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Pistas para entender qué pasa en Cuba

Fotografía: CIBERCUBA

Por: LATFEM

El domingo miles de personas salieron a protestar en distintas ciudades de la isla. Las demandas giraron en torno al desabastecimiento, los precios de los alimentos, la falta de medicinas y los cortes de energía en medio de la crisis sanitaria por el coronavirus. La jornada terminó con saqueos, enfrentamientos entre manifestantes, violencia policial y detenciones. Todo sucedió en medio del peor pico de la pandemia y apenas horas después de que se anunciara la aprobación del uso de emergencia de la vacuna nacional Abdala, primera vacuna latinoamericana. Pero: ¿cómo llegamos acá? Cinco pistas para entender este singular entramado político.

1- El bloqueo estadounidense y su recrudecimiento (contexto para despistadxs)
Uno de los puntos clave de la histórica crisis cubana es el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos desde 1960. Y es también uno de los disparadores de lo sucedido los últimos días. Luego del acercamiento propiciado durante la gestión de Barack Obama, la administración de Donald Trump llegó y rompió con todo. Volvió a poner a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, canceló acuerdos sobre deportes y cooperaciones médicas internacionales, eliminó los viajes, las remesas y los intercambios entre los dos países, limitó los intercambios estudiantiles y sancionó (sólo para empezar) a 35 cargueros venezolanos por transportar petróleo a Cuba. El trumpismo impuso un total de 240 sanciones para reforzar el bloqueo. Desde que asumió Joe Biden, en enero de este año, ninguna de esas sanciones fue modificada.

“El bloqueo nos afecta a todas las cubanas y los cubanos. Soy alérgica e hipertensa y las medicinas cada vez son más difíciles de conseguir debido a las materias primas, que muchas veces no las quieren vender a Cuba producto del bloqueo”, dice Mercedes García, de 85 años, en el informe de Oxfam “Derecho a vivir sin bloqueo. Impactos de las sanciones de Estados Unidos en la población cubana y la vida de las mujeres”, de mayo 2021. La falta de medicamentos no es nueva, pero se agudizó en los últimos años: la exportación de servicios de salud es una de las principales fuentes de ingreso de la isla. Se estima que representa el 54,5 % de las exportaciones totales de servicios. También es una de las más importantes fuentes de empleo y el 71% de su personal está conformado por mujeres. Algo parecido ocurre en la ciencia. Ellas ocupan un 56% de ese sector. Hoy, son las que trabajan en los 5 candidatos vacunales contra el Covid-19. Pero el recorte generalizado por la crisis pandémica y el bloqueo norteamericano amputan mucho de su potencial. Según Dagmar García Rivera, directora de Investigaciones del Instituto Finlay de Vacunas, conseguir los reactivos y materiales para la producción es un desafío diario: “Tenemos que comprar los materiales, y para lograrlo necesitamos financiamiento. Por eso nosotros lo llamamos bloqueo, porque es una política de Estados Unidos hacia Cuba que implica restricciones económicas y financieras”.

A fines de marzo de 2020 el empresario chino Jack Ma, fundador de Alibaba, anunció el envío de mascarillas, kits de diagnóstico rápido y ventiladores pulmonares a países latinoamericanos para colaborar en la crisis sanitaria. A Cuba iban a llegar 100.000 mascarillas y 10.000 kits de diagnóstico, pero el bloque estadounidense se negó a trasladar los materiales y equipos a Cuba y Alibabá los envío a otros países de la región.

“Sufrimos la escasez de medicamentos. Las farmacias están vacías debido a que las materias primas son de difícil acceso para nuestro país. Por ejemplo, las almohadillas sanitarias: la materia con las que se hacen no es de buena calidad y eso causa molestias a las mujeres durante su ciclo menstrual”, dice Indira Pino, de 26 años, en el informe de Oxfam.

Humberto Toscano tiene 60 años y es un conocido transformista drag-queen de Villa Clara. Desde hace 32 años vive con VIH. En Cuba el tratamiento consta de 2 medicamentos, “pero algunas veces falta uno u otro en las farmacias y los médicos nos recetan un tratamiento alternativo”, explica en “Derecho a vivir sin bloqueo” . “El bloqueo nos afecta concretamente a nosotros y no es cuento”, resume.

En junio de este año, una vez más, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución que pide el fin del bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba. Tuvo 184 votos a favor y sólo dos en contra: Estados Unidos e Israel.

2 – La pandemia

En los últimos años Cuba sostuvo su equilibrio en dos pilares fundamentales: el turismo y la relación de solidaridad con Venezuela. Con las fronteras cerradas por la pandemia y el país bolivariano en una impiadosa crisis (además de sus propios bloqueos), ambos pilares se cayeron. Así llegó la falta de medicamentos básicos como antibióticos, de instrumentos como jeringas, las colas de toda la tarde para comprar un pollo a precio razonable y los cortes de luz. El bloqueo sumado a la crisis por el Covid-19 generó un escenario muy similar al del “período especial” de 1990, una época de desabastecimiento crítico producto de la caída de la Unión Soviética, principal fuente de recursos y comercio internacional de Cuba por entonces.

En este contexto, durante las últimas semanas la pandemia se agudizó: con el proceso de vacunación ralentizado por la falta de insumos y las nuevas variantes circulando, algunas zonas de la isla entraron en alerta roja: la provincia de Matanzas, por ejemplo, anunció la ocupación casi total de las camas de hospital. Desde otros puntos del país comenzaron a realizar colectas y con el hashtag #SOSMatanzas difundieron la salida de camiones con bolsas y cajas de donaciones de todo tipo. Del #SOSMatanzas al #SOSCuba que explotó internacionalmente pasaron apenas unas horas y un par de bots.

3 – El descontento de muchos sectores con la cúpula del gobierno

La oposición en Cuba no es homogénea. Hay sectores críticos desde los paradigmas revolucionarios, sectores críticos desde paradigmas capitalistas y sectores directamente financiados por el capitalismo internacional. Pero la fuerte crisis económica cae en medio de un caldo de cultivo que se prepara desde hace rato y que justifica un estallido que pone a todxs en una misma vereda.

El monopolio informativo, la persecución ideológica a periodistas y artistas, la falta de políticas de ampliación de derechos acordes a las transformaciones que vive el mundo y la región (como el matrimonio igualitario, que se excluyó de la nueva Constitución, o la denegada ley contra la violencia de género) y la censura generalizada hacen que una porción de la sociedad, aún la defensora de los valores de la revolución, hoy esté en descontento y desilusionada.

En este contexto, una movilización aparentemente propulsada por la crisis económica termina siendo más que eso. Es una movilización porque “algo cambie”.

4 – La movilización que creció desde el pie, y no tanto

El domingo 11 de julio por la mañana el hashtag #SOSCuba se había convertido en tendencia mundial y empezaban a llegar, más allá de la isla, los primeros rumores de movilizaciones. Algunas personas famosas e influencers se sumaron al twittazo y en cuestión de horas la cosa se confirmó: “hay movilizaciones en la calles de todo el país”. Este hecho inédito en la historia de la revolución cubana sólo encuentra precedente en el llamado “maleconazo” de 1994, cuando en pleno período especial miles de personas marcharon en La Habana contra el gobierno. Desde y hasta entonces, eso no había sucedido por fuera de los actos y marchas oficiales. Pero, ¿qué cambió esta vez? Esta vez no estuvo Fidel Castro para aparecerse en medio de la gente y cinturear una medida que contentara a algunos. La aparición fue la del presidente Miguel Díaz Canel, en una breve conferencia de prensa en la que afirmó que entre los manifestantes había operadores de Estados Unidos, contrarrevolucionarios y revolucionarios descontentos o confundidos, prometió el cese de los cortes eléctricos y concluyó exhortando a la gente a enfrentarse en la calle: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”, dijo. La frase encendió aún más el enojo y algunos minutos más tarde empezaron a llegar imágenes y videos de “contra-movilizaciones”, de agentes de la Seguridad del Estado a los palazos con manifestantes, de policías tirando piedras y balas de goma y de camiones metiendo presas a al menos una decena de personas. Para la noche, la señal de internet casi no funcionaba en la mayoría de las grandes ciudades cubanas y las personas detenidas seguían privada de su libertad. La mañana del lunes 12, Díaz Canel afirmó no haber dado señal para el confrontamiento.

5-¿Y entonces qué?

En su cuenta de Twitter, Julián Macías Tovar, un activista de Madrid analizó cómo el #SOSCuba fue instalado desde bots. Durante el lunes, por ejemplo, de manera sospechosa el hashtag #SOSArgentina ya se había instalado en el país. Pero si era cierto que las movilizaciones estaban orquestadas desde Miami o D.C: ¿por qué hasta el lunes a la noche lxs cubanxs seguían sin poder conectarse a internet? ¿Por qué la policía mantenía en detención a artistas y periodistas de reconocidas revistas independientes, muchxs de ellxs declaradxs socialistas? El maniqueísmo impuesto por la cúpula del gobierno cubano veta la posibilidad de encontrar una salida superadora que profundice el modelo revolucionario: o sos condescendiente o sos el imperio.

Si Cuba necesita un cambio y el gobierno no prepara a su sociedad para ello: ¿dónde termina todo? Si desde afuera se dice S.O.S pero no se dice “abajo el bloqueo”: ¿qué se reclama en verdad? El editor y ensayista socialista Julio César Guanche escribió en su página de Facebook: “Ahora solo cabe preguntarnos cómo amaneceremos mañana. Sí sabemos que hay certezas y deberes de la ‘defensa de la revolución’: el pueblo es una construcción plural y nunca es el enemigo, y la promesa de 1959 fue ‘Libertad con pan, y pan sin terror’”. Libertad con pan, y pan sin terror.

Fuente: https://latfem.org/pistas-para-entender-que-pasa-en-cuba/