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Pamela Flores: una voz de resiliencia

“Mis composiciones han tenido un tinte de lucha, resiliencia y justicia, donde he podido reflejar y contar mi propia historia y verdad”.

Por Nathalie Quan

Pamela Flores es originaria de Sololá, Guatemala. A los 8 años empezó a interpretar el piano y su infancia se desarrolló en Panajachel, un contexto que le permitió validar sus orígenes y explorar su identidad artística. A medida que crecía, la naturaleza y la cosmovisión de su entorno influyeron profundamente en su música. Pero la falta de oportunidades en su localidad la llevó a mudarse a la Ciudad de Guatemala en 2005. Allí, se incorporó a la Escuela Municipal de Música y se decidió por aprender a tocar el violonchelo como su instrumento principal.

A los 15 años de edad comenzó a escribir música. Queriendo capturar las ideas en su mente. “No quería que fueran ideas que se olvidaran”, recuerda. Su aprendizaje musical se basó en la experimentación y la improvisación. A través de estas técnicas, la artista profundizó en la armonía y comprensión de la música, especialmente en lo que respecta a los instrumentos de cuerda. Esta exploración creativa la llevó a la creación de su primer álbum, Espectro, una obra que refleja la diversidad de sus influencias y estilos musicales.

Entre 2016 y 2017, Pamela lanzó su producción Misoginia, una obra colaborativa que incluyó aportes de diversos artistas de Guatemala, Estados Unidos y Francia. Este trabajo, que se aleja de la música académica tradicional y explora una línea más electrónica y experimental, aborda temas de odio y violencia contra la mujer. “Viví eso en carne propia y decidí desahogarme a través de mi música”, explica Pamela. Con Misoginia, la compositora canaliza sus experiencias personales en una propuesta musical audaz y vanguardista.

Con más de quince años de trayectoria, Pamela ha aprendido a aceptar y valorar sus experiencias, desde sus primeros acordes hasta las composiciones que integró en su álbum Renacer de la primavera. Este trabajo fue inspirado por la fuerza y presencia de la orquesta femenina Alaíde Foppa. “Forman lo que soy ahora y me siento satisfecha de haber transitado en estos caminos”, expresó.

La búsqueda de sanación

En 2021 Pamela ganó una beca en la Universidad del Norte de Colorado, en Estados Unidos, donde se especializa en composición musical para cine. Este cambio no solo representaba la búsqueda de nuevas oportunidades, sino también un proceso de sanación personal tras haber sufrido abuso sexual y violencia psicológica.

Foto de Pamela Flores

El caso de abuso de Pamela sigue abierto, y las investigaciones se detuvieron tras la pandemia en marzo de 2020. “No he tenido noticias de mi caso. Me considero una sobreviviente, pero como víctima y demandante aún no sé cómo se resolverá y se hará justicia. Considero que en Guatemala, el sistema está cooptado y politizado; los casos toman demasiados años en dictaminarse. Es duro vivir así, pero he aprendido a transformar esa incertidumbre en mi arte”, explica Pamela.

Esta situación le dificultó adaptarse en un nuevo entorno de vida en Estados Unidos. “El cambio de país fue difícil. Desde aprender las estaciones tan cambiantes del clima, hasta la búsqueda de trabajo como músico. Los creativos musicales pasamos mucho de nuestro tiempo en soledad, y es muy fácil caer en depresión más cuando estás afuera y no estás en tu tierra, conectada con tus raíces”, reflexiona Pamela. No obstante, encontró en la música una herramienta sanadora y poderosa para conectar e integrarse en su nueva comunidad.

A pesar de las dificultades, Pamela no se rindió. A través de sus composiciones, ha podido expresar sus emociones, experiencias y su búsqueda de identidad.

Actualmente Pamela se encuentra trabajando en su siguiente álbum experimental híbrido, que espera lanzar en 2025, donde integra los elementos de la tabla periódica y los elementos según el calendario maya.

Un movimiento feminista a través de la música

Cuando se le pregunta si su música representa el movimiento feminista, Pamela reflexiona sobre la escasez de oportunidades para las mujeres en Guatemala. “Definitivamente puedo identificarme con la soledad y con la poca oportunidad para desarrollarnos en este campo”, afirma y al recordar a pioneras como Cécile Chaminade y Clara Schumann, se pregunta: “¿Puede su música ser considerada feminista por el hecho de ser mujeres y pertenecer a un grupo no representado y minoritario?”

“Reconocer la lucha de estas mujeres en épocas donde la visibilidad para una compositora era casi inexistente, es crucial. Aunque su música no tenga títulos explícitamente ‘feministas’ ni mensajes de género, no se puede negar su carácter revolucionario. A pesar de la dificultad de visibilizarlas como pioneras históricas de la composición académica femenina, el trabajo de ellas ha sido una inspiración para nuevas generaciones de compositoras, que enfrentan un campo masculino predominante”, responde Pamela Flores.

La minimización del trabajo de las mujeres por su género sigue siendo una realidad, convirtiendo su lucha en una doble batalla: componer música y resistir la crítica y la minimización estereotípica. “Somos herreras haciendo un oficio históricamente destinado a los hombres”, añade. Recuerda que su experiencia personal estuvo marcada por un entorno dominado solo por hombres. “Yo era la única mujer rodeada entre hombres, en una carrera que históricamente ha sido diseñada para ellos. Siempre recibí sus críticas, ya fueran objetivas o despectivas. Aunque tuve profesores que me dieron las herramientas necesarias para empezar a componer, siempre hubo más de alguien con comentarios machistas por ser mujer compositora”, agregó.

En Guatemala, muchas mujeres abandonan sus estudios debido a abusos de poder y al aprovechamiento de hombres en posiciones de autoridad. Pamela desea en un futuro a su regreso en Guatemala contribuir al desarrollo músical, implementando programas de igualdad e inclusión que permitan a las mujeres guatemaltecas desarrollarse como músicas y compositoras en espacios seguros.

Foto de Pamela Flores

Pamela ofrece un mensaje de aliento a las mujeres que desean dedicarse a la música: “Confíen y validen su proceso. Encuentren espacios donde puedan sentirse libres para expresarse a través de la música. Deben elegir vivir la experiencia para no quedarse con la frustración de lo que pudo haber sido. Componer música es un ejercicio diario; cuanto más se escriba, más ideas surgirán y más podrán materializarlas”.

“Jab’init y Fuego” sus obras más recientes

Jab’init es una composición para marimba y flauta que significa “Equinoccio de primavera”. Esta pieza está inspirada en la primavera guatemalteca, integrando elementos climáticos y contextos políticos.

La canción Fuego es un sencillo de su álbum Elementos, que lanzó en 2023. El tema representa comunidad, ideas espontáneas, calor, tribu, creatividad, sentido de humor, chispa divina, resiliencia y autosanación. Está inspirado en los nahuales del calendario maya, específicamente los arquetipos del elemento fuego. Sintetiza el significado de cada arquetipo, ofreciendo una conexión con la sabiduría maya y permitiendo que las personas relacionen la simbología y la semiótica de cada energía.

Pamela será parte del “Festival de Composición” de la Universidad del Valle de Guatemala que se llevará acabo del 12 al 15 de junio del presente año, donde interpretará Jab’init. Y en el transcurso de estos días, formará parte de dos conversatorios para hablar sobre “Composición contemporánea” y “Cómo es estudiar en el extranjero”.

Su canción Fuego aún está en espera de confirmación de lugar y fecha, para realizar el primer relanzamiento en Guatemala, donde estará acompañada por el equipo original de grabación.

Pamela Flores continúa siendo un faro de resiliencia y justicia, utilizando su música no solo para sanar, sino también para empoderar y conectar a las personas con sus raíces.