RUDA

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Estar en paz en cuarentena es un privilegio

Por: Alejandra Campollo

Mi cuarentena ha sido tranquila, estoy viviendo con otras siete personas en un hostal en Tulum, cada quien hace lo suyo y nos juntamos para almorzar, la casa es grande y compramos suficiente comida para no salir tanto, acá en México la situación está algo rara porque no lo están tomando en serio.

¿Cómo estoy yo?

Al principio me dio miedo quedarme en México porque mi familia está en Guatemala, pensé en regresarme  pero algo me decía que me quedara, que no era el momento para volver, por otro lado me ha costado mucho lograr lo que tengo y uno de esos logros es vivir en Tulum.

Yo he pasado por momentos difíciles en estos últimos siete meses, a mí el mundo se me había roto desde antes y todas esas ansiedades y miedos a perderlo todo, ya lo había tenido. Y es ahí es donde confirmo esa oración que dice: todo pasa por algo

Sentí que mi mundo se tenía que destrozar antes, para llegar a este momento, ese en donde todxs perdieran la calma, y yo en cambio estuviera más tranquila.

¿Saben? Así fue, estoy tranquila,  aunque a veces el tema de la muerte me aterre.

Para las  personas que no saben lo que hago,  soy una chava guatemalteca de 25 años, que habla de sexualidad, feminismo y amor propio en Instagram.

Con toda esta pandemia me preocupan mucho las personas que están viviendo con su agresor, entonces decidí hacer reuniones por zoom, al principio era una reunión de mujeres pero vi que les daba pena hablar así que convertí las reuniones en privadas y ahí fue cuando empezó el trabajo, llevo cuatro días trabajando esta idea y ya he hablado con 22 mujeres que necesitan ayuda, ya tengo la agenda casi llena en abril.

He escuchado historias fuertes, mujeres que se han querido matar, mujeres que viven con su papá pervertido y violador,  mujeres que viven con un esposo que les pega y tenemos que hablar calladito para que no nos escuche,  mujeres que quieren saber de educación sexual pero sus padres no quieren que sus hijas se informen, entonces volvemos a hablar en calladito, he escuchado también que hay papás que no dejan que sus hijas lean ciertos tipos libros porque dicen que están muy chiquitas o que ese tipo información ‘’una mujercita no debería saber’’.

Mujeres que lloran y me dicen que ya no pueden más, se me hace un nudo en la garganta y me da mucha impotencia no poder ayudarlas y sacarlas de ahí y así todos los días. Empiezo llamadas a las 2 pm y termino a las 10 pm, las llamadas son gratis, aunque se aceptan donaciones, son pocas las donaciones pero dan lo que pueden.

Esta cuarentena me ha despertado, estos meses que mi corazón ha ido sanando  me he conocido, me he visto en los peores momentos, pero con ello creo que es momento de dejar ir mi dolor y ayudar a otres.

Cada día me da menos miedo la muerte, tan así que me puedo morir mañana porque en cada uno de  esos 45 minutos  tengo con estas personas  la alegría de saber que ellas tienen paz y por lo menos durante esos minutitos de alguna manera ellas ya no se sienten solas y yo tampoco.