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La Poeta: Crónica sobre mujeres creando universos

Conocí a Virginia Paguaga en un lejano 2013 como una estudiante entusiasta de cine, su alegría y confianza eran atrayentes así como esa forma sublime que ha tenido para contar historias, en especial historias de las mujeres.

Esa imagen evoqué hace un par de semanas cuando nos volveríamos a ver años después a través de una videollamada para conversar sobre “La Poeta” donde muestra sus dotes de documentalista en un largometraje que narra la vida de Marta Leonor González, literata nicaragüense, transgresora de la poesía y creadora de la corriente “poesía de la rabia”.

Virginia ya no es esa muchacha entusiasta que conocí, mucho ha pasado en su vida y en su carrera de cineasta que ahora me encuentro con una creadora, una madre y una artista consolidada cuya voz es contundente al responder a la pregunta ¿Por qué la Poeta? “porque es urgente y necesario contar historias de mujeres que se eligen a sí mismas” responde.

Con esta premisa retrata en un lienzo blanco y negro la historia de Marta Leonor: navega en los recovecos de su memoria, en la intimidad de la cocina, en el juego que guarda el río, en ese hogar que La Poeta llama Boaco, pueblo donde nació y creció, lugar donde la semilla de la poesía fue sembrada en ella; donde la presencia de su madre y de sus maestros y maestras marcó el rumbo de su vida, pues como dice La Poeta “somos lo que somos gracias a ellos y a ellas”.

Impulso suficiente para enviarla a los pasillos del periodismo, en donde La Poeta descubre y muestra su voz. Lugar donde también le atraviesan las vicisitudes de ser mujer con una voz propia en un medio dominado por hombres y dinámicas de poder patriarcales. Y es que, decir lo que se piensa, sin permiso ni adornos, todavía en estos tiempos sigue siendo incómodo cuando viene de una mujer. Por eso no me sorprende que le hayan denominado “la poeta de la rabia”, todavía se nos mueve el piso cuando una mujer “dice lo que dice y ya” como bien afirma La Poeta.

“Camino con las calles con el deseo de matar,

de renunciar a la mirada triste de mi enemigo

y encontrar respuestas en alguna muerte”

Extracto original de “A propósito de un pensamiento vago” Marta Leonor González

Crear, gestar y tejer complicidad desde la persistencia

El documental se presenta como un ejercicio contemplativo que suaviza la rabia y, sin perder la contundencia, nos hace recorrer la vida íntima de una mujer que ha usado su voz para cuestionar, para hablar de la libertad, para apalabrar lo que no funciona, para transgredir todo y todavía encontrar fuerza para abrir caminos para la poesía en Nicaragua.

En todo este recorrido no dejo de observar la profunda admiración que Virginia siente hacia La Poeta, en una personaje que le habla también de sus propias posibilidades como creadora, tan así que el rodaje lo realizó cuando también estaba gestando a su hija. Y tampoco dejo pasar la oportunidad para preguntar qué es viajar a una región lejana a casa, caminar, cargar, pensar, sostener… me imagino el tremendo trabajo que implica gestar dos veces al mismo tiempo: a la cría y al documental. Y Virginia me ve con ojos comprensivos y me cuenta que durante el rodaje contó con el apoyo tanto de la Poeta como de la mamá de la misma, recuerda la ensalada que le prepararon con hierbas del huerto en pleno rodaje, de la colega que le ayudó con las entrevistas y de tantas mujeres más que la han sostenido esta idea de contar historias. Y con ello no solo me muestra una faceta de la maternidad lejana al estereotipo, sino también muestra que las mujeres pueden gestar y crear arte desde sí mismas… con el apoyo de sus redes. Me recuerda que no estamos solas.

Y es que Virginia no es de las cineastas que van a esperar la aprobación de un presupuesto para crear. Lo tiene clarito, sabe que gestionar recursos para hacer este documental implicaría larguísimos tiempos de espera, muchas puertas a tocar, mucho convencer del propio valor, muchas cuentas que rendir, mucha cosa que la alejaría de la esencia de este esfuerzo: hablar de las mujeres que se eligen a sí mismas, antes que nada, antes que el arte institucional que bien sabemos mantiene estándares occidentales, racistas y patriarcales. Una marca que Virginia no quiere poner en su arte.

Marta Leonor y Virginia durante el rodaje en Boaco, Nicaragüa

Cerrar un ciclo: materializar la obra como un acto de amor propio

Cuando se toma una decisión tan transgresora como crear sin los estándares tradicionales y sin recursos, no queda más que agarrarse del conocimiento y persistencia de una misma para crear un “cine que no se vende” pero que reivindica “lo humano de la cercanía, del divertirse creando, de alimentar a la niña interior” afirma Virginia. Esa autenticidad se palpa en el documental, pues invita a conocer el lenguaje de la sutileza, a encontrarse con las voces de mujeres que ponen en el centro su poder, su palabra, su imagen, su arte o como Virginia sintetiza, en “el poder que tenemos sobre nosotras mismas, en cualquier lugar”.

A Virginia le tomó tres años, un embarazo, una maternidad a distancia y una vida en otro país para traer a las pantallas un documental que produjo, dirigió, grabó y editó a punta de terquedad, una historia que quiso contar por la urgencia que le representa mostrar a las mujeres nicaragüenses, a esas mujeres de la que ella es parte, de esas historias que pueden quedar en el olvido sino hay ese ímpetu y esa terquedad por mostrarlas fuera del cerco.

El documental “La Poeta” es un ejercicio de memoria, de persistencia y de complicidad, lejos de la industria del entretenimiento y sus caprichos que nos deja un mensaje de la fuerza que las mujeres podemos tener cuando nos rendimos ante nuestro poder y nuestra interminable capacidad de gestar, de crear. Cuando descubrimos que juntas, somos infinitas.

El documental será presentado por primera vez en Guatemala desde Mujeres en Movimienta en el Centro Histórico.