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Las viudas de pilotos elaboran mascarillas para subsistir durante la pandemia

Fotografía: Jovanna García

La Asociación de Viudas de Pilotos de Transporte Público de Guatemala -AVITRANSP-, es un grupo de viudas organizadas que surge a partir de los índices de asesinato de pilotos de transporte urbano, extraurbano y taxis en Guatemala en 2008, a consecuencia de las extorsiones y el crimen organizado, los cuales se han mantenido hasta la actualidad.

La violencia y los asesinatos a pilotos, ha dejado grandes secuelas tanto a las viudas, como a sus hijos, por lo que Doña Lily, como fundadora de la asociación, junto con otras mujeres, trabajan para apoyar a otras viudas de pilotos con capacitación mecanográfica y de corte y confección, de esa forma han logrado subsistir y ayudar a más de 850 viudas a tener habilidades para trabajar. Ellas realizan trabajo doméstico, ventas informales, y por cuenta propia, sin embargo por el contexto actual que agrava la crisis social y económica en Guatemala, la asociación no ha podido continuar con sus actividades cotidianas para apoyarlas ni ellas salir a trabajar.

Conversamos con Lilian Pérez, fundadora de Avitransp, quien nos contó la situación que como viudas de pilotos han tenido que enfrentar en los últimos años, la cual ha empeorado a raíz de la llegada de la pandemia al país. “Como mujeres, sabemos que tenemos que ser solidarias entre nosotras, por eso nos fuimos uniendo con el tiempo con más mujeres viudas de todos los tipos de transporte público que hay en el país.”, comenta Lily.

Muchas viudas de pilotos, alquilan viviendas en distintas localidades y no han podido acceder a ninguno de los programas de ayuda social que está otorgando el gobierno en relación a la pandemia, ni siquiera al bono familiar, pues algunas viudas comentan que sus arrendadores se quedan con el código del Bono Familia que viene en la factura de la luz y las amenazan que de usar el bono, las sacarán de las propiedades que les arriendan, y al no haber otro programa pensado para ellas, siguen quedando desamparadas. Avitransp se ha abocado al Ministerio de Desarrollo, a la Casa Presidencial y a la Conred, para buscar ayuda para las viudas, sin embargo no obtuvieron ninguna respuesta. “Nosotras nos preguntamos entonces, si las viudas y los huérfanos no son una población vulnerable para el gobierno.”, dice Lily.

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La falta de vivienda propia, es un problema grande para muchas viudas, por ello Avitransp ha elaborado un estudio para dignificar la vida de las viudas y los huérfanos, y con ello piden al Congreso que con base a una iniciativa de ley, se facilite el acceso a vivienda a todas las viudas. “Nosotras no queremos que nos regalen una casa, queremos que nos faciliten el acceso a un terreno que ya tenemos visto para la elaboración de vivienda para todas las viudas, ya está el estudio del suelo y del proyecto, es mejor que las viudas paguen entre Q700 y Q900 al mes por algo propio, que por un alquiler, sin embargo el gobierno no tiene intención de dignificar la vida de las viudas.”, comenta la fundadora de Avitransp.

En 2012 Avitransp estableció con la ayuda de las Naciones Unidas el Día Internacional de las Viudas, que es el 23 de junio. Cada año, realizan distintas actividades por este día, sin embargo este año eso no será posible por el contexto mundial en el que se vive por la pandemia. “Nosotras hemos luchado hasta el cansancio por que el Congreso o alguna comisión se interese en desarrollar un proyecto para dignificar la vida de las viudas y su desarrollo, pero como se tiene que invertir, a nadie le interesa, a ellos les interesa ganar. No hay voluntad política de ninguna forma.”, agrega Lily.

En la sede de la asociación ubicada en Ciudad Nueva, zona 2 de la ciudad, cuentan con un espacio de costura en el que en ocasiones el Intecap brinda capacitaciones a las viudas, sin embargo por ahora han habilitado el espacio para realizar la confección de mascarillas y apoyar justamente a todas las viudas capacitadas con los cursos. La idea empezó a ejecutarse en abril, y a partir de ahí distintas viudas llegan algunas horas a la semana para dedicarse a elaborar los cubre bocas, los cuales realizan en distintos colores y materiales. Para aprender a elaborar las mascarillas, no tuvieron ninguna capacitación, con la ayuda de un tutorial y gracias a que ya tenían habilidades en corte y confección, pudieron elaborarlas sin problemas.

Fotografía: Jovanna García

Aunque no hay un ingreso estable, han trabajado algunos pedidos grandes y con ello obtenido ganancias que reparten de forma monetaria o en víveres, entre quienes sacan cada pedido. “Hemos logrado sacar pedidos grandes a la Asociación de Fincas Bananeras, que nos han estado apoyando con ello, y luego también que gente individual nos compra, pero no es mucho. Con esto como asociación estamos apoyando a algunas viudas con trabajo y con víveres o dinero, depende de cómo nos paguen.”, agrega Lily.

Además de coser en las instalaciones de la asociación, con un grupo de 25 viudas en Livingston lograron gestionar un espacio en un taller con 15 máquinas de coser, al igual que en Ciudad Quetzal, pues la municipalidad les otorgó el espacio para realizar costuras en donde una de las viudas anteriormente capacitada, le enseña a otras a coser.

Avitransp además de vender mascarillas de distintos materiales a un precio de Q6.00 sin importar el modelo de las mascarillas, también ha implementado la modalidad de “Trueque Solidario”, en la que a cambio de víveres y del equivalente monetario que representan los mismos, así es la cantidad de mascarillas que ellas les dan a las personas. “Vino una persona con dos quintales de arroz, entonces hicimos un equivalente de cuánto vale el quintal de arroz y cuántas mascarillas les podíamos a dar.”, dice Lily. También con las ganancias que obtienen, compran más materiales para nuevos pedidos y poder apoyar con trabajo y ayuda a más viudas.

“Doña Lily nos ha apoyado mucho en la asociación, nos da trabajo cuando a ella le sale algún pedido porque está difícil la situación, y pues ahora que la mascarilla es una necesidad nosotras vemos una oportunidad. Nosotras elaboramos las mascarillas y ella nos apoya, no con mucho porque somos muchas viudas, pero nos apoya.”, comenta Karin Rodríguez, ella es viuda desde hace tres años, su esposo fue asesinado en una ruta y tiene 4 hijos de diferentes edades, su hijo mayor laboraba en un centro comercial pero debido a las restricciones se quedó sin empleo. Además de sus hijos, tiene a su cargo a su mamá que es una señora de 70 años, toda la familia vive en San Pedro Ayampuc y como puede, se traslada desde su hogar hacia zona 2 para poder trabajar un poco con la elaboración de mascarillas.

Karin Rodríguez. Fotografía: Jovanna García

“Pues nosotras nos aventamos a hacer mascarillas porque la situación es cada vez más difícil, entonces tenemos que ver de dónde sacamos recursos para nuestros hijos y la comida diaria, yo tengo 3 hijos, uno de 15, una de 9 y un bebé de 5 años, y pues tenemos la oportunidad con el trabajo de las mascarillas de apoyar a Doña Lily con los pedidos que llegan y ella apoyarnos a nosotras, porque tenemos que pagar alquiler, comida y muchas cosas. En verdad no sabemos si el gobierno se hace de oídos sordos o qué, porque no vemos ninguna acción para ayudarnos.”, relata Omara González, quien también es viuda y elabora mascarillas para tener al menos un ingreso o apoyo alimenticio.

Omara González. Fotografía: Jovanna García

Las viudas de pilotos del transporte urbano y extraurbano, se sienten olvidadas y no tomadas en cuenta en los programas sociales desarrollados por el Estado en respuesta a la pandemia, y aunque la ayuda que han pedido a distintas entidades gubernamentales no les ha llegado, esperan que en algún momento las tomen en cuenta pues son vulnerables.

Con la elaboración de mascarillas pretenden subsistir y apoyarse entre todas, pero uno de los problemas que ven es que tanto las empresas que tienen capacidad para comprar pedidos grandes, como las personas individuales, no confían en los productos nacionales, “la gente prefiere comprar las famosas mascarillas certificadas, pero si ven las nuestras, están bien elaboradas, las sanitizamos y también las certificamos, no entendemos por qué aún se comparte esa cultura de preferir lo extranjero, entonces hacemos un llamado a que nos apoyen a nosotras como costureras y que comprueben que las mascarillas están bien hechas, y también que apoyen todo lo local.”, concluye Lilian.

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