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La lucha contra la minería tiene rostro de mujer 

Provienen de diferentes regiones del país, representan a una amplia gama de comunidades indígenas y no indígenas; su activismo se centra en la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos y la preservación de sus formas tradicionales de vida. 

Por Mirna Alvarado 

Estas mujeres, entre muchas otras, han desempeñado roles fundamentales en la resistencia contra la minería en diferentes regiones de Guatemala, incluyendo el Valle de Palajunoj, en Quetzaltenango. Su valentía y compromiso con la defensa de sus comunidades y del medio ambiente, son ejemplos inspiradores de la lucha por la justicia y los derechos humanos.

El Ministerio Público (MP) identificó al menos 11 puntos donde empresas mineras mantienen actividad, esto luego de que en 2019 se realizaran verificaciones en las montañas del Valle de Palajunoj, Quetzaltenango.

Ninguna de estas empresas contaba con licencias y autorizaciones correspondientes y trabajaban de forma ilegal. Entre las personas que denunciaron el impacto de las minerías está Argentina López, vecina de Xecaracoj.

López comentó que otro de los problemas es que las empresas mineras tienen decenas de camiones que transportan el material que recogen de las montañas y que al no contar con un horario para transitar, ponen en riesgo la vida de niños, niñas y adolescentes que deben caminar para ir a la escuela. 

“En su momento logramos que el Concejo Municipal impusiera un horario para el tránsito de estos camiones, pero al pasar el tiempo y con el cambio de autoridades, todo cambió; pero seguimos en la lucha, hemos formado comisiones para hacer convenios con la empresa minera y que consideren nuestras recomendaciones”, dijo. 

Otro logro, según López, es que se frenaron las actividades extractivas de las empresas que no contaban con los permisos ambientales.

Yolanda Oquelí es una activista ambiental y defensora de los derechos humanos que ha liderado la resistencia contra un proyecto minero de la empresa estadounidense Kappes, Cassiday & Associates, en San José del Golfo. Ha sufrido ataques violentos y amenazas de muerte por parte de personas vinculadas a la industria minera.

El 2 de marzo de 2012, habitantes de las comunidades de los municipios de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc, observaron el ingreso de maquinaria pesada por su territorio. Fue entonces que se enteraron de las actividades extractivas que realizaría una filial de la empresa norteamericana.

Comunitarias y comunitarios realizaron un plantón permanente para defender sus fuentes de agua, sus tierras y la naturaleza así se bloquearon el ingreso a la mina de oro: La Puya, con acciones de resistencia pacífica en la que entonaban cantos y rezos.

Yolanda Oquelí, La lideresa, fue amenazada por su liderazgo. En junio de 2012 recibió un disparo cuando regresaba a su hogar luego de una protesta pacífica. Soy la madre de dos niños pequeños y lo más difícil con lo que he tenido que lidiar, es el trauma causado a mis hijos al saber que alguien había intentado matar a su madre”, refirió en aquella ocasión. 

La vida para Oquelí desde ese entonces ha cambiado. En una entrevista hecha por Radio Exterior de España, Oquelí indicó que hubo diversas expresiones de respaldo para salvaguardar su vida, las cuales le ofrecían asilo en otros países, pero ella se negaba porque el apoyo solo aplicaba para ella, sin sus hijos y su compañero de vida. 

Amnistía Internacional tramitó su asilo en España junto a su familia, a donde llegó en 2018. Cada 10 de diciembre, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala brinda la orden Juan Gerardi, un reconocimiento a la proyección de personas y organizaciones a favor de los derechos humanos. En 2013 se reconoció con esta orden el trabajo y el compromiso de Yolanda Oquelí. 

Las mujeres que luchan se han enfrentado históricamente a la invisibilización y criminalización de sus acciones, por esa razón Oquelí se sumó a la defensa del territorio teniendo como convicción de que hay una relación directa con la tierra, “porque somos dadoras de vida, vemos a la tierra como nuestro cuerpo y si nos toca luchar por el agua, la vemos como nuestra sangre”, mencionó. 

Luego de varias denuncias hechas en contra de Oquelí por parte de trabajadores de la empresa Exploraciones  Mineras de Guatemala, S. A. (Exmingua), la defensora enfrentó cargos de detención ilegal, coacción y amenazas en 2012. En 2014 se dio por concluido el proceso penal. 

Marcela Ramírez, como líderesacomunitaria en San Juan Sacatepéquez, ha liderado la oposición a un proyecto de extracción de materiales de construcción que amenaza el medio ambiente y los derechos de las comunidades locales. Ha enfrentado intimidación y represión por parte de las autoridades locales y empresas involucradas en el proyecto.

Las mujeres suelen estar más conectadas con la tierra y el medio ambiente en muchas comunidades, ya sea a través de su trabajo agrícola, su papel en la gestión de recursos naturales o su responsabilidad en el cuidado de la familia y el hogar. 

Esa conexión otorga una perspectiva única sobre los impactos negativos de la minería en el medio ambiente y en la salud de sus familias y comunidades, al menos esa fue uno de los motivos para que Margarita Caal Caal decidiera manifestar su inconformidad con las empresas mineras que llegaron a su territorio. 

Caal es una líderesa indígena q'eqchi' que ha luchado contra la minería en la región de El Estor, Izabal. Su valiente activismo ha inspirado a muchas otras mujeres a defender sus derechos y su tierra contra la explotación minera. 

Juntas lidian contra la injusticia y la violación de los derechos de las personas afectadas por proyectos mineros. Su participación activa en la defensa de los derechos humanos contribuye a fortalecer la resistencia y resiliencia, además de visibilizar los abusos cometidos por la industria minera y el Estado.

La defensa del territorio ante las actividades extractivas pone a las mujeres en el ojo público y a menudo son víctimas de diferentes formas de violencia, incluyendo la violencia física, sexual y psicológica. Sin embargo, muchas mujeres continúan resistiendo a pesar de estos riesgos, desafiando la violencia de género y reclamando su derecho a un ambiente seguro y saludable para ellas y sus familias.

El papel de las mujeres en la lucha contra la minería en Guatemala es esencial debido a su conexión con la tierra y el medio ambiente; su defensa de los derechos humanos, su liderazgo comunitario, su enfoque en la justicia social y su resistencia a la violencia de género es imprescindible. Su participación activa y su voz son fundamentales para construir un movimiento sólido y sostenible en contra de la minería irresponsable y en favor de un desarrollo sostenible y equitativo.