Rosa Posa Guinea es una escritora nacida en España y desde hace 30 años vive en Paraguay, en donde está nacionalizada. Aunque su acento no revela su origen español, Rosa ha logrado integrarse plenamente en la cultura paraguaya. Desde siempre ha tenido una inclinación por la escritura, pero nunca se imaginó a sí misma como escritora de manera formal. Durante varios años, participó en talleres de escritura creativa, donde encontró un espacio para desarrollar su talento y creatividad.

Por Angie Ross

Un día, Rosa decidió recopilar todos los escritos que había producido a lo largo de esos años y consideró la posibilidad de publicarlos. Con el apoyo de la editorial Ediciones de la Ura, de Paraguay, logró hacer realidad su sueño y publicar su obra. 

Guinea ha publicado un conjunto de relatos cortos protagonizados por mujeres, titulado Todas Locas. Estas historias tienen algo que decir y todas las protagonistas, en su propia manera, son descritas como "locas". Sin embargo, Rosa usa este término de manera simpática, celebrando la locura como una forma de estar fuera del sistema, de la norma, y de hacer cosas que no son propias de señoras.

Rosa subrayó la importancia de que las lectoras y lectores puedan tener referentes en los que verse reflejados, especialmente las mujeres. Señaló que es vital para una joven, o incluso para una mujer mayor, encontrar en la literatura personajes con los que puedan identificarse. Las protagonistas de Todas Locas son en su mayoría mujeres mayores, algunas de las cuales son lesbianas. Algunas lo expresan abiertamente, mientras que otras no lo mencionan explícitamente.

Rosa desafió el mito de que las señoras mayores no pueden disfrutar de la vida y la sexualidad. "Yo creo que es un mito pensar que las señoras no puedan disfrutar de la vida desde una perspectiva heterosexual y reproductiva, y sostengo que es erróneo asumir que no podemos disfrutar de nuestra sexualidad". En sus relatos, presenta personajes que rompen con estos estereotipos. Por ejemplo, en uno de sus cuentos titulado Tulli, una señora de 80 años apuesta su clítoris, una historia que Rosa recomendó leer para entender mejor su perspectiva.

Además de expresar su pasión por la literatura, Rosa reflexionó sobre la importancia de visibilizar las voces de las mujeres en la sociedad y la literatura. Compartió la percepción de que Paraguay y Guatemala comparten muchas similitudes culturales, comentando, "Siempre decimos con mi amiga Karen que Paraguay y Guatemala son un solo corazón, en muchas cosas nos parecemos muchísimo". Ella hizo hincapié en la necesidad de demostrar que las mujeres existen, tienen voces y que estas voces deben ser escuchadas. Aseguró que las mujeres no solo son serias y luchadoras, sino que también pueden ser divertidas y llenas de humor.

La diversidad en la literatura

Rosa también habló sobre la idea errónea de que la comunidad LGBTQ+ es una amenaza para la niñez. "Pienso que hay un mito y una excusa para considerarnos como amenaza, que es la amenaza a la niñez. En realidad, la amenaza para las niñas tiene que ver con otras cosas, como los señores violadores y la violencia contra los niños y las niñas. No tiene que ver con nuestra existencia". Rosa defendió que los niños y niñas que tienen referentes de la comunidad LGBTQ+ crecen con mayor libertad y apertura, y añadió, "Eso de que seamos una amenaza es una construcción, una mentira para justificar la violencia contra nosotros. Se lo inventan para poder justificar la violencia".

La escritora tiene una visión optimista sobre el futuro y el cambio social. Ella cree que el mundo se puede cambiar y que cuantas más voces diversas haya en el mundo, mejor será. Afirmó que, "antes había mucho más silencio. Ahora, con las nuevas tecnologías y la comunicación, las personas jóvenes tienen más acceso a la información y no creen que son las únicas en el mundo. En mi época, era eso, sentirse la única en el mundo. Eso es muy triste porque crear comunidad, crear fuerza y estar con los iguales es crear fuerza".

Enfatizó en la importancia de expresarse y de ver la belleza en la diversidad. "A pesar de los prejuicios, a pesar de los pensamientos retrógrados, tenemos que salir a la luz. Tenemos que expresarnos y vernos. Somos una cosa bella de ver".

También comentó sobre cómo la estructura de la sociedad y la influencia de la religión cristiana católica han contribuido a los prejuicios contra las lesbianas. Señaló que "la sexualidad está pensada en la estructura de nuestra sociedad, porque la religión cristiana católica tiene mucho que ver con eso. Es muy androcentrista, muy concentrada en el hombre y en la heterosexualidad. Entonces, las lesbianas nos salimos de esa norma y nos ven como perturbadas, locas, pervertidas, enfermas de la cabeza, violentas. Hay una cantidad de prejuicios sobre las lesbianas que no tiene nada que ver con la realidad. Y nos consideran amargadas porque no tenemos pene, lo cual es un prejuicio que necesitamos derrumbar".

Guinea defendió que las lesbianas pueden ser felices y vivir sus vidas de manera plena y divertida. "Se puede ser lesbiana y divertida, se puede vivir tranquilamente. De hecho, vivimos muy felices, más que algunas heterosexuales. Nuestra soledad es maravillosa y resistimos a pesar de los prejuicios". También es activista y participa en actividades que desafían los estereotipos sobre las lesbianas. Ella y sus colegas muestran fotos de lesbianas reales, incluidas actrices y activistas, y preguntan a las personas si creen que son lesbianas. "La gente dice que no porque son femeninas, pero somos todas lesbianas. Esto es algo que tenemos que transformar a través de muchas personas hablando".

Finalmente, Rosa mencionó que Todas Locas es su primera publicación, y está interesada en explorar más sobre cómo abordar estos temas en la literatura. Con sus relatos y sus reflexiones, busca desafiar los estereotipos y promover una mayor comprensión y aceptación de la diversidad en la literatura y en la sociedad. Ella ve en la escritura y la visibilización una forma de empoderamiento y cambio positivo, inspirando a otras y otros a seguir su ejemplo.