RUDA

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Las reivindicaciones de las mujeres y la ausencia del cuerpo

Por: Bianka Verduzco

Alguna vez pensé que es mediante el cuerpo que creamos resistencia y solicitamos derechos, la contingencia por el COVID-19 obliga a crear nuevas modalidades de protesta. En estos momentos qué mujer no extraña poner el cuerpo, pintarlo, mostrarlo, abrazar a la compañera de lucha, tomarla de la mano, sentirse, gritar, acompañar, llorar, cerrar las calles, bajo el principio de feminizar y apropiarse del espacio público gracias a su presencia corporal.

La protesta y su función; ejercer el derecho de reunión y libertad de expresión, para romper con lo cotidiano de la vida pública, con esto las mujeres pasan a ser actoras, donde el cuerpo se convierte en el soporte de una manifestación y su corporeidad es la que expresa problemáticas de identitarias y políticas.

Las movilizaciones feministas responden a una naturaleza política-reivindicativa, en donde las mujeres componen un tramado vivo rizomático que se muestra en sus consignas, carteles, sensaciones, cuerpos, aplausos, colores, emociones, basado en la hermandad y creación de una red conectada gracias a las corporalidades en el espacio, creando un vínculo entre cuerpos y significados que le dan sentido a la protesta.

Pero ahora el COVID-19 nos obliga a quedarnos en casa, esto con la idea de salvar nuestra vida, pero para miles de mujeres la contingencia no hecho más que aumentar las violencias patriarcales arrebatándoles la vida. El virus nos prohíbe tomar las calles y frente a la ausencia de poder colocar el cuerpo en el espacio público, por órdenes del Estado, las mujeres debemos de recurrir al uso de las tecnologías para solidarizarnos en torno a una demanda con el uso de hashtags, marcos para las fotografías de perfil, post feministas, retweets que comparten las mujeres en sus redes personales conmemorando un día en específico o compartiendo alguna denuncia creando una hermandad digital.

Los últimos sucesos digitales que dan muestra de esta práctica, que parece ser el futuro del ciberactivismo, es el pasado pañuelazo virtual del 24 de abril por la conmemoración de la Interrupción Legal del Embarazo en CDMX desde hace 13 años, acción que demostró la hermandad y el apoyo digital de miles de mujeres que compartieron fotos e imágenes de ellas con sus respectivos pañuelos verdes, la siguiente fue el 26 de abril, el día de la visibilidad lésbica, donde las mujeres compartían fotos de la necesidad de mostrar su existencia como feministas y lesbianas, el otro evento se trata de madres que convocan a marchas digitales por sus hijas e hijos desaparecidos en Jalisco, entre otras actividades.

Los que parece es que gracias al COVID-19 estás serán las prácticas feministas que dan muestra de que lo personal es político, pero nos enseñan que lo digital también es político, nos encontramos en una nueva ola feminista digital donde ya no se presenta el cuerpo en la vía pública, sino que ahora una foto basta para solidarse y hermanarse en un movimiento desde lo digital.