RUDA

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Testimonio sobre cómo el estrés afecta la salud de las mujeres

Foto: Alva Batres

Miriam Calderón es abogada y notaria, ha laborado por más de 10 años en la Secretaría Presidencial de la Mujer –SEPREM-, donde en los últimos años se ha desempeñado como subdirectora de la Unidad de Análisis Jurídico. En esta entrevista compartió detalles de su trayectoria de trabajo con organizaciones de mujeres, así como de un hecho que marcó su vida personal y laboral: sufrió un accidente cerebrovascular, a consecuencia del estrés laboral que padecía.

Por Alva Batres

Miriam dijo a Ruda que ingresó a la SEPREM el 16 de junio del 2013,  bajo el renglón 021. Desde ese puesto tuvo representación en varios espacios del Sistema de Consejos de Desarrollo, en el sur oriente, nororiente, región central y en el departamento de Guatemala.

Es una mujer muy reconocida en su natal Chiquimula, por sus aportes y proyección para mejorar las condiciones y posición de las mujeres. Desde la institucionalidad se dio a conocer con las organizaciones de mujeres de  Izabal, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, Jalapa, Santa Rosa y Guatemala. 

Tras su crisis de salud a finales del 2023, las organizaciones de mujeres han dado muestras de solidaridad y acompañamiento a Miriam, quien actualmente no puede movilizarse con facilidad debido a la parálisis que padece en la parte izquierda del cuerpo, lo que le impide hablar plenamente, desarrollar actividades manuales y caminar libremente.

Ella contó que la demanda laboral en la SEPREM es alta y la pasión que ella tenía por su trabajo, también. Hubo situaciones de salud que requerían atención, pero que se fueron quedando postergadas ya que debía priorizar las labores, teniendo secuelas lamentables en su estado de salud. Hoy comparte su testimonio con la esperanza de que muchas mujeres tomen conciencia de la importancia de mantener límites propios ante las exigencias del trabajo.  

R. ¿Cuál es su experiencia en el trabajo con mujeres?

Trabajé en la Asociación de Mujeres “Vamos Adelante” por más de 4 años. Abordé temas sobre los derechos humanos de las mujeres, la prevención de la violencia en todas sus manifestaciones, y esa fue la base que me permitió ingresar a la SEPREM.

R. ¿Cuáles son sus mayores retos?

En este momento, recuperar un poco mi vida.

R. ¿Cuáles son sus mayores satisfacciones?

Mis mayores satisfacciones son mis hijos y mi familia. He logrado ser una mujer profesional, he logrado representar a la institución con dignidad  y con la frente en alto  en todos los espacios.

R. ¿Que desencadenó su problema de salud? 

La sobrecarga laboral, la pasión por la cual una trabaja para que llegue la institucionalidad de las mujeres a través del mecanismo de la SEPREM. Esto de alguna manera trastoca cuestiones de salud que se fueron quedando, porque había que priorizar el trabajo, había que atender y decir “sí”. Ahora tengo que reconocer que yo no sabía decir “no”, no supe poner un alto y aquí están las consecuencias, evidentes, por supuesto.

El 5 de enero inicié con un cuadro de gastroenteritis aguda, me presenté al IGSS (Instituto Guatemalteco de Seguridad Social) de emergencia para amanecer del 6 al 7 de enero. Es larga la historia y me cuesta hablar, pero me suspendieron desde la clínica de psicología de Atención Integral en Salud Mental, porque llevaba un proceso psicológico por estrés.

-Miriam recordó que el médico que la atendió la instó a cuidar de sí misma, porque de lo contrario su salud se vería afectada. Sin embargo, el 12 de enero desde la SEPREM enviaron una nota al IGSS, solicitando información sobre Miriam, con fecha 27 de diciembre de 2023, provocando en ella una gran molestia lo que derivó en la seria afectación de su salud-.

Eso fue algo que me molestó muchísimo. ¿Por qué no respetaron mi salud?  ¿Por qué empezaron a decir que yo estaba loca? Porque me habían suspendido y entré a un programa del IGSS, desde ese momento violentaron mi derecho a la salud. 

Lo que yo tengo no es un juego, no es una burla; quienes me conocen saben cómo era, perdí las ganas de seguir adelante, me siento mal, no quiero salir, quiero recuperar mi autoestima, mis ganas de salir adelante.  El estrés laboral me causó esto. 

R. ¿Cuál es el diagnóstico médico de su estado de salud?

Al momento tenemos dos diagnósticos definidos y uno por determinar: el primero es parálisis; el segundo diagnóstico son ocho ACV (accidente cerebrovascular) con secuelas de debilidad en mano izquierda y en la piel. Estamos por descartar esclerosis múltiple al salir de la clínica de Neurología del IGSS, a solicitud de una neuróloga de servicios contratados.

Ha sido muy difícil esta etapa, ayer me tuve que presentar a la SEPREM estando suspendida, porque según la nota decía que yo estaba suspendida hasta el 17 con cita el 18 (de septiembre). Hice mi permiso en la plataforma y etcétera y etcétera;  pues resulta que me presenté para que me conociera la nueva señora de Recursos Humanos, me dijo que ella recibía instrucciones y le preguntaban si yo iba a llegar o no.  Me llamó por teléfono porque no me presenté a trabajar. Me vi en la necesidad de estar en esta situación por lo que me presenté al Modelo de Atención Integral para las Mujeres Víctimas de Violencia (MAIMI), donde solicité medidas de seguridad y me fueron otorgadas.

He estado conformando el expediente para presentarlo ante las entidades correspondientes como el Ministerio de Trabajo, Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos (COPADEH), porque ya es mucho el abuso.

¿Ha recibido apoyo de las organizaciones de mujeres?

He recibido el apoyo de innumerables mujeres de lucha y de reconocimiento en materia de derechos humanos, entre ellas, el Foro Nacional de la Mujer, Convergencia Cívico Política, Alianza de Mujeres y Mujeres Indígenas por el acceso a la Justicia, exautoridades de SEPREM,  municipalidades, ex compañeras de trabajo, entre otras.  

Es gratificante que la reconozcan a una, yo ya no me siento igual, ya no tengo las mismas capacidades. 

Agradezco este espacio que me ha permitido contar mi historia, la historia desde mi punto de vista, desde cómo yo vivo. Lo único que pido es que me respeten,  vivir o morir en paz, que respeten mi proceso médico.