaudados para subsidiar la distribución gratuita de estos en centros públicos. Como explica Andrea:

– Básicamente es como una manera de darle la vuelta a estos impuestos que pagamos en torno a los productos de gestión menstrual y para poder apoyar a las personas que no tienen acceso a los mismos. Entonces en vez de cortar el impuesto al producto, vamos a reutilizarlo para que el estado pueda subsidiar esta distribución gratuita.

En el futuro, PERIOD espera continuar situando el tema de la menstruación en la discusión pública, para lograr cambios estructurales que permitan que las mujeres tengan control sobre sus cuerpos. Como menciona Marcela:

– Esperamos tener muchas giras municipales, llegar a muchas municipalidades, trabajar con muchas comadronas. Una cosa que tenemos pendiente es trabajar muchísimo con hombres trans.

Period Guatemala es un capítulo de PERIOD The Menstrual Movement, el primero en Centroamérica. PERIOD una organización internacional juvenil sin fines de lucro que busca erradicar la pobreza y el estigma menstrual. La organización nace en Oregon, Estados Unidos, y fue fundada por Nadya Okamoto en el año 2014 bajo tres pilares: educación, servicio y activismo, ahora también investigación.