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En Nuestra América: “Ni Golpe de Estado, ni Golpe a las Mujeres” (II)

Fotografía: Marcha

Por: Camila Parodi

En esta segunda parte de entrevista exclusiva a Berta Cáceres Flores, coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, el lugar de las feministas en la lucha de los movimientos populares en el año 2014.

-¿Y en particular el COPHIN en qué situación se encuentra?

Estamos en un proceso de auto reflexión crítica de los desaciertos que hemos tenido, de sólo haber encausado al movimiento social que en su mayoría terminó en un proceso electoral. Y se debe profundizar, falta todavía madurar eso, pero estamos ahora en una situación de luchas territoriales distintas, hay muchas luchas comunitarias y por ende mucha represión y asesinatos. Y ahí el gran desafío que tenemos es volvernos a articular ya no solo desde el Frente Nacional Resistencia Popular sino a través de otro espacio igualmente legítimo que estamos desarrollando.

Yo creo que el refrescamiento y encauzar la esperanza, la convicción de que tenemos razones para seguir luchando por una Honduras distinta y refundada va a seguir intensificando la movilización popular y la resistencia de manera articulada.

-¿Y abandonando la apuesta por lo electoral?

En el COPHIN tuvimos una posición crítica ante eso, como organización no nos vinculamos ni nos quisimos adherir a ningún partido político. Ni siquiera a LIBRES que es producto de la resistencia al golpe, sino mantenernos como movimiento autónomo e independiente apostándole a la lucha anticapiltalista, antiracista y antipatriarcal. Pero también no consideramos que sea un error haber creado un partido es necesario también dar esa batalla solo que no plegar o no convertir en apéndice de los partidos políticos al movimiento social. Y no abandonar tampoco la lucha social que tiene propuestas políticas emancipatorias.

Entonces si logramos engarzar los objetivos de una apuesta partidaria electoral claramente definida por la refundación, no por reformas y que tengan posturas como los mandatos de las asambleas populares de Frente de Resistencias Populares. Si podemos concretar eso y realmente generalizar una voluntad política para avanzar en esa propuesta de vida entonces si podremos coincidir, pero no quiere decir que nos tengamos que casar, sino mantenernos de manera autónoma coordinando de manera estratégica pero, entendiendo que somos distintos podemos coincidir si tenemos un proyecto emancipador.

En LIBRES está habiendo un debate, grupo de compañeros/as que están repensando pero claramente hay muchos desafíos. Desapegar la dirigencia de las prácticas políticas partidarias que cuestionamos siempre es muy difícil, implica una revolución dentro de todo este proceso y de la conformación de una fuerza social fresca, vitalizada y con un planteamiento real para el pueblo hondureño toque toda esa injusticia mencionada y con nuevas prácticas políticas éticas que emprendan la complejidad y diversidad que somos, y ahí está la clave para avanzar. Que la diversidad sea la riqueza pero con un horizonte de convergencia política claro de desmontar la triple dominación que hoy vivimos.

-En el momento del golpe de estado el lugar de las feministas en las calles ha sido muy importante, y ha aportado mucho al debate interno de los movimientos populares para asumir la lucha contra el golpe y a su vez contra la violencia patriarcal. A su vez en este devenir se intensificó la problematización interna sobre la violencia machista en los mismos movimientos. ¿Cómo se mantiene y cuál es el rol de las mujeres que ha sido tan importante en la resistencia hondureña?

Ante la múltiple forma de dominación las luchas de las organizaciones y de las mujeres feministas hemos pasado a un momento distinto, pero que no deja de tener el hilo de lo que construimos después de la resistencia al golpe. En ese marco las organizaciones tanto de mujeres como mixtas, rurales y urbanas están haciendo el esfuerzo de seguir dando esa lucha en contra del patriarcado primero adentro de las mismas organizaciones del movimiento popular que de alguna manera lo hemos ido implementado. Pero claro, ha sido muy duro y yo creo que tenemos un largo camino por recorrer todavía.

Como mujeres estamos ahora en la lucha de los derechos humanos, porque pesa como ha crecido la violencia hacia las mujeres y ahora con más asesinatos de mujeres por ser luchadoras sociales de una forma muy cínica. Por eso ahora nos encontramos cerrando filas por defender nuestras vidas, por estar tratando de acompañar en todo proceso de criminalización, de asedio y hostigamiento, de amenaza constante. Estas son coincidencias que nos encuentran a los movimientos indígenas, negros, feministas y campesinos, por eso el año que viene estaremos retomando la propuesta de refundación estatal desde la perspectiva anti patriarcal que nos une.

Desde el encuentro y el intercambio vamos avanzando, generando algo que quizás en otro contexto de otros países no sea necesario pero en el nuestro sí, que es alimentarnos de esperanza nuevamente de contrarrestar un poco esa desmoralización que ha habido, tratar de refrescar nuestra lucha y la convicción de lo que hacemos para tratar de re impulsar otra vez una mirada ya más actualizada de acuerdo a la lectura de lo que hemos vivido y de los desaciertos para hacer el planteamiento nuevamente retomando el proyecto de vida.

La resistencia no comenzó con el golpe de estado, tenemos un siglo de resistencia las mujeres, indígenas y negros, seguimos encontrándonos como feministas y pueblos indígenas tuvimos una coincidencia política en el debate dentro del Frente de Resistencia, como pudimos coincidir en la lucha anti patriarcal se sigue sosteniendo esta articulación.

-Ante la fuerte presencia feminista en la resistencia y la tensión a otros sectores del campo popular desde el golpe, luego de estos años que han pasado ¿se mantiene este avance del feminismo dentro del campo popular o ha habido un repliegue?

Ha habido un poco de desaliento en los movimientos feministas, desde nuestro entender es que hay miedo también. Esa desesperanza también golpeó al movimiento feminista, tuvieron diferencias también de posiciones en cuanto al tema electoral. A su vez creo que hay algún sector que ahora está volviendo a ingresar un poco a la vía institucional, si bien puede ser que algunas sean interesantes se corre el riesgo también de ser absorbidos por el gobierno, desde la institucionalidad oficial como es el caso de la ley de defensores la cual decide quienes son defensoras y quiénes no. Es muy peligroso, entonces hay un debate por ahí algunas discusiones y diferencias porque ya antes del golpe de estado estaba este acercamiento, y yo digo no es malo en algún contexto, pero en el contexto hondureño es muy difícil.

Pero entendemos también que hay una desesperación por la situación de violencia. Aun así esta dinámica institucionalizada sólo hace acrecentar la brecha de criminalización y estigmatización ya que quienes se asumen como luchadores sociales e indígenas en vez de defensores terminamos siendo terroristas, hay muchas cosas para trabajar y seguir luchando. Pero aun así en el fondo con la experiencia vivida en la lucha contra el golpe y la resistencia teniendo las posiciones claras políticas de la múltiple dominación creo que vamos a coincidir, ya tenemos más cosas en las que coincidir que en las diferencias.

Primera parte:

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