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Menarquia: la llegada de nuestro súper poder

La pubertad es una etapa de la vida del ser humano que merece ser abordada con amor y respeto, debido a la serie de cambios físicos, psicológicos y emocionales que esta representa para las niñas y los niños. En el caso de las niñas, la pubertad es la antesala a la llegada de la menarquia, que es la primera menstruación.

Foto: Violeta Cetino

Por Violeta Cetino

Aunque no lo parezca, en Guatemala hablar sobre pubertad y menstruación aún es un tabú; en las tiendas de barrio, todavía envuelven las toallas sanitarias en hojas de papel periódico y cubiertas en una bolsa negra para entregarlas a quien las adquiere, para así evitar que las demás personas se enteren de la compra y que le ha llegado su ciclo menstrual.

De acuerdo con la psicóloga familiar Claudia Moscoso, la pubertad inicia entre los 9 y 12 años de edad, antes de los 9 años se considera pubertad precoz. En las niñas la primera señal del inicio de este proceso es la aparición del botón mamario: un pequeño bulto debajo del pezón. “A partir de este momento se considera que en 2 años, aproximadamente, llegará la primera menstruación o menarquia”, indicó.

La siguiente característica indicativa de pubertad es la aparición del vello púbico y axilar. No hay un orden específico en la aparición de estos signos, ya que hay niñas que inician primero con el vello y luego con el botón mamario. 

Según Moscoso, en la pubertad se da un crecimiento notorio en la estatura, un “estirón” en promedio de 15 centímetros. En esta etapa también cambia el olor corporal, por lo que es necesario reforzar los hábitos de higiene con las niñas, y por último aparece el flujo vaginal que es una de las últimas señales de que ya se aproxima la menarquia. “La pubertad termina cuando llega la primera menstruación”, señaló. 

Moscoso tiene 46 años y cuenta con una maestría en Logoterapia y una especialización en salud mental perinatal y se dedica a acompañar a mujeres en procesos terapéuticos, cuando presentan algún problema psicológico o emocional durante el embarazo, posparto y duelo gestacional, entre otras situaciones. Además, se desempeña como educadora menstrual. En esta labor crea material apto para niñas e imparte talleres a niñas y adolescentes sobre la pubertad y el ciclo menstrual.

Hablar antes de la llegada de la menstruación, las empodera

Desde su experiencia, recomendó que el abordaje de los cambios que impulsa la pubertad en el cuerpo de las niñas se haga a partir de los 8 o 9 años, idealmente antes de que inicie el proceso para que las niñas observen y registren  los cambios que su cuerpo y mente tendrán y los asimilen poco a poco. “Hacerlo con anticipación evitará que se asuste, o sienta vergüenza de hablar sobre lo que le está sucediendo a su cuerpo”.

La educadora menstrual aseguró que es necesario preparar a las niñas para el cambio tan importante que representa menstruar. “Yo siempre les digo que siguen siendo niñas, principalmente ahora que las niñas menstrúan cada vez más pequeñas, hay niñas que menstrúan a los 10 años, pero que ahora serán niñas que menstrúan, niñas cíclicas, que su cuerpo ahora tendrá distintas capacidades y necesidades”, apuntó.

Es importante tratar el tema desde antes de que llegue la menstruación para hacerlas sentir preparadas, pues, según Moscoso, hay una gran diferencia en la forma en que recibe la menarquía una niña que está preparada y otra que no. “Si no las preparamos, será un momento difícil, lo vivirán con miedo, vergüenza, asco y en soledad, mientras que si están preparadas será un momento emocionante y un buen recuerdo”. 

Además, la psicóloga familiar resaltó que es importante que las niñas comprendan por qué las mujeres menstrúan y los beneficios que un ciclo sano significa para la salud física y mental. Otro factor importante es guiarlas en la utilización de un producto de higiene menstrual que sea adecuado para ellas, que sepa cómo utilizarlo antes de que llegue la menstruación. “Si les explicamos de una manera amorosa, positiva, dosificando la información, con vocabulario que ellas entiendan, se sentirán preparadas, verán que el ciclo menstrual es como un súper poder que las mujeres tenemos”, dijo. 

Lejos de contagiarlas de aspectos negativos que la sociedad ha impuesto a la menstruación, Moscoso indicó que debe hacerse hincapié en que “un ciclo menstrual sano les ayudará a tener buena salud, les dará energía para alcanzar sus metas, les hablará sobre sus emociones, será una alerta ante enfermedades y más adelante les permitirá ser madres, si eso es lo que ellas quieren”. 

Incluir a los demás miembros de la familia

Erróneamente se ha pensado que la menstruación es un tema únicamente de mujeres, que los hombres no necesitan tener información sobre este ciclo, pues no lo viven en sus cuerpos. Sin embargo, Moscoso afirmó que es necesario incluir a los papás y a los hermanos, pues menstruar no debe ser un secreto, ni un asunto solo de mujeres. 

“Para papá es necesario saber los cambios por los que su hija atravesará, saber cómo apoyarla y ayudarla”, mencionó Moscoso y a la vez dijo que las hijas necesitan saber que su papá comprende lo que está viviendo y tener la confianza de acudir con él. “Es importante que el hogar sea un lugar seguro, libre de burlas, libre de menosprecio y tabúes con relación a la menstruación, para que esto no se extrapole a la sociedad completa”. 

Preparación mental y psicológica

Los cambios que genera la pubertad y la adolescencia a nivel cerebral son diversos, indicó Moscoso, por lo que la preparación psicológica es muy importante. El cerebro llega a su mayor tamaño, se da una gran plasticidad, tanto las chicas como los chicos tienen mayor capacidad de resolución de problemas, se despierta un fuerte sentido de justicia y las emociones se hacen más complejas. 

La psicóloga calificó esta etapa como una época preciosa, en la que se forma una nueva identidad, se dan nuevos aprendizajes y el mundo se ve de distinta forma, “pero todo ese proceso necesita ser acompañado por los padres y adultos, para que no sea abrumador y caótico”. 

También es muy importante que las niñas puedan identificar señales de alerta en el ciclo menstrual, como dolor, sangrado excesivo, cambios emocionales severos, entre otros, para buscar atención médica oportuna. 

Foto: Violeta Cetino

Para este apoyo emocional y psicológico que requiere el abordaje de esta etapa, Moscoso escribió el libro El Camino Rojo, una herramienta para que mamás y papás utilicen en las pláticas con sus hijas, sin que ellas pongan resistencia o les cause aburrimiento. 

El Camino Rojo es un cuento que explica los cambios que se presentarán en la pubertad de una manera amigable y cercana, pues según la autora, los cuentos tienen una habilidad especial para llegar a lugares profundos del alma, “nos hablan, nos sentimos reflejadas en sus palabras sin sentirnos presionadas, ni juzgadas”, y eso, dijo, es lo que buscaba con su libro, que las niñas pudieran sentirse reflejadas en los cambios y emociones que la protagonista de la historia vive. 

A través de este cuento, Moscoso invita a caminar junto a las niñas el camino rojo que están por iniciar. “Invita a maravillarnos de la hermosa transformación que tendrán, invita a crear nuevos lazos de confianza, nuevas formas de relacionarnos con nuestras hijas e invita a reconciliarnos con nuestra menstruación y nuestro cuerpo para poder acompañar mejor a nuestras hijas”.

Un espacio para que las niñas florezcanSumado a El Camino Rojo, la educadora menstrual creó un espacio dedicado a apoyar a madres, padres, maestras, maestros, abuelas, niñas y adolescentes, con educación, información, material, talleres y actividades para que el recorrido de la pubertad y el ciclo menstrual sea una experiencia enriquecedora y positiva. 

Este espacio fue bautizado como Niñas FloreSiendo y funciona principalmente de manera virtual, a través de Instagram y Facebook. “Salimos de la virtualidad en los talleres presenciales, donde convivimos mamás, abuelas, niñas, adolescentes, papás y hasta hermanitos para aprender y hablar sobre pubertad y ciclo menstrual”, compartió Moscoso y los talleres se realizan en distintos lugares que abren sus puertas para hablar sobre el tema.

La motivación para fundar esta iniciativa surgió cuando, a nivel personal y profesional, pudo darse cuenta de la importante relación que tiene el ciclo menstrual con la salud mental. “Las mujeres comprendemos muy poco cómo funciona nuestra cuerpo, no somos conscientes de la importancia de nuestras hormonas en nuestros niveles de energía, en nuestra memoria, en nuestros estados de ánimo, en nuestros patrones de sueño y en un sinfín de funciones más”, indicó.

Indicó, además, que las mujeres somos cíclicas, somos cambiantes, que nos renovamos y fluimos de diferente manera según nuestra etapa del ciclo menstrual. “Somos bastantes exigentes con nosotras mismas, queremos estar todos los días igual, ser constantes y eso no es posible debido a nuestra naturaleza femenina”.

Además, explicó que los estados depresivos y ansiosos son bastante frecuentes en las mujeres y que en muchos casos estos tienen una relación estrecha con las hormonas. “Es por eso que creé este proyecto, para empezar a enseñar a las niñas sobre su ciclo menstrual, sobre su ambiente hormonal y cómo este incide en su bienestar general”. 

Foto: Violeta Cetino

Moscoso comentó que tiene dos hijas adolescentes y que ellas fueron la semilla de este proyecto, y que es substancial empezar a reconocer el tema de la pubertad y menstruación por las más chiquitas, “para que la experiencia de ellas sea mejor, para que tengan conocimiento y herramientas que les permita tener una mejor salud menstrual, física y emocional”, puntualizó.