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Mujeres de Cantel impulsan el cultivo de huertos agroecológicos

Créditos: Dos mujeres de Cantel practican la agroecología. Foto de Hugo Bulux


La producción de alimentos a través de prácticas ecológicas mejora la soberanía alimentaria frente a los efectos del cambio climático, tal y como lo demuestra el trabajo de diez mujeres del pueblo K’iche’ de Cantel, Quetzaltenango.

Por Prensa Comunitaria

En el municipio de Cantel, Quetzaltenango, diez mujeres del pueblo maya K’iche’, rescatan las prácticas ancestrales con la implementación de siembras en un terreno que arriendan desde hace tres años. Carmela Chuc Yac y Graciela García, de 55 y 72 años, lideran el grupo “Nuevo Retoño” dedicado a implementar huertos agroecológicos.

Carmela fue quien inició el proyecto, y para ello alquilo un terreno. Recuerda que al principio fue difícil porque las mujeres dedicadas a labores domésticas veían la siembra como un trabajo extra. Sin embargo, animadas al ver el producto del esfuerzo tuvo más apoyo de sus dos hijos y dos hijas. Este año, la producción del huerto disminuyó debido a la tardanza de la lluvia.

Ollas de barro donde conservan las semillas. Foto de Hugo Bulux

Carmela Chuc en el cuarto donde guarda las semillas nativas. Foto de Hugo Bulux

Uno de los principales desafíos es la captación del agua, porque no cuentan con un sistema de riego. Por la falta de lluvia esperaron hasta que la tierra estuviera húmeda para realizar siembra. Uno de los efectos de la sequía es que las matas de milpa aún están pequeñas, no han alcanzado el tamaño que un ciclo normal de lluvia permite.

Las hortalizas que actualmente están sembrando son: remolacha, cebolla, acelga, repollo, coliflor, zanahoria y algunas hierbas como el cilantro y apazote, aunque estas dos últimas, han tenido problemas para producirlas, ya que no saben por qué las semillas no germinan.

Huerto agroecológico. Foto de Hugo Bulux

Siembra de milpa. Foto de Hugo Bulux

La producción se realiza bajo los principios de la agroecología, elaboran el abono orgánico, recuperan sus propias semillas y sin la utilización de agroquímicos en el proceso. En la casa de doña Carmela han implementado un banco de semillas que las mujeres del grupo usan para sus respectivos huertos familiares.

Entre las semillas que actualmente tienen están: coliflor, apio, cilantro, zanahoria, rábano, ayote, piloy y apazote. La producción es principalmente para el consumo familiar y los excedentes los llevan al mercado local y en ocasiones han sido invitadas para vender sus productos en mercados locales campesinos en Quetzaltenango.

Doña Graciela García en su huerto familiar. Foto de Hugo Bulux

Desplazan prácticas agrícolas

La globalización y la industrialización ha provocado que las comunidades y pueblos originarios cambien sus prácticas de siembra y de consumo de alimentos. El uso excesivo de agroquímicos en la producción de granos básicos y hortalizas es una práctica común que están desplazando las prácticas agrícolas del pueblo maya. Esta situación ha provocado el aumento de enfermedades, la pérdida de la identidad de pueblos y el aumento de la inseguridad alimentaria.

Contrario al daño ambiental que provocan los monocultivos y al uso excesivo de agroquímicos en la producción de alimentos, la agroecología es una apuesta política por la reivindicación del derecho a la soberanía alimentaria. Desde la cosmovisión maya la tierra no es un recurso, es la madre que le da el alimento a sus hijos, desde las prácticas agroecológicas se busca evitar cualquier daño o contaminación al suelo, al agua y al aire.

Doña Carmela nos cuenta que desde que producen sus hortalizas han mejorado su alimentación, pues saben que los productos son más saludables y nutritivos, ella ha participado en diferentes escuelas de agroecología y está orgullosa de poner en práctica todo lo que ha aprendido, por las tardes visita el huerto para limpiarlo y siempre está motivando a las mujeres de su grupo para que sigan practicando la agroecología.

Desde que produzco mis hortalizas he mejorado mi alimentación, cuenta doña Carmela. Foto de Hugo Bulux

Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón y Quimy de León.