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¿Quiénes atienden a las poblaciones transmasculinas en Guatemala?

Foto: Jasmin López.

En Guatemala, la lucha por la defensa de los derechos de las personas LGBTIQA+ ha ganado terreno gracias a décadas de trabajo. Pero, ¿quiénes realizan este trabajo e impulsan las políticas a favor de las poblaciones de identidades diversas? Y, ¿qué es lo que buscan? 

Por Jasmin López

Cada mes son asesinadas en el país tres personas por motivos presuntamente relacionados con su orientación sexual o identidad de género, de acuerdo a datos del Observatorio Derechos Humanos y Violencias por Orientación Sexual e Identidad de Género. Guatemala es el tercer país latinoamericano en donde más se incrementaron los homicidios de personas LGBTIQA+  durante el 2023: un 34% con relación al 2022, según el Informe Anual de la Red sin Violencia. 

Algunos de estos asesinatos se realizaron de una manera especialmente brutal, y los cuerpos, que mostraban signos de tortura, fueron dejados en lugares públicos, situación que se observó con más frecuencia en los crímenes cometidos contra mujeres trans. La Red Sin Violencia identificó el aumento de la violencia en el marco de las elecciones pasadas como uno de los causales de esta alza, con discursos de odio por parte de los candidatos que apelaban a la ignorancia y a los valores religiosos de varios sectores.

El pasado 2 de octubre, la Asociación La Familia Importa presentó una inconstitucionalidad contra el Acuerdo Ministerial 214-2024, que reconoce a activistas LGBTIQA+ como defensores de derechos humanos. Y en julio, la Corte de Constitucionalidad otorgó un amparo que buscaba prohibir el Desfile de la Diversidad Sexual e Identidad de Género. Aunque no canceló el desfile, la resolución impuso restricciones sobre el mismo. 

Estas acciones, que son solo dos de muchas otras que grupos antiderechos han emprendido recientemente, y la impunidad con la que se realizan son una muestra de que el odio y la intolerancia en contra de las personas LGBTIQA+ requiere de arduo trabajo para erradicarlos.

El gobierno actual hace poco por revertir esta situación. Diego Lima, coordinador del Observatorio LAMBDA, señaló que no existe ninguna legislación específica ni políticas públicas que protejan los derechos de las personas trans ni de otras identidades divergentes. 

En este contexto, las personas de género disidentes, no heterosexuales y no binarixs, han encontrado refugio y apoyo en asociaciones comunitarias que defienden y promueven sus derechos. Dos de estas organizaciones, LAMBDA y Trans-Formación, han conseguido reconocimiento y apoyo internacional, lo que les ha permitido ampliar el alcance y variedad de los servicios que brindan gratuitamente a las y los guatemaltecos.

Foto: Colectivo Trans-Formación.

Un espacio para los hombres trans

El Colectivo Trans-Formación es la primera organización de su tipo en Guatemala. En el año 2013 Alex Castillo y Sylvio González tenían en mente crear una comunidad para las personas asignadas con el sexo femenino al nacer, pero que tienen una identidad de género masculina, en una época en la que apenas se sabía qué es un hombre trans.

Las personas transmasculinas son probablemente la población de la diversidad sexo-genérica más olvidada e ignorada. A diferencia de los hombres homosexuales y las mujeres trans, que son expulsados y expulsadas de sus familias, forzándoles a que su identidad se desenvuelva de una manera más pública, los hombres trans son ocultados dentro de ellas. Muchxs han aprendido a sobrevivir de esta forma, ocultando su verdadera identidad en sus empleos, escuelas y comunidades. 

En Guatemala, con una cultura que tiene normas de género rígidas y binarias, nacer como un hombre trans conlleva ser objeto de acoso, discriminación, violencia física, psicológica, e incluso objeto de violencia sexual correctiva, que es aquella que se ejerce como método disciplinario, especialmente sobre las personas de sexo femenino. De acuerdo a datos recabados por Trans-Formación entre su base comunitaria, estas violencias vienen en su mayor parte de la propia familia nuclear y ampliada, conocidos y conocidas, y establecimientos educativos.

Trans-Formación ofrece a esta población un espacio de formación en diversas áreas. Actualmente, gracias a los esfuerzos y gestiones de quienes integran el colectivo, cuenta con una sede física en la capital de Guatemala, que incluye clínicas donde las personas trans pueden acceder a atención psicológica y médica integral y diferenciada.

Otros servicios que proporciona de forma gratuita, como parte del proyecto Género en Desarrollo, son asesoría jurídica para la defensa y ejercicio de sus derechos humanos, así como información y acompañamiento para los hombres trans y sus familias. También tienen una Escuela de Formación de Incidencia Política, con alrededor de 190 alumnos de México, Centroamérica y el Caribe, y han formado alianzas con la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala para capacitar a los futuros psicólogos que atenderán a las poblaciones de género disidentes, desde una perspectiva actualizada y despatologizante. 

El servicio más utilizado en Trans-Formación es la clínica médica. Durante los 30 meses que dure el proyecto, se espera que esta beneficie a alrededor de 900 personas trans, con un promedio de 25 a 30 nuevos pacientes por mes. No es una clínica como cualquier otra, pero es una clínica como la que cualquier persona necesita: una donde se le trate como un ser humano, reconociendo sus necesidades y experiencias específicas.

La violencia médica es uno de los problemas más frecuentes y severos a los que se enfrentan los hombres trans. “Desde la mirada penetrante del guardia que está en la puerta, luego la confusión de qué soy, qué no soy, la persona trans por lo general no llega a una clínica, no nos gusta. sufrimos demasiado abuso y discriminación”, explicó Alex Castillo, coordinador del Colectivo Trans-Formación. Aunque la Estrategia de Atención en Salud Integral y Diferenciada para las Personas Trans en Guatemala fue aprobada en el 2016, los lineamientos descritos en la misma siguen sin aplicarse y la gran mayoría del personal médico no sabe qué hacer cuando un hombre acude a un centro de salud para solicitar un papanicolau. De acuerdo a datos recopilados en el Estudio Exploratorio de Hombres Trans, del 2019, un 20% de los encuestados no recibía atención médica de ningún tipo, y, de 31 reportes de hombres trans que dijeron haberse sentido discriminados en servicios de salud, un 65% de estos casos se dieron en centros públicos. Estos actos de discriminación van desde irrespetar la identidad de los pacientes llamándolos con nombres y pronombres que no eran los que ellos utilizaban, hasta negarles los tratamientos y exámenes que necesitaban. 

Alex aclaró que el Colectivo Trans-Formación no proporciona hormonas para la transición física, y no siempre las recomienda.

“No todas las personas podemos tener esta terapia (de afirmación de género) por dos razones: una por tema de salud, y dos, el tema económico. Tratamos de concientizar a la persona: si tú no tienes hoy trabajo, si no tienes apoyo familiar, no tienes qué comer, ¿cómo crees que vas a sostener este tipo de medicamento? Lo primero es tener esa conciencia psicosocial, más la médica, antes de saber qué es lo que tú puedes o no puedes”.

Lo que la clínica sí provee son medicamentos que toda persona necesita pero que, por las razones mencionadas anteriormente, para la población trans es más difícil conseguir: antibióticos, analgésicos, y exámenes de laboratorio. Y, sobre todo, información para que las personas puedan decidir cómo vivir su identidad de género, de forma plena y saludable.

“Muchas veces acá la gente viene a que nosotros le digamos, ‘Sí, tú eres trans’, cuando la primera persona que ya sabe que es trans o no es trans es uno mismo. A mí me tomó cinco minutos decir si soy un hombre trans cuando llegó la información a mí. Nadie me va a decir, ‘Te voy a convertir en trans’, o ‘La terapia te va a quitar el ser trans’, eso es mentira. El acompañamiento es dar información y ya cuando la persona se define como trans el acompañamiento es decirle qué es ser una persona trans en un país tan violento como este”.

Con este trabajo incesante, el Colectivo Trans-Formación ha logrado visibilizar a una población que para el Gobierno no existe, desnaturalizar la violencia que se asume como parte de las identidades trans y crear una red de apoyo comunitaria para ellxs.

“Nuestra bandera de todos los días es llegar a cambiar una vida”, dijo Alex. ”Cambiar la vida de una persona creo que para nosotros es el objetivo primordial. No ambicionamos mucho”.

Foto: Jasmin López

La letra griega

LAMBDA es la undécima letra del alfabeto griego. Ha pasado a representar la lucha a favor de los derechos de las personas LGBTIQA+ en varios países, entre ellos Guatemala. Aquí, LAMBDA es el nombre de una asociación comunitaria integrada por personas homosexuales, bisexuales, trans, que desde el 2010 se unieron para defender y promover sus derechos. Sus fundadores son activistas que estaban involucrados en proyectos sobre la prevención y tratamiento del VIH en las poblaciones gays y trans, pero decidieron luchar por incidir en otros temas, más allá del ámbito de la salud, que también les afectan.

Desde entonces, la Asociación LAMBDA ha impulsado cambios institucionales a favor de las personas LGBTIQA+. En el 2012, junto a Organización Otrans, logró la primera resolución de la Corte de Constitucionalidad  que reconoce el derecho a la identidad de las personas trans en prisión. Además, ha apoyado en la creación de protocolos y capacitación de personal de las instituciones públicas, y en el 2018 consiguieron que se habilite una carceleta exclusiva para las personas de géneros disidentes, con el objetivo de protegerlos de los abusos a los que las someten otros reclusos.

LAMBDA estableció el primer albergue en Centroamérica especializado en atender a personas LGBTIQA+. De acuerdo al Análisis Rápido de Género realizado por LAMBDA, Fundación Sobrevivientes y CARE Guatemala, además de la pobreza y la inseguridad generalizada, la violencia en contra de la diversidad sexual y de género es uno de los principales impulsores de la migración. El informe reporta que en la ruta migratoria las personas LGBTIQA+ son mucho más vulnerables a la violencia, xenofobia, y explotación por parte del crimen organizado y autoridades de inmigración, y tienen menos acceso al trabajo remunerado.  A estas personas, LAMBDA les provee de un espacio seguro dónde dormir, alimentarse, asearse, y donde pueden acceder a servicios médicos, psicológicos y  legales. También cuentan con programas de protección internacional para que las personas puedan reasentarse en otros países si su vida corre peligro en sus lugares de origen. De enero a septiembre de este año, el albergue ha ayudado a 194 personas migrantes y en riesgo, provenientes del interior del país, Centro y Sudamérica.

Esta asociación realiza también la importante labor de documentar la violencia que se comete en contra de las poblaciones LGBTIQA+ en el territorio nacional, a través de los datos generados por su Observatorio Derechos Humanos Violencias por Orientación Sexual e Identidad de Género. Tienen, además, un Centro de Asesoría Legal que ofrece acompañamiento jurídico gratuito. En el 2023,  el centro brindó 413 asesorías, 89 de ellas en temas de migración y movilidad humana, 141 en violación a derechos humanos, 99 a personas trans en el trámite de cambio de nombre, y 84 en distintos procesos ante instituciones públicas.

“Al final somos población y al final somos personas. Visibilizar estas luchas permite decir que todos somos seres humanos”, refirió Diego Lima, coordinador del Observatorio de . “Poder visibilizar que hay un grupo que por sus características de identidad, que por sus características de orientación no pueden acceder a sus derechos de la misma manera que una persona cisgénero, heterosexual, creo yo que nos hace más humanos como sociedad”.