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El rescate, la preservación y la siembra de semillas nativas y criollas en Guatemala

Fotografía: Senacri

Imagine que se rescataran semillas ancestrales, criollas y nativas de nuestros ancestros mayas, que se preparen y sean sembradas por cientos de mujeres campesinas en todo el país y que además tengan bancos de estas semillas criollas para el intercambio y el desarrollo sostenible de muchas comunidades. En Guatemala es una realidad y una organización está trabajando en esto desde hace más de diez años.

Guatemala es un país que ha sido considerado históricamente como uno de los más ricos en agricultura. La base de la alimentación maya se basó en maíz, frijol y ayote. Y a partir de esa historia que ha sido trasladada de generación en generación, las prácticas ancestrales de agricultura aún se conservan en nuestros territorios y no solamente en cuanto a la conservación de semillas criollas, sino a su distribución, manejo, siembra, cosecha y alimentación, aportando al desarrollo sostenible de las comunidades.

En esta nota vamos a conocer un poco más sobre el tema de la agroecología y sobre el valioso trabajo de Semillas Nativas y Criollas (Senacri) en Guatemala.

La Agroecología

Para entender bien el tema de las importancia de las semillas nativas en Guatemala, es importante entender que según la FAO, la agroecología comprende a la agricultura no tradicional en donde se utilizan grandes cantidades de agua, fertilizantes, abonos artificiales y todo aquello que actualmente se usa en el mercado tradicional para el comercio de hortalizas, frutas, verduras y semillas y que finalmente afecta la salud de todas y todos. En la agroecología se emplean semillas nativas, criollas y se siembran muchas variedades de plantas.

Foto: Senacri

La agroecología busca mediante la conservación del medio ambiente y las prácticas ancestrales la sostenibilidad y la productividad para una alimentación sostenible en base a lo que produce la tierra, es decir la agroalimentación y que intenta que las comunidades también sean autosostenibles y sustentables.

Las Naciones Unidas menciona que el desarrollo sustentable es el proceso por el cual se preserva, conserva y protegen los Recursos Naturales para el beneficio de las generaciones presentes y futuras. Y el desarrollo sostenible es el proceso mediante el cual se trata de satisfacer las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las generaciones futuras, y estos objetivos son los que persigue precisamente Senacri pero empleando semillas criollas y nativas a través de prácticas ancestrales.

Senacri: germinando en las comunidades

Senacri es un colectivo que nace en Chichicastenango, Quiché y que trabaja por el rescate, la conservación y la multiplicación de semillas nativas y criollas de más de 45 plantas, su primer objetivo fue llevar estas semillas a comunidades empobrecidas con altos índices de desnutrición. Estas semillas son producidas agroecológicamente en 12 departamentos de Guatemala: Alta y Baja Verapaz, Chimaltenango, Quiché, Huehuetenango, Jalapa, Quetzaltenango, Sacatepéquez, San Marcos, Sololá y Totonicapán. Y algunos de los cultivos que tienen son: acelga, achiote, amaranto de varios colores, apio, brócoli, cebolla, chipilín, cilantro, colish o hierba blanca, espinaca, hierba mora, pepino, lechuga, perejil, rábano rojo, remolacha, repollo, rosa de jamaica y zanahoria.

Foto: Senacri

También es importante mencionar como Senacri trabaja con 1,644 productoras y productores en las que el 90% son mujeres a quienes se les capacita sobre la práctica de conservación de las semillas que por miles de años y que se han ido adaptando a los cambios climáticos a lo largo del tiempo, aprenden desde la siembra hasta la cosecha y el manejo de las semillas luego de las cosechas y se brinda asistencia técnica para la producción de sus propias semillas. También se capacitan en elaboraciòn de alimentos con las cosechas con pertinencia cultural. Cuentan con un recetario de cocina con más de 20 platillos que llevan estas cosechas orgánicas. Además, el excedente de semillas se comparten y distribuyen a nivel nacional.

Postre de amaranto y semillas.

Combatiendo la desnutrición

¿Sabía usted que según Unicef, Guatemala tiene la tasa de desnutrición crónica más alta de América Latina y ocupa el sexto lugar en el mundo con los más altos índices de malnutrición infantil? Parece increíble que un país con tierra fértil y con un alto porcentaje de población que se dedica a la agricultura sea un país en donde la gente muere de hambre. Estos datos alarmantes se debe a las desigualdades sociales y económicas que finalmente atraviesan a la población más vulnerable: la niñez.

Senacri ha dado pasos importantes en la lucha contra la desnutrición infantil. Uno de los resultados más satisfactorios que han logrado es el consumo de cultivos nativos en muchas de las escuelas de estos departamentos en donde trabajan. Ahora, dentro de la refacción escolar puede encontrarse granola, atol, poporopo natural, con cacao o vainilla, horchata de amaranto y galletas de amaranto. Además, se promueve en las escuelas el consumo de cultivos nativos con el fin de evitar la migración interna o incluso externa.

Foto: Senacri

Cabe mencionar que el amaranto es una semilla generosa y un alimento prehispánico de las fuentes más importantes de proteínas, superando a cualquier otro cereal, tiene niacina, calcio, hierro y fósforo, además contiene minerales y vitamina A, B, C, B1, B2, B3 D y K. también posee ácido fólico, lípidos, almidones, carbohidratos, y magnesio. El amaranto aporta una carga importante de alimento al ser humano y sobre todo a los niños en proceso de crecimiento.

Proyecto de huertos en escuelas. Fotos: Senacri

Y es así como este colectivo desde el año 2009 pasó a trabajar con producción de amaranto en cuatro cantones cercanos, a trabajar con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, con el objetivo de implementar proyectos de desarrollo sostenibles en las comunidades más vulnerables del territorio nacional, fortaleciendo sobre todo a las mujeres campesinas para hacer comunidades autosostenibles y autosustentables con huertos de doble propósito, para consumo propio y para la producción de semillas criollas y nacionales con prácticas ancestrales.

Plantación de amaranto. Foto: Senacri