RUDA

View Original

Omara Durand, la reina paralímpica de América Latina

Foto: Calixto N. Llanes/JIT

Omara Durand es un símbolo de Cuba. Omara es el ejemplo más palpable de la voluntad inquebrantable de la mujer cubana, esa que no se rinde ante ningún obstáculo, y enorgullece a una nación. 

Por Duanys Hernández Torres

Ella es un producto de la Revolución Cubana, que apoya el deporte para personas en situación de discapacidad, y le brinda las mismas posibilidades que a los convencionales. Quizás por eso Omara es diputada a la Asamblea Nacional de Cuba, y todos reconozcan en ella a una leyenda viva del deporte.

La historia de una leyenda

Omara Durand Elías nació en Santiago de Cuba, una de las provincias del oriente cubano, y la segunda ciudad en importancia del país. Desde niña padece de catarata congénita, una enfermedad degenerativa que incluso la obligó al cambio de categoría en el paratletismo de la T13 a la T12, porque su visión ha empeorado.

Como ha contado en varias entrevistas, era una niña normal en su reparto Chicharrones, en Santiago de Cuba. Jugaba con los niños del barrio, no era de correr, saltar, ni hacer deportes. Pasaba más tiempo en la casa con sus juguetes y muñecas. Pero, el bichito del deporte la enamoró.

El profesor Reinaldo Cascaret la captó para atletismo, al verla en las clases de Educación Física. Y no sabía el profe que dio en el blanco con la mejor deportista paralímpica de América Latina.

En 2005, con tan solo 13 años, en 2005 obtuvo el primer lugar en los 400 metros en un evento nacional para personas con discapacidad, celebrado en  su ciudad. Dos años después llegaría su debut internacional.

Ganó las dos coronas en el Mundial IBSA de 2007, en 100 y 200 metros. Allí no corrió los 400 metros por una ligera molestia, pero en los Juegos Parapanamericanos Río de Janeiro 2007 venció en las tres distancias.

Foto: Calixto N. Llanes/JIT

Su idilio con citas parapanamericanas ha sido tal, que suma en cinco apariciones 13 coronas. 

Solo tuvo un desliz cuando en la capital chilena, el año pasado, triunfó con amplia diferencia en los 400 metros y resultó descalificada por soltar la liga que unía a su guía cuando restaba menos de un metro para cruzar la meta. Omara lloró, porque las diosas también lloran, pero solo fue una batalla perdida. Sería un percance que le brindó más fuerzas.

La primera aparición en los Juegos Paralímpicos Beijing 2008 no le depararía buenos resultados. La jovencita de 16 años sufrió una ligera lesión en el bíceps femoral de la pierna derecha. No llegó a la final de 400 metros, y aunque clasificó a las dos restantes, se quedó sin medallas. Otra vez la diosa de las pistas lloró, pero sería la última vez.

Desde el lejano 2008, Omara Durand no pierde una final en los grandes escenarios. Han pasado 16 años, con la descalificación de Santiago 2023 como la única mancha en el expediente.

El idilio olímpico

Los primeros títulos paralímpicos llegarían en Londres 2012. Pero, antes ratificó su clase en el Mundial de Nueva Zelanda, en 2011, con su primer récord del mundo en 200 metros. Terminó con tiempo de 24.24 segundos para romper el récord universal de 24.45, implantado por la estadounidense Marla Runyan, en 1995. Además, rompió la cota para la justa de 25.56 segundos, conseguida por la rusa Olga Tchourkina en 1994. En los Parapanamericanos de Guadalajara 2011 bajó por primera vez de los 12 segundos en los 100 metros, con plusmarca universal de 11,99 segundos.

Tuvo la mala suerte en la capital inglesa que no se convocó la prueba de 200 metros. Ganó los 100 m, los 400m y la medalla más preciada: supo que estaba embarazada. Erica llegó para ponerle más luz a su vida.

En Londres 2012 corrió sola. La afectación de la vista le permitía correr así. Después llegó Yuniol Kindelán, el guía inseparable, el compañero, el atleta que la sigue, la otra mitad de los títulos, junto a su entrenadora Miriam Ferrer. Yuniol la acompañó por primera vez al Mundial de Doha 2015. Saldo redondo: tres títulos y tres récords mundiales. Junto a Miriam y Yuniol ha fraguado la leyenda.

Río de Janeiro 2016 resultó el momento clímax de su carrera deportiva. No solo porque ganó, como se esperaba, las tres pruebas, sino porque estampó tres récords mundiales. Corrió en 11,40 segundos los 100 metros, 23:05 segundos en los 200 metros y 51:77 segundos en los 400 metros.

Entre 2015 y 2016 consiguió siete registros del orbe en nueve pruebas. Se escribe fácil, pero es una barbaridad en materia de resultados en un deporte de tiempos y marcas. La diosa ratificaba su grandeza.

Los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 le dejarían otro capítulo imborrable en su carrera. Resultó homenajeada en el Estadio de Atletismo de la Villa Deportiva Nacional (Videna), al dejar sus huellas plasmadas en una placa de cemento, como antes lo hiciera el extraclase velocista jamaiquino Usain Bolt.

La cita olímpica celebrada en Tokio en 2021, otra vez le brindó la posibilidad de ganar las tres pruebas, con récord mundial incluido de 23,02 segundos en los 200 metros.

El 2023 le depararía tres coronas en el campeonato mundial de París y los dos títulos en Santiago. Asistió a Kobe, la urbe japonesa sede del campeonato mundial en mayo de 2024, pero decidió no participar por una molestia.

¿Qué sucedería en París 2024? ¿Podrá repetir los tres títulos paralímpicos sin una carrera oficial en el año? ¿Agrandaría su leyenda?

En la capital gala, corrió nueve veces en seis días. El último baile no podía ser de otra manera. Primero ratificó su clase en los 400 metros con 53,59 segundos. Después  venció en los 100 metros con marca de 11,81 segundos. Cerraría su idilio olímpico con su prueba preferida, los 200 metros y oro con crono de 23,62 segundos.

Los números de Omara son de otra galaxia. De 2007 a la fecha ha corrido 42 finales. Solo no ganó las tres de Beijing en el lejano 2008, y la que resultó descalificada, aunque llegó con mucha ventaja como primera a la meta. Su brillante hoja de servicios suma 13 coronas parapanamericanas, 14 mundiales (nunca perdió una carrera en una lid del orbe) y 11 paralímpicas. 

Foto: Calixto N. Llanes/JIT

Omara es para Cuba al deporte paralímpico, lo que es Mijaín López al deporte convencional. Omara es una referente para la mujer cubana y latinoamericana. Omara es una diosa del deporte. Omara es la diputada, la madre, la atleta disciplinada que sigue los consejos de Miriam Ferrer, la reina del deporte paralímpico en América Latina. Omara, sencillamente es inmortal.