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Infiltrados: la estrategia del Estado para deslegitimar la lucha popular

Crédito: Ruda

Después de una semana de silencio, el presidente de la República, Alejandro Giammattei, brindó un discurso a través de cadena nacional pregrabada donde amenazó con criminalizar a quienes participan en el #ParoNacional. Minutos antes, un grupo de personas, que fue calificado por los manifestantes como infiltrado, irrumpió en la Plaza de las Niñas, en el parque central de la ciudad capital y dañó el Monumento al Bicentenario. Esta estrategia fue similar a otras implementadas por el gobierno con anterioridad. 

 Durante una semana miles de guatemaltecas y autoridades ancestrales se han movilizado para participar en la toma de carreteras y caminos en solidaridad con el #ParoNacional, convocado por los 48 Cantones de Totonicapán. Entre música, bailes, deporte y a pesar de múltiples amenazas recibidas por vecinos en la zona 16 de la capital, las protestas se mantuvieron pacíficas. El 9 de octubre existían más de cien puntos donde las manifestaciones se concentraban. Uno de ellos era la Plaza de las Niñas. 

 El plantón en la Plaza de las Niñas transcurría de manera pacífica. Pero poco después de las seis de la tarde, un grupo de supuestos manifestantes arrojó piedras y otros objetos a agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), según señalaron testigos. Los policías utilizaron esto como argumento para lanzar gas lacrimógeno y dispersar la manifestación. 

 

Infiltrados: estrategia de Estado 

 El grupo de individuos que ejerció violencia actuó de manera unificada, según evidenciaron testigos y medios de comunicación que daban cobertura. Vestían de blanco y negro y, a diferencia del resto de manifestantes a nivel nacional, usaban máscaras y pasamontañas.  El resto de manifestantes que se encontraba en la Plaza de las Niñas los calificó como “infiltrados”. La PNC, por medio de una publicación en Twitter/X los llamó también de esta manera, aunque el tweet fue posteriormente editado para identificarlos como “manifestantes”. 

 Después de que la manifestación en la Plaza de las Niñas se dispersó, los infiltrados continuaron dañando el Monumento al Bicentenario, ubicado al costado del parque. Aunque los agentes de la PNC presenciaron los actos, ninguno intervino. Mientras tanto, en cadena nacional, el presidente Alejandro Giammattei amenazó con criminalizar a quienes manifiestan “de forma violenta”. 

 En la red social Twitter/X, el periodista nicaragüense Carlos Barrera señaló que es fácil reconocer al grupo como infiltrados. “Lo vivimos en Nicaragua. Realizan acciones coordinadas, llegan en grupo, se van en grupo. Encapuchados todos. Son hostiles con la prensa independiente, los manifestantes reales quieren que la prensa esté ahí. Aparecen medios pro gobierno”, señaló.

 Esta no es la primera ocasión en la que el gobierno de Giammattei hace uso de infiltrados para deslegitimar las protestas ciudadanas. En 2020, una semana después de que la PNC reprimiera a las y los manifestantes que participaban en la manifestación del #21N, un grupo de personas quemó un transurbano frente al Palacio Nacional. Estos individuos fueron calificados como infiltrados por las y los manifestantes, quienes, al igual que la noche del 9 de octubre, intentaron calmarlos sin éxito. En ambas ocasiones los actos ocurridos fueron utilizados como argumentación para criminalizar las luchas populares. 

 La noche del 9 de octubre tampoco fue la primera vez en que la PNC utilizó gas lacrimógeno. Desde el 2020, los antimotines lo han utilizado como una herramienta para dispersar las protestas populares, el cual debe ser lanzado al suelo. Sin embargo, en la jornada del #21N, testigos aseguraron que la policía apuntaba al cuerpo de las y los manifestantes. Lo mismo sucedió el 21 de junio del 2022, cuando agentes antimotines reprimieron a las y los estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC)  frente al centro comercial Tikal Futura. 

 

La destrucción del altar de las 56 niñas 

 El 8 de marzo de 2017, 56 niñas que se encontraban bajo la tutela del Estado fueron víctimas de un incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción. Aunque exigieron salir de la habitación que se incendiaba, agentes de la PNC se los negaron. 41 niñas fallecieron como resultado y otras 15 resultaron heridas. En su honor, la Plaza Central fue bautizada como la Plaza de las Niñas por organizaciones de mujeres y sociedad civil quienes, además, colocaron allí un altar en su honor. 

 El altar ha sido destruido en múltiples ocasiones. Una de ellas fue durante la protesta del 28 de noviembre del 2020, mismo día que el grupo de infiltrados quemó el autobús. En esa ocasión fue imposible identificar a los responsables. El 28 de marzo, un hombre no identificado también lo destruyó y después tocó un shofar, instrumento utilizado en algunas religiones. 

 El 9 de octubre el grupo de infiltrados destruyó el altar de las 41 niñas. Tomaron las cruces colocadas en honor a cada una de ellas y las lanzaron a los agentes de la PNC. “Fue un atentado a la historia y a la memoria. (...) Fue gente infiltrada, las manifestaciones de los 4 pueblos han sido pacíficas”, dijo Rosa Gallardo, de la Colectiva Plaza de las Niñas 8 de Marzo. 

 La destrucción del altar de las 41 niñas sembró dudas en la población. En redes sociales, los usuarios se preguntaban a quién le interesa dañar la memoria de dicha tragedia. “Es claro, siempre nos lo han hecho. Siempre han aprovechado estos bochinches para destruir la memoria porque definitivamente es una piedra en el zapato para ciertos gobiernos, para cierta gente que está en la élite”, señaló Gallardo. 

 La mañana del 10 de octubre organizaciones de mujeres y sociedad civil se reunieron a reconstruir el altar de las niñas. Además, celebraron una ceremonía para eliminar las malas energías del lugar. 

  Aunque el Estado y grupos poderosos intentan eliminarla, la memoria de las 41 niñas víctimas de la tragedia del Hogar Seguro, prevalece.