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Las personas desaparecidas “aparecieron” en las elecciones de México

Foto: a donde van los desaparecidos y Prensa Comunitaria Collage: Angie Ross

Por María Florencia Alcaraz - corresponsal latinoamericana

La última vez que vieron a Fanny Sánchez fue hace dos décadas en la ciudad de Torreón, en el Estado de Coahuila, México. Tenía 16 años, llevaba una remera con el escudo del Colegio Español, un pantalón color gris con franjas rojas en los costados, calzaba zapatillas negras y cargaba en su espalda una mochila de peluche en forma de conejo de color rosa. Había pasado por la casa de una amiga a pedirle dinero, porque le habían robado. Después de eso su rastro se volvió evanescente. Hoy tiene 36 años, pero su paradero es una incógnita. 

Este 2 de junio, jornada electoral histórica por la magnitud de cargos en disputa en México,  la madre de Fanny, que la busca desde hace 20 años, dejó su nombre en la boleta de votación. “Cumplí con mi deber y me traje a mi hija, ella merecía votar también. Tengo miedo de lo que vaya a suceder, hemos visto muchas cosas negativas, queremos un cambio”, declaró Silvia Ortiz, que además de madre de la joven, es vocera de Grupo Vida, uno de los tantos colectivos de búsqueda de personas desaparecidas que vienen denunciando la constante indiferencia por parte del Estado. 

La historia de Fanny no es aislada: en México cada hora que pasa desaparece una persona, y el Estado no puede dar una respuesta a sus afectos sobre qué pasó con ellos y ellas. La impunidad en los delitos de desaparición forzada es casi total. Los registros oficiales hablan de un total de 114 mil 184 ausentes. Se trata de un crimen vinculado con la narcocriminalidad, el control territorial y se constituye como un mensaje para el resto de la población: es una forma de desparramar terror. 

Como una forma de protesta y, a la vez, una manera para visibilizar esta crisis, las personas desaparecidas “aparecieron” en México en las boletas de votación como si fueran un candidato más. “Vota por un desaparecido” y “Te cambio mi voto por mi desaparecido”, fue la campaña que encararon distintas organizaciones que buscan a sus seres queridos a lo largo y ancho de las tierras aztecas. “No permitamos que sigan desapareciendo a las personas desaparecidas, en este proceso electoral hagámosles presentes en las urnas”, convocaban desde su página web. La acción estuvo dirigida a personas que ya tenían decidido anular su voto porque ninguna de las propuestas de los partidos políticos les interpelaba. “Como nosotras, muchas personas están decepcionadas con la clase política, ¿tú te sientes así? ¿Quieres participar en la elección del 2 de junio?”, preguntaban. En 2021, en las elecciones de medio término, ya se había empujado una acción similar. 

Foto: a donde van los desaparecidos

Cada boleta electoral contaba con el apartado “Candidatos no registrados” donde, al final, se le preguntaba al votante, “Si desea votar por algún/a candidato/a no registrado/a, escriba en este recuadro el nombre completo”. En ese espacio en blanco de la boleta las personas escribían el nombre de su amigo, amiga, familiar, vecina o conocido ausente. Las y los  funcionarios de casilla están obligados a registrar los nombres de las candidaturas no registradas. De esta manera, el nombre de las personas desaparecidas apareció en los conteos oficiales haciendo que sean, indefectiblemente, visibles. La campaña también armó listas de personas desaparecidas para quienes querían sumarse, pero no conocían a nadie en esa condición. 

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el expediente SUP-JDC-713/2004, señaló que el apartado “Candidatos no registrados” sirve solamente para que la ciudadanía ejerza su derecho a la expresión. Por lo que la acción no debería tener ninguna consecuencia legal para quienes se sumaron a la campaña. 

“Yo hoy decidí darle mi voto a Guadalupe Pamela Gallardo Volante, Sofía Lorena Meneses Méndez, Rodrigo Ricardo Rico Fernández, Mariela Vanessa Díaz Valverde, Luis Axel Guzmán Zarate y Josefina Avellaneda Díaz. Todxs desaparecidxs en CDMX”, contó una usuaria de X que compartió las imágenes de las boletas con los nombres y las fotos de las personas faltantes. 

Griselda Triana, viuda del periodista Javier Valdez, asesinado en Culiacán en 2017, votó en Ciudad de México y escribió el nombre de su esposo en la boleta. Además de nombres propios, también hubo lugar para algunas frases de protesta, “Ayotzinapa 43”, “Periodistas desaparecidos” , “Red de desaparecidos de Colima”, “Desaparecidxs”, “‘¡Hasta encontrarles!”, entre otras. La acción ciudadana de protesta se replicó en los Estados de Puebla, Baja California, Oaxaca y Ciudad de México. Al cierre de esta nota, con casi el 80% de las actas capturadas, los votos nulos fueron un 1 millón 105 mil 150 y las candidaturas no registradas, 73 mil 087.

A pesar del contundente respaldo que recibió con la reelección de su fuerza política, durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador, las ausencias no mermaron: faltaron más de 50 mil mexicanos y mexicanas en este sexenio que termina. Así lo reportó el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) el 14 de mayo recién pasado. A diferencia de las gestiones anteriores donde, muchas veces, era el propio ejército el responsable de las desapariciones; en el último sexenio detrás de la mayoría de las ausencias están los tentáculos de la narcocriminalidad.

Tampoco hubo tregua para la violencia en la administración de AMLO, a pesar de que había prometido la pacificación: en abril superaron la cifra de 100 asesinatos por día, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). La Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos dio a conocer esta semana que pasó, que “en el periodo que se extiende desde el 1 de diciembre de 2018 al 31 de diciembre de 2023, se documentaron 92 ejecuciones extrajudiciales de defensores de derechos humanos”.

Según este relevamiento de InSight Crime, las propuestas de la virtual presidenta Claudia Sheimbaun Pardo, sobre cómo abordar la crisis por la desaparición forzada, no son innovadoras. Propuso dar seguimiento a protocolos actuales de búsqueda de personas e implementar un sistema de búsqueda con datos de las fiscalías estatales. 

“Vota por un desaparecido”, fue una acción de desobediencia y participación ciudadana, al mismo tiempo; un ejercicio de memoria para traer a los y las ausentes al presente para que la política tradicional no olvide que todavía faltan y que las personas que los/as conocieron, quisieron y compartieron su vida con ellos y ellas, les buscan todos los días.

Foto: a donde van los desaparecidos