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María Lucas, alcaldesa indígena defensora de los derechos humanos

Fotografía: Campaña Palabras de las Hijas del Mayab´

Por: Campaña Palabras de las Hijas del Mayab´

Entrevista a María Lucas, defensora de los Derechos Humanos en la Aplicación del Sistema de Justicia Maya electa como alcaldesa indígena de Quiché, por la asamblea comunitaria y lleva actualmente 18 años trabajando en la Alcaldía Indígena de Quiché, como alcaldesa indígena.

María Lucas es originaria del departamento del Quiché, municipio de Santa Cruz del Quiché, nacida en la comunidad de Xesic II, en el año del 1954 con la edad de 67 años de vida, se identifica como Mujer Maya K’iche’

Mi nombre es María Lucas, no tengo el apellido de mi padre porque cuando él falleció no pudo registrarme con su apellido.

Anteriormente la pobreza en nuestra comunidad era de forma extrema, las condiciones económicas en las que vivíamos eran desesperantes, a causa de esta situación, cuando yo tenía dos años, mi mamá y mis hermanos viajaron a la costa al trabajo en las fincas, la necesidad los obligaba a salir de casa, porque no teníamos lo suficiente para alimentarnos y cubrirnos. Recuerdo que me quedé viviendo con mi abuela por la ausencia de mi familia materna.

Mi niñez fue sorprendente, tenía una sola blusa para cubrirme, y si estas palabras que estoy diciendo lo llegaran a escuchar las personas mayores entenderían de lo que estoy hablando, por ejemplo cuando comprábamos azúcar venía envuelto a través de un trapo, y no con bolsas como hoy lo venden en el mercado y supermercado, antes era costal de tela. Se compraba el azúcar con el precio de 2 centavos, y la misma tela donde venía el azúcar lo costurábamos y lo usábamos como nuestra blusa, sin blonda, sin embutido solamente la tela.

No puedo leer, ni escribir, escucho a las personas que hablan el español, me dificulta un poco conversar con ellos, pero en el caminar de mi vida estoy aprendiendo más.

Me casé a la edad de 14 años, con mi compañero y amigo Mateo Zapeta. Mi primer hijo nació cuando yo tenía 15 años de edad, él se llamaba Pedro Zapeta Lucas, en ese entonces estábamos viviendo con mi suegra 8 meses vivió y murió.

Cuando sané de esa enfermedad, nació mi hija Manuela Zapeta Lucas, (quien actualmente está viviendo fuera del país) yo pensé que ella también iba a morir, por el trauma que se me había quedado con mi primer hijo, pero logramos luchar con ella.

Después a los tres años, nació mi tercer hijo Luis Zapeta Lucas, ambos fueron creciendo, luego cuando el cumplió los tres años de edad yo seguía trabajando en la elaboración de trenzas, pero vino en mi mente el aprender a costurar, pero antes de ello estuve aprendiendo a utilizar una máquina, mi sobrina Alejandra Álvarez de León me enseñó a mover el pedal en medio día, eso fue suficiente para que yo aprendiera.
Hoy presento las etapas de mi vida, mi familia y sobre todo el trabajo que estoy ejerciendo como Alcaldesa Indígena.

Cuando yo tenía 25 años ya casada y con dos hijos, vino la guerra en los años 1980, 1981, 1982, 1983 fueron tiempos muy complicado para nosotros como familia, escuchábamos cuando los vecinos decían que habían asesinado a sus esposas, o hasta a la familia completa, temíamos por la vida de mis hijos, pero gracias al creador no pasó a mayores.

Ya en el año 1995 nosotros ya habíamos pasado la guerra, nosotros pensamos que ya no corríamos riesgo al salir de casa, cuando de repente dispararon al esposo de mi hija, yo presencié ese momento, cuando pasa la bala cerca de mi mano, directo hacia él y murió.

A los 10 meses de fallecido el esposo de mi hija, se hizo la presencia de ladrones en nuestra comunidad de Xesic II, las familias que vivían en sus hogares, todas las tardes dejaban su casa, por el temor y el miedo que nos imponían al cargar cuchillos y pistolas con el objetivo de matarnos, pero no lograron matarnos.

Ya en el año 2003 fui electa como Alcaldesa Comunitaria de mi comunidad, el trabajo que estuve realizando fue entregar correspondencia al cantón, que las agencias y bancos mandaban a la Municipalidad. Yo me opuse y dije “yo si no acepto porque no somos sus empleados, por eso ustedes tienen sus empleados, están los policías que ellos se encarguen de entregar las cartas de casa en casa, nosotros no lo vamos hacer. Mi trabajo es velar por las necesidades de mi comunidad”.

Antes cuando una marimba llegaba a tocar en la comunidad, el alcalde se encargaba de ir a cuidarlo, pero yo si no lo hice, las personas que quieren la marimba entonces que lo cuiden ellos, pero yo no soy su empleada, y cuando yo fijé mi postura ante esa situación, desde entonces hoy ya no se hace esto.

¿Cómo surgió la Alcaldía Indígena de Santa Cruz de Quiché?
Fue cuando se encontraron 4 cadáveres de mujeres asesinadas y torturadas en Xesic II, todos alertados en que hacer, todos los días las personas abandonaban su casa, porque los ladrones los amenazaban, las personas huían, entonces yo dije hasta aquí hay que darles un alto a esos ladrones.

Juan Zapeta, Mateo Zapeta, y yo, plantemos buscar una solución a este caos, porque huir no era la solución, si logramos que no nos matara el ejército, como no vamos a poder con ellos, entonces reunimos a 5,000 personas del cantón en una tarde y dialogamos, realizamos una asamblea, les plantemos que íbamos a hacer, los ladrones son pocos, el pueblo es la gran mayoría, y luego unas personas opinaban, si ustedes detienen a un ladrón no tienen el permiso de tomar justicia hacia ellos, de allí la comunidad nos elije para ejercer el trabajo como Alcaldía Indígena.

Así es como se inició el trabajo la Alcaldía, por causa de los dolores de nuestras comunidades, las muertes, los robos, violaciones de los derechos individuales y colectivos, nosotros hemos dedicado por completo nuestro tiempo a las comunidades que nos necesitan para la resolución de conflictos aplicando nuestros propios principios y valores (Pixab, Xuqlem y el Xicay)

Cuando iniciamos el trabajo como Alcaldía Indígena, las personas nos rechazaron, quisieron meternos en la cárcel pero no, yo dije si me voy me voy, porque hubo un caso donde la persona dijo que nosotros lo amarramos con alambre, que con la vara yo les pegué y era una mentira porque nosotros todo lo grabamos.

Así es como cuento mi historia de vida, hemos logramos salir adelante por el trabajo de ambos, desde la colectividad, yo sembré, tengo mis animalitos, compramos nuestro terreno, construimos nuestra casa, con ropitas sencillitas, hoy tenemos un techo donde vivir, luz, pero nos ha costado bastante, y seguimos trabajando a pesar de nuestra edad.

¿Cómo promuevo la defensa de la vida?
La defensa de la vida la realizamos a través de la defensa del territorio, la organización comunitaria, de defender el derecho de la juventud, de la niñez, de las mujeres y adultos sobre las injusticias que suceden.

Defendemos a la madre naturaleza de la tala de árboles, la aplicación del sagrado Xicay como una forma de sanación para la persona que haya cometido el delito, y así también generar conciencia sobre la basura y otros elementos, realizando procesos de sensibilización en las comunidades que nos convocan.

¿Qué me hace ser mujer maya?
Me hace ser mujer maya la forma de pensar desde la cosmovisión, vivir los principios de reciprocidad, de la dualidad. Comprender que todo tiene vida, las plantas, los animales, los cerros, las montañas y las personas. Me identifico con mi idioma materno que es el K’iche’ y mi vestimenta.

¿Por qué defiendo la madre tierra y territorio?
Defiendo los derechos de la madre tierra, porque sé que soy parte de ella, de la relación que tenemos entre la madre tierra y las personas, es entonces una obligación defender nuestro territorio tierra y el territorio cuerpo.

Somos pobres económicamente pero somos más en conocimientos y eso afecta más, no recibamos una playera a cambio de la vida de nuestros hijos y de la nuestra. Yo no sé leer ni escribir pero tengo ojos y oídos y también pienso. Visión y noción. No desarrollo el miedo. La lucha debe encaminarse hacia nuestras futuras generaciones.