Marlene Mancilla denuncia la violencia de género en el teatro
Con una potente denuncia sobre las condiciones que enfrentan las mujeres en el mundo del arte, Marlene Mancilla presentó Maquila de Mujeres, un monólogo que aborda el acoso, la discriminación y la objetificación a través de los ojos de Nora, una mujer que aspira a ser actriz en un sistema que le exige ceder a su vulnerabilidad. A través de esta obra, escrita y dirigida por mujeres, Mancilla no solo reivindica su derecho al trabajo, sino que también lanza una crítica feroz a un sistema teatral que, como el resto de la sociedad, sigue fallando a las mujeres que buscan una voz auténtica y sin restricciones.
Por Nathalie Quan
En un escenario sobrio y frente a un público a la expectativa, la actriz Marlene Mancilla presentó Maquila de Mujeres, un monólogo que expone las múltiples formas de violencia y discriminación que enfrentan las mujeres en el ámbito teatral. La obra, escrita por Tairimayri Sarmientos y dirigida por Emy Coyoy, se estrenó con una audiencia de aproximadamente 50 personas en el teatro La Cúpula, en lo que fue un acto de resistencia y denuncia.
Con una duración de 45 minutos, Maquila de Mujeres introduce a Nora, una mujer que sueña con dedicarse al teatro y se enfrenta a las exigencias y estereotipos que condicionan su participación en el arte. Al inicio, se presenta una reflexión sobre Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen, en la que Nora busca un papel que la represente.
Un viaje entre personajes y roles impuestos
A lo largo de Maquila de Mujeres, Nora emprende un viaje transformador a través de distintos personajes, cada uno de ellos revelando los roles impuestos a las mujeres dentro y fuera del teatro. Comienza como el “Ama de casa”, una mujer atrapada en la rutina diaria, limpiando, cocinando y cuidando, donde su existencia se reduce a las exigencias de un hogar que la desgasta sin dejar espacio para sus sueños. “No me gusta este papel”, declara con una firmeza que resuena más allá del escenario.
Luego, se adentra en el rol de la “profesional sometida”, enfrentando entrevistas laborales invasivas, donde las preguntas sobre su vida personal y las pruebas médicas humillantes ponen en evidencia las barreras que las mujeres deben cruzar solo para ser consideradas en un puesto laboral. El teatro, en este momento, se convierte en una extensión de una sociedad que las evalúa constantemente.
Pero el viaje de Nora no termina ahí. Se transforma en el “director déspota”, un ser arrogante y cruel que abusa de su poder, burlándose de sus estudiantes y despojándolos de su dignidad. Aunque al principio encuentra cierto placer en este personaje, pronto se da cuenta de que su poder no es liberador, sino vacío. La siguiente metamorfosis la lleva a ser la “niña soñadora”, esa pequeña que, a pesar de la desaprobación de su madre y la hostilidad del entorno, se escapa para hacer lo que más ama: teatro. Sin embargo, en su primera confrontación con el mundo real, el director la obliga a desnudarse. Al negarse, sus compañeros y director la ridiculizan, la llaman "mojigata". En este momento, el teatro, que en un principio parecía un lugar de libertad, se revela como un espacio hostil y exigente desde los primeros pasos en la carrera artística.
Finalmente, Nora se enfrenta a Torvaldo, el personaje que representa todas las expectativas sociales y profesionales que la limitan, y se libera de él con un grito de autonomía: “¡Me libero de ti!”. En esa última interpretación, Nora abraza su libertad, eligiendo un papel que no la degrade, que no la exponga, y que finalmente le permita ser quien realmente es. Así, el monólogo culmina en un acto de liberación que, lejos de ser solo un juego actoral, se convierte en una declaración profunda sobre la necesidad de las mujeres de reclamar su espacio y su voz en un mundo que las ha condicionado a seguir guiones ajenos.
Margarita López, actriz con más de 20 años de experiencia y miembro de la Red de Mujeres de Teatro de Guatemala que se originó a raíz de las agresiones hacia Marlene Mancilla en el montaje de la obra El Señor Presidente, y otras agresiones previas a muchas colegas, asistió al estreno. Para ella, Maquila de Mujeres es un testimonio valiente que refleja las problemáticas estructurales del teatro. "Vine porque esta obra es la única acción concreta que el Ministerio de Cultura y Deportes ha realizado en respuesta a la vulneración de derechos que sufrió Marlene Mancilla", afirmó López. Además, invitó al público a asistir: “Es una entrada libre porque ya ha sido pagado con nuestros impuestos. Es importante que ejerzamos nuestro derecho al arte y la cultura”.
Un origen marcado por la violencia
Maquila de Mujeres surge tras el polémico caso de la obra El Señor Presidente, en el que Mancilla denunció abusos sexuales y laborales durante los ensayos. Su denuncia, realizada en julio ante el Ministerio Público y en redes sociales, provocó la atención mediática y el respaldo de colectivos feministas, pero también le costó su lugar en la obra y el acceso a los programas culturales del Ministerio de Cultura y Deportes.
El monólogo, ofrecido como una alternativa laboral por el Ministerio, ha sido considerado por la actriz como una "obra del castigo", dado que no aborda directamente los hechos denunciados ni representa un acto de justicia. A pesar de esto, Mancilla utiliza el escenario para visibilizar la violencia estructural que enfrentan las mujeres en el teatro.
El caso de Marlene Mancilla y el estreno de Maquila de Mujeres han reavivado el debate sobre la violencia de género en el ámbito artístico. A través de Nora, el monólogo no solo denuncia la discriminación y el acoso, sino que también plantea una búsqueda de libertad y dignidad. Para Mancilla, el teatro sigue siendo un espacio de resistencia, pero la verdadera justicia aún está por llegar.
La obra podrá ser vista los jueves y viernes hasta el 29 de noviembre, en el Teatro La Cúpula, ubicado en la 7a avenida 13-01, zona 9, a las 20:00 horas.