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México inicia una nueva etapa con Claudia Sheinbaum como presidenta

Foto: Presidencia de México

Por Lizbeth Hernández

Miles de personas reunidas en el Zócalo y en calles aledañas aplauden y gritan al escuchar a Claudia Sheinbaum Pardo decir, desde el templete:

“Estoy aquí para comprometerme con ustedes, para decirle al pueblo de México, en esta plaza maravillosa, corazón de la patria en la que tantas veces nos reunimos con Andrés Manuel López Obrador [AMLO] y nos seguiremos reuniendo, que no les voy a fallar”.

Los gritos de “¡Presidenta! ¡Presidenta!” se mezclan e intercalan con “¡Es un honor estar con Obrador!”. Miles de personas están aglutinadas en esta plaza, son en su amplia mayoría simpatizantes de Morena, partido político y movimiento creado desde 2011 por AMLO, con el que llegó a la presidencia y que hoy representa la mayor fuerza partidista en México.

Los contingentes llegaron desde distintos puntos del país para celebrar la toma de protesta y la entrega del bastón de mando a la primera mujer que está al mando de México, que fue respaldada con 36 millones de votos en las elecciones de junio pasado, una mujer que gobernará un país en el que cada día 11 mujeres son asesinadas.

Sheinbaum fue acompañada en el templete por mujeres representantes de los 70 pueblos indígenas y afromexicanos del país. Realizaron el ritual de limpia y posterior entrega de un bastón de mando, tras lo cual, la presidenta dirigió su mensaje al que trajo en múltiples ocasiones la presencia de AMLO; en el que desglosó 100 compromisos que asumirá durante su sexenio.

Foto: Presidencia de México

En los compromisos enlistados, Sheinbaum mencionó la continuidad de proyectos y políticas impulsadas por su predecesor, habló de un “segundo piso de la Cuarta Transformación” -la cual inició AMLO en su gobierno- y agregó nuevas, como la creación de la Secretaría de las Mujeres, la presentación de reformas “para que en el artículo 4º de la Constitución quede clara la igualdad sustantiva de las mujeres y también el derecho a una vida libre de todas las violencias”, además de que se buscará la homologación del tipo penal de feminicidio en todo el país, por ejemplo.

También habló de que habrá mejoras en los servicios de salud, que habrá aumento al salario mínimo, que se van a sanear los tres ríos más contaminados del país (el río Lerma Santiago, el río Tula y el río Atoyac); y que el acceso al agua será prioridad. 

Hacia el final de su discurso, Sheinbaum se refirió a la seguridad y garantizó que se reducirán los delitos de alto impacto, que se optará por una estrategia de cuatro ejes: “atención a las causas, fortalecimiento de la Guardia Nacional, inteligencia e investigación, y coordinación”.

Aseguró que la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional no implica una militarización del país. 

Los gritos siguieron cuando la presidenta concluyó su mensaje. Se entonó el Himno Nacional. Grupos de música tocaron mientras las personas que asistieron se retiraron de la plaza. Fue una fiesta moderada.

Foto: Lizbeth Hernández

Fuera del Zócalo y de las celebraciones del morenismo y sus partidos aliados -sin caer en las exageraciones y condenas de la oposición partidista conservadora-, el panorama ante la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia es menos festivo y más crítico.

Por ejemplo, se tiene recelo ante temas como el paso de la Guardia Nacional a la Sedena, pues dotar de más poder al Ejército es un riesgo, han advertido distintas organizaciones de defensa de derechos humanos.

Una gran omisión en los discursos fue el de la crisis de personas desaparecidas en el país, hay 115 mil casos. Desde hace años (pasando por el gobierno de Calderón, Peña Nieto y AMLO), colectivos de búsqueda de diferentes estados del país, encabezados principalmente por madres, se dedican a buscar a sus hijas, hijos e hijes en basureros y otros terrenos, y han hallado fosas clandestinas. Pero la presidenta, que marcó la importancia de nombrar, no lo hizo con ellas.

Y si bien el caso Ayotzinapa fue incluido entre los compromisos del nuevo Gobierno (punto 9), no hay claridad de cómo se procederá o cómo se revertirá la desarticulación que hubo en la investigación del caso en el sexenio de AMLO, plenamente documentada.

Entre los planes de Sheinbaum está la “República soberana y con energía sustentable”, pero en sus discursos del 1 de octubre no hizo referencia alguna a la violencia que viven pueblos que defienden su territorio ante megaproyectos. 

De hecho, en este sentido, pueblos en resistencia agrupados en la Casa de los Pueblos Samir Flores Soberanes emitieron un comunicado en el que señalaron: “… Denunciamos el despojo del agua, el territorio y la vida; la militarización, la impunidad del crimen organizado, los megaproyectos de muerte y la guerra capitalista que imponen desde el poder económico y político, en contra de nuestros pueblos y comunidades indígenas [...] Que la continuidad del segundo piso de la 4a Transformación, representa la continuidad de la guerra en contra de nuestros pueblos [...] Claudia Sheinbaum, no nos representas y este es el único bastón de mando que recibirás el día de hoy!”.

Además, “¿Quienes llegamos?”, se preguntan muchas mujeres, pues hay distintos sectores que no se sienten interpelados por el nuevo Gobierno, de ahí que quienes integran la Glorieta de las Mujeres que luchan, un espacio que fue tomado en septiembre de 2021 para reivindicar las luchas sociales de años recientes en México, lanzaron un video para refrendar que es un lugar desde el cual “nos nombramos, nos reconocemos, nos acompañamos y resistimos”.

Foto: Lizbeth Hernández

Y aunque en México se han registrado 53 asesinatos de mujeres trans en lo que va del año, no tuvieron ninguna mención o alusión en los discursos de la presidenta, tampoco lo tuvieron las personas no binaries.

Menos se abordó la violencia que enfrentan periodistas en México, en donde se registra una agresión cada 14 horas, según la organización Artículo 19. Y cuyo clima de hostilidad en redes sociales se agudizó en el sexenio de AMLO, en el contexto de sus conferencias mañaneras. Esto, por referir algunos puntos para contrastar el contexto en el que se da el cambio de Gobierno.

Porque sí, por primera vez, México tiene una presidenta. Las imágenes de Claudia Sheinbaum Pardo tomando protesta en San Lázaro como primera mandataria, colocándose la banda presidencial que le entregó Ifigenia Martínez, una mujer líder de la izquierda mexicana, marcan un hito, una nueva etapa. 

Verla dirigir su primer discurso, ante 105 representantes internacionales, entre ellos y ellas, jefes de Estado de Colombia, Chile, Guatemala, Honduras, la primera dama de Estados Unidos, es algo inédito.

“[...] después de 200 años de la República y de 300 años de la colonia, porque previo a ello no tenemos registros claros, es decir, después de al menos 503 años, por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación. Y digo llegamos, porque no llego sola, llegamos todas”, pronunció Sheinbaum.

“[...] Hoy quiero reconocer no solo a las heroínas de la patria, a las que seguiremos exaltando, sino también a todas las heroínas anónimas, a las invisibles, que con estas líneas hacemos visibles, a las que con nuestra llegada a la Presidencia y estas palabras hago aparecer, las que lucharon por su sueño y lo lograron, las que lucharon y no lo lograron [...] Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Gobernaré para todas y para todos, y tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria”.

Pero lo que implica la llegada de Sheinbaum al Gobierno y su gestión no pueden quedarse solo en los simbolismos o emociones que puede generar decir que una mujer gobierna el país. Es claro que tiene admiración y respeto por AMLO y que dará continuidad a la llamada Cuarta Transformación y a lo que desde el morenismo llaman Humanismo Mexicano. 

Sin embargo, su predecesor no abrió las puertas del Palacio Nacional a madres buscadoras, ni a madres de víctimas de feminicidio, hizo oídos sordos a demandas de pueblos que defienden del territorio y minimizó las denuncias de violencias en otros estados del país, como en caso reciente en Sinaloa, de ahí que sea importante ver cómo Sheinbaum perfilará su gestión, si se abrirá a la escucha o no.