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La violencia contra la mujer tiene un potencial culpable

El 10 de marzo el doctor en economía y catedrático de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), Olav Dirkmaat, salió de su disciplina y publicó su opinión sobre una problemática que por varios siglos mujeres y feministas han explicado hasta el cansancio: la violencia contra las mujeres. Lo hizo culpando a las mujeres y comparando datos de una aplicación de citas (Tinder) con las 60 mil denuncias que mujeres han presentado ante el Ministerio Público, las 72 mil niñas y adolescentes embarazadas, las 4 mujeres que desaparecen diariamente, violencias que no suceden porque “las mujeres son selectivas”, como describe Dirkmaat. Las explicaciones sobre la violencia dan cuenta de que notoriamente los agresores son hombres, en muchos casos cercanos a las sobrevivientes.

La violencia explicada desde las mujeres

La antropóloga argentina Rita Segato que ha estudiado el tema de violencia ha dicho que “nuestros enemigos no son los hombres, sino el orden político patriarcal. Hay mujeres que están tan obsesionadas por adquirir poder como cualquier hombre, y esa obsesión es patriarcal. No basta con ser mujer para estar dentro de una política feminista, es necesario tener conciencia de qué es el poder como meta”. Por lo que la publicación de este docente de la UFM está lejos de entender el origen de la violencia y las relaciones de poder que existen.

“Vivir violencia significa vivir sufrimiento, es un afecto dañado, lastimado por la violencia esa dignidad y también todas lo sabemos la violencia implica la amenaza continua del miedo, la vivencia de la desprotección y todo eso redunda en que las mujeres sometidas a violencias varias, sufrimos”, explicó Marcela Lagarde en una conferencia virtual en México en octubre de 2021.

Es por ello que un problema tan doloroso no puede reducirse a un título como “¿Es la violencia contra la mujer «culpa» de la mujer?”, mucho menos desde la opinión de un hombre que no ha investigado el tema consultando académicas feministas, ni información que explique de dónde viene la violencia y quién la ejerce.

La respuesta de las estudiantes

Lo que ha hecho este tipo de artículo es minimizar un serio problema que diversas mujeres han evidenciado: “falta que la sociedad reconozca que en su seno hay violencia” Lagarde. Dirkmaat solo demostró con sus palabras: violencia, abuso y falta de tacto.

Usuarias en redes sociales han levantado la voz y rechazado la publicación del docente incluso la Red Interuniversitaria Seguras y Educadas (RISE) se pronunció al respecto . Entre las respuestas también se ha creado un hashtag donde se demanda que deje de impartir clases #OlavFueraDeLaUFM

Para Claudia Morales, encargada del comité de investigación de Rise, este tipo de publicaciones solo demuestran preocupación. “La universidad no está garantizando condiciones de seguridad para las estudiantes, culpabiliza a las mujeres de estas violencias”. Además, agrega que no es solo responsabilizar al catedrático sino de quien lo valida: las instituciones académicas que tienen respaldo, poder y validación. “También creemos que las universidades deben hacerse responsables”, enfatizó.

Casos de violencia contra la mujer y femicidios que han estremecido al país como la quema del Hogar Virgen de la Asunción donde 41 niñas murieron, los casos de Melisa Palacios y Luz María López Morales, las 61 llamadas de emergencia diarias que reciben la línea 1572 del Ministerio Público exclusiva para mujeres víctimas de violencia, más la existencia de la Alerta Isabel-Claudina, demuestran que la violencia contra las mujeres es un problema que hay que registrar y explicar adecuadamente.

El artículo y las contradicciones que contiene

En el apartado sobre violencia contra la mujer en la publicación aceptada por el Centro para el Análisis de las Decisiones Públicas (CADEP) de la UFM, escrito por Dirkmaat, existe una gran contradicción cuando en el mismo texto hace referencia que el hombre es el que más violencia ejerce.
“La «violencia contra la mujer» es un término ambiguo que representa diferentes actos: el abuso sexual (violación en sus diferentes grados), el acoso sexual y la violencia doméstica contra la mujer (maltrato físico). Sabemos que estos actos son más prevalentes de hombre a mujer (por ejemplo, el 85.8 % de las víctimas letales a manos de una pareja o expareja son mujeres), aunque esto no implica que no existan de mujer a hombre”, dice el texto de Dirkmaat.

En los ejemplos que brinda el autor para tratar de explicar su punto utiliza casos de hombres que cometieron crímenes contra mujeres como este:
“Muchísimos casos confirman esta idea. Está, por ejemplo, el caso de un instructor de natación que era responsable de 29 casos de abuso sexual y 57 víctimas de pornografía ilegal. También está el caso de Juan Carlos Sánchez Latorre en Venezuela y Colombia, responsable de las 267 víctimas de violación sexual entre 2008 y 2011, y el de Kevin Coe en Washington, responsable por al menos 43 víctimas. Es decir, aquí tenemos casi 400 mujeres y niñas víctimas de la violencia contra la mujer por culpa de 3 hombres”.

Pareciera que olvida quiénes son los criminales y cuánto tarda un proceso legal en dar justicia en Latinoamérica, región donde la impunidad tiene un camino más recorrido.

Al llegar a la conclusión del artículo se menciona lo siguiente:
“En fin, sugiero que la violencia contra la mujer sí es «culpa» de la mujer, aunque no como el título de este artículo podría estar insinuando a primera vista. No es su culpa por vestirse lujuriosamente. Es por su selectividad, mucho mayor que la del hombre, en cuanto a la elección de la pareja, que produce un filtro evolutivo que favorece a la supervivencia de los los «grupos de hombres» que muestran mayor variabilidad y, por lo tanto, también producen mayores índices de abuso sexual, acoso sexual y abuso físico de la mujer”.

Donde la selectividad parece ser la responsable y no la violencia que ejercen hombres contra mujeres, niñas y adolescentes. Las contradicciones están claras y los argumentos vagos.

Para que este escrito se publicara en el sitio de CADEP, según una egresada de esta universidad, debe pasar por el filtro del director encargado del centro. Y el directo de este centro es Dirkmaat de acuerdo con un comunicado de egresadas de la UFM.

No debe olvidarse que hacer uso del derecho de libre expresión requiere una gran responsabilidad, sobre todo cuando se publica un texto sobre problemáticas sociales sin los fundamentos necesarios. Como señalan las mujeres desde las redes sociales, lo mínimo que podría hacer la UFM es retirar la columna y hacer una disculpa pública. Las sobrevivientes de violencia lo merecen.