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Mujeres de Cambio Edición Juegos Olímpicos Parte I

Por Alejandra Vargas 

Finalizados los Juegos Olímpicos en París podemos ver cómo las mujeres que han competido han dado pasos firmes, marcando un antes y un después, edición tras edición: esta es la primera vez que en unos Juegos Olímpicos hay igualdad de género, con un 50%-50% de mujeres y hombres. 

Los Juegos Olímpicos Modernos contaron con la participación de mujeres hasta su segunda edición, precisamente en París, Francia, en 1900. De 997 atletas, 22 mujeres estaban compitiendo únicamente en 5 categorías, limitadas a disciplinas de “naturaleza femenina”, según datos indicados por el Comité Olímpico Internacional (COI).

NOTA HISTÓRICA 

Los primeros Juegos Olímpicos se celebraron en el año 776 a.C. en la Antigua Grecia. Se trataba de eventos dedicados a los dioses griegos, en especial a Zeus, y se consideraban una celebración de la masculinidad y la virilidad con una demostración de fuerza y valentía. Las mujeres tenían prohibido asistir a estas competencias, ni como espectadoras y mucho menos como participantes. A las únicas a las que se les permitía asistir era a las mujeres solteras. Los Juegos son la solemne y periódica exaltación del deporte masculino, con el aplauso de las mujeres como recompensa”. Palabras de Pierre de Coubertin, quién se propuso retomar los Juegos Olímpicos a finales del siglo XIX y quien se oponía a la participación femenina. 

Con el tiempo más mujeres se fueron sumando a la competencia, pero fue hasta el 2012 cuando se marcó un hito en los Juegos Olímpicos y en el deporte, ya que por primera vez cada país contaba con una mujer participante, además de estar presentes en todos los deportes del programa. Esto representaba al 44% de los atletas, una gran diferencia al 2.2% en 1900. Esto hizo que nombraran a esa edición como “Los Juegos de las Mujeres”.  

Además el COI, desde 1991, indicó que cualquier deporte que desee añadirse al programa olímpico debe contar con competidoras femeninas. 

Estos datos solo recalcan la lucha lenta y prolongada de las mujeres en el deporte. Lo que no es con intención de hacer de menos la participación masculina, como muchas veces se reclama cada vez que se reconoce a las mujeres en este ámbito o cualquier otro. La diferencia se ve reflejada en números, datos verídicos y hechos; no solo en palabras ni en una lucha que constantemente ha sido manchada con palabras y desinformación expresadas por muchos del género masculino como una forma de “hacerlos de menos”.

El feminismo es esto que estamos presenciando, un 50/50, solo que a diferencia del género masculino, las mujeres han tenido que luchar el doble para estar bajo esos reflectores. Y aún demostrando que somos capaces de estar en los mismos espacios a los que los hombres tienen acceso sin contrariedad alguna, nos enfrentamos a un sinfín de obstáculos que son “inexistentes” solo para quienes no los han experimentado por su posición privilegiada, o simplemente porque no son una mujer. 

Dicho esto se demuestra una vez más que el acceso a cualquier ámbito para las mujeres ha sido desigual, ya que la inclusión para el género femenino ha venido muchos años después, tras una búsqueda hacia la igualdad que no se detiene, ni de detendrá. Por las que quisieron estar y no pudieron porque no se los permitieron y no porque no fueran capaces, y por las que vendrán para que su camino no sea más difícil de lo que ha sido para muchas otras. 

Es importante darles ese reconocimiento a todas esas mujeres que nos inspiran y nos enseñan que el deporte (o lo que sea que nos guste) es para todas. Por eso quiero mencionar a algunas atletas que han marcado una diferencia no solo a nivel deportivo sino también han dado un paso hacia adelante en beneficio de las mujeres. 

Charlotte Cooper

Tenista británica y la primera mujer campeona olímpica de la historia, lo que la convirtió en una pionera que rompió las barreras de género en 1900.

El talento innegable que mostró desde temprana edad hizo que desarrollara una gran habilidad y determinación para marcar una diferencia en la historia del tenis, y de las mujeres en el deporte, hecho que hoy en día sigue siendo motivo de inspiración, ya que sin Charlotte Cooper, el reconocimiento de las mujeres en el deporte habría tomado aún más tiempo. 

Destacó por su capacidad de atacar la red, su habilidad para el saque, acompañado de una excelente volea. Estuvo activa de 1893 hasta 1917. En 1896, debido a una infección, perdió la audición total lo que representó un desafío significativo en su carrera dada la correlación entre el funcionamiento auditivo con el equilibrio. Aún así eso no la detuvo, logró desarrollar mayor concentración en el juego y siguió compitiendo y ganando títulos. 

Tras varios años fuera de las canchas, regresó en 1908 para ganar un título más en Wimbledon, a la edad de 37 años y 282 días, un récord que hasta hoy sigue vigente.  Participó en 21 ediciones del Campeonato de Wimbledon, de las cuales disputó 11 finales y ganó 5. 

En 2013, fue reconocida póstumamente en el Salón de la Fama del Tenis Internacional, no solo por su contribución en esta disciplina, sino también por su papel pionero como mujer en los Juegos Olímpicos.

Vía El Periódico 

Gertrude Ederle

Nadadora estadounidense de ascendencia alemana, apodada “La reina de las olas”, especializada en pruebas de estilo libre. 

Un accidente en un lago antes de aprender a nadar pudo cambiar su rumbo, pero aún así aprendió a hacerlo desde niña en las piscinas de su barrio, y con solo 12 años fue capaz de vencer a mujeres mayores a ella en las competencias de Nueva York, la ciudad que la vio nacer. A los 15 años empezó a marcar nuevos récords en la historia y por 5 años mantuvo 29 marcas nacionales y mundiales. 

Hace 100 años, en las Olimpiadas que se celebraron en París 1924, obtuvo su primera medalla de oro y dos de bronce en competición individual. 

En 1926, recorrió la distancia que separa a Francia de Inglaterra, en 14 horas y 31 minutos, superando con menos de veinte años la marca de cinco hombres. Fue así como se convirtió en la primera mujer en cruzar a nado el Canal de la Mancha. 

Ese día, las inclemencias del tiempo y las fuertes corrientes la alejaron 33 kilómetros del recorrido establecido, por lo que tuvo que nadar 23 kilómetros más, un total en su travesía de 56 kilómetros, hasta llegar a la costa inglesa. Ni eso pudo detenerla y evitar que alcanzara su objetivo. 

Britannica rememoró que ante la duda de que una mujer pudiese lograr dicha hazaña, Gertrude tuvo que cubrir su piel con grasa de oveja y un traje especial de dos piezas que ella misma diseñó. Ese gran logro la convirtió en el personaje más célebre del deporte norteamericano de la época.

Debido a una sordera que traía como consecuencia del sarampión que sufrió de niña y una lesión grave de espalda, se retiró de la natación en 1933. Después de 6 años regresó para nadar en la Feria Mundial de Nueva York. 

A pesar de retirarse definitivamente, su trabajo se extendió, ya que creó técnicas innovadoras para enseñar a nadar a niñas y niños con discapacidad auditiva de una escuela en su natal Nueva York. 

Vía Wikipedia



Alice Coachman

Atleta estadounidense en salto de altura. Debido a su color de piel, además de encontrarse en una época en la cual las mujeres no eran consideradas en los deportes, Coachman no podía ingresar a las canchas de entrenamiento atlético, ni tampoco participar en algún deporte organizado. Se entrenó en las afueras de su casa, por los caminos de tierra, utilizando artefactos caseros para practicar sus saltos. 

Inspirada por una profesora y su tía materna, y a pesar de las reservas de sus padres de que practicara algún deporte, se unió al equipo de atletismo de su escuela en 1938, lo que hizo que desarrollara mejor su habilidad como atleta. 

Un año después, a sus 16 años, consiguió una beca en la Escuela Preparatoria de Tuskegee. Dicha beca la obligaba a trabajar mientras estudiaba y entrenaba al mismo tiempo, teniendo incluso que limpiar las instalaciones deportivas y remendar uniformes. 

Antes de conseguir la beca, Alice Coachman participó en los Campeonatos Nacionales Femeninos de la Unión Atlética Amateur (AAU), batiendo los récords universitarios y nacionales de salto de altura mientras competía descalza.

Llegó a dominar el campeonato de salto de altura al aire libre de la AAU desde 1939 hasta 1948, ganando diez campeonatos nacionales consecutivos, además de ganar campeonatos nacionales de salto en distintas modalidades. 

Incluso, jugó en el Equipo Femenino de Baloncesto, con quien logró 3 Campeonatos de Conferencia.

Estando es su mejor momento deportivo, no pudo participar en los Juegos Olímpicos de 1940 y 1944 ya que fueron cancelados a causa de la Segunda Guerra Mundial. 

Fue hasta 1948 que pudo competir a nivel mundial en los Juegos Olímpicos de Londres, su destreza e inigualable fuerza en el salto la llevó a ser la primera mujer negra en ganar un oro olímpico, además de ser la única mujer de ese año en ganar una medalla de oro en atletismo. 

Su carrera deportiva terminó a los 24 años, para luego dedicarse a la educación y también a entrenar a otras atletas. Luego fundó la Alice Coachman Track and Field Foundation, la cual buscaba ayudar a jóvenes atletas con pocos recursos durante su carrera y tras el fin de la misma.

En opinión del periodista deportivo Eric Williams, "Si hubiera competido en esas Olimpiadas canceladas (1940, 1944) probablemente estaríamos hablando de ella como la atleta femenina número 1 de todos los tiempos".