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Derechos sexuales y reproductivos: una deuda histórica del Estado con la niñez, adolescencia y juventud

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, los derechos sexuales y reproductivos son garantías, deberes y obligaciones que facilitan a hombres y mujeres asumir responsablemente las decisiones sobre su cuerpo y su sexualidad. También sobre sus sentimientos, pensamientos y sus acciones. ¿Cómo se viven en la actualidad estos derechos? ¿Cómo los vivieron las generaciones pasadas? ¿Qué garantías proporciona el Estado para las nuevas generaciones?

Por Violeta Cetino

Mónica* tenía 16 años cuando resultó embarazada. El que haya solicitado no revelar su identidad no es casualidad, hay puntos en esta historia que prefirió tratar desde el anonimato. En ese entonces, su novio, de 18, dudó de responsabilizarse junto a ella, pero ante la presión de la mamá de Mónica para que él asumiera su paternidad, finalmente se casaron… O los casaron. Ella recuerda que el único acercamiento que tuvo en su adolescencia sobre temas de sexualidad fue a través de pláticas con las amigas y que la única orientación de su madre al respecto eran prohibiciones sobre el disfrute pleno y responsable de su sexualidad. 

Adolescentes de 15 años hasta mujeres de 49 tienen acceso gratuito a los métodos de anticoncepción en los centros de salud nacionales, de acuerdo a normativa del Ministerio de Salud y Asistencia Social. Menores de 15, pueden acudir con la compañía de un adulto responsable.  Foto: Violeta Cetino

Ahora, con 43 años y convertida en una enfermera del seguro social, asegura que es importante que desde temprana edad la niñez y la adolescencia tengan acceso a  información que les permita tomar mejores decisiones sobre su vida, en todos los ambientes en que la niñez recibe formación.

“Si yo hubiera tenido información oportuna sobre cómo funciona mi cuerpo, los cambios que iba a presentar durante mi crecimiento y desarrollo, y las situaciones que se dan en el noviazgo, así como el acceso abierto a métodos de anticoncepción, mi vida no habría sido tan difícil. Terminé mis estudios con muchos sacrificios, pues con un bebé que cuidar y otros dos hijos que tuve después, el camino para una adolescente es cuesta arriba”, aseguró. 

De acuerdo con el Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (OSAR), de enero a diciembre de 2023 en Guatemala se registraron 62,306 nacimientos de madres entre 10 y 19 años, de los cuales 60,017 son de madres entre 15 y 19 de edad, y la cifra más alarmante: 2,289 niñas entre 10 y 14 años. 

“Sin pelos en la lengua”

Pamela Guillermo tiene 24 años y es estudiante de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y Diseño, en la Universidad Rafael Landívar. Actualmente, realiza su proyecto de tesis el cual consiste en la creación de una herramienta que les permita a las familias abordar el tema de sexualidad. 

Sobre la motivación que la impulsó a tener en cuenta el tema para su proyecto, comentó que considera importante que los niños y niñas conozcan sobre educación sexual. “Es importante que conozcan su cuerpo y los cambios que tendrán para evitar abusos, pero aún es un tema tabú y no se habla de eso todavía, por lo que quise buscar una forma de abordar estos temas con los papás sin que sea incómodo”, compartió.

Pamela también contó sobre su propia experiencia y mencionó que una de sus tías, que es trabajadora social, recibe mucha información sobre la situación que vive la niñez ante la falta de información oportuna y veraz. “Es preocupante escuchar sobre embarazos a temprana edad y la muerte en niñas al momento en que dan a luz”. Indicó que, en su caso, sus padres le brindaron información sobre sexualidad cuando ella tenía 19 años, al momento de realizar su primer viaje, sola, hacia Colombia. “En mi casa ya me habían hablado antes sobre la menstruación, pero sobre los cambios hormonales y de mi cuerpo, nunca. Eso lo aprendí en los talleres que nos daban en el colegio, pero estos estaban enfocados en el tema de la menstruación”, recordó.

La herramienta de la que habla es un juego llamado Sin pelos en la lengua. “Es un kit diseñado para facilitar la comunicación entre padres y adolescentes de 10 a 13 años. Este conjunto incluye cartas divididas en cinco categorías que abarcan desde preguntas incómodas hasta divertidas, pasando por situaciones hipotéticas, como el - ¿Qué harías? - y datos curiosos para que padres e hijos se mantengan informados. También se incorporan cartas destinadas a permitir confesiones sin reclamos ni regaños”, explicó Guillermo.

“En la adolescencia abordar el tema de la sexualidad con los papás es incómodo, es un problema generacional. Mis abuelos no se enteraron de este tema por medio de sus padres, ni los míos por medio de mis abuelos, pues es un tema tabú, por lo que la idea del juego también es que los papás se puedan informar”, mencionó. 

En un primer intento, el tema de su proyecto de tesis no fue aprobado, pues la asesora no encontró la relación entre el tema y la esencia de la carrera. Sin embargo, persiste y argumenta que el diseño industrial es el esbozo de productos o servicios para resolver las necesidades de otras personas.  Finalmente el tema de su proyecto se centra en facilitar la comunicación entre padres e hijos sobre educación sexual.

Para la elaboración de esta herramienta, Pamela ha realizado entrevistas a ginecólogos y representantes del Ministerio de Educación. “El MINEDUC dice que ellos promueven bastantes temas en las escuelas y colegios pero tienen que tomar en cuenta la religión y la pertenencia cultural. Así que me di cuenta de que lo mejor es brindar ese tema desde el hogar, porque los papás te pueden dar eso, ellos son los encargados de darte esa información de acuerdo a sus creencias y cultura”, dijo.

También cuenta con la asesoría de dos psicólogas de establecimientos educativos privados, un acercamiento con la Asociación Pro-Bienestar de la Familia (APROFAM) y la realización de encuestas de sondeo dirigidas a adolescentes, juventud, papás y mamás. Esto le ha permitido identificar que actualmente este segmento de la población obtiene información sobre sexualidad en redes sociales y películas, aunque los padres indiquen que sostienen más apertura con sus hijos e hijas sobre el tema.

Pamela Guillermo dice que, de aprobarse finalmente el diseño de su herramienta, ha considerado su producción en masa para que las familias toquen el tema de la sexualidad con sus hijos e hijas. “Algunos de mis amigos que llenaron la encuesta me dijeron que parecía una encuesta para mujeres, porque en ella consulté temas sobre menstruación y conocimiento de métodos anticonceptivos, cuando estos deben ser abordados por hombres y mujeres, pues tanto hombres como mujeres deben aprender a cuidarse. Y el que los hombres conozcan sobre el periodo menstrual les permite a ellos ser empáticos con las mujeres”, finalizó.  

La sexualidad también es un tema de salud pública

El tema sobre derechos sexuales y reproductivos no siempre es de amplio abordaje. Sandra*, de quien nos reservamos su identidad, puesto que no cuenta con la autorización de su madre, quien se encuentra retratada en sus declaraciones, compartó su experiencia.  

Sandra dijo que su primer acercamiento al tema de la sexualidad y derechos reproductivos fue a través de un libro. “El trabajo de mi mamá se desarrollaba en el área de la medicina y odontología y cuando tenía 9 años ella me dio un libro. No me habló, solo me dio el libro y me dijo que lo leyera, que si tenía preguntas se las hiciera. Lo leí y era un libro bastante explícito, con dibujos, dedicado a niños de mi edad, pero para mí fue algo muy impactante”, aseguró. Recordó que vio el libro una y otra vez porque le llamó mucho la atención, sin embargo en ese tiempo no quiso hacerles preguntas a sus padres. “Así fue como a mí me introdujeron a la sexualidad en general. Sobre los derechos sexuales y reproductivos, lo aprendí más en el colegio”, afirmó.  

Libro de texto de Medio Natural para Primero primaria con el nombre de las partes del cuerpo, incluidos los genitales de ambos sexos. Foto: Violeta Cetino

Sandra es la hermana más pequeña de 3 hijas. Al tener hermanas mayores, dice, sabía sobre el periodo menstrual. “No recuerdo específicamente que me lo hayan contado, probablemente me hablaron sobre el tema, pero donde se reforzó más fue en el colegio. Teníamos nuestra clase de Ciencias Naturales y nos dieron toda la información de cómo funciona nuestro cuerpo, tanto masculino como femenino y de los cambios que se presentaban cuando el cuerpo maduraba”, dijo. 

Al consultar a las entrevistadas sobre el ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos, el periodo menstrual es un tema de importancia para el goce pleno de los mismos. En marzo de 2022 un grupo de diputadas guatemaltecas presentó la iniciativa de Ley para el Fomento de la Salud Menstrual Digna en Guatemala. La iniciativa tiene como objetivo promover la salud menstrual digna por medio del acceso universal, igualitario y gratuito a productos para todas las mujeres menstruantes y en condiciones de vulnerabilidad. 

Incluso, el Banco Mundial lo ha tomado en cuenta como un indicador de desarrollo en los países. En su artículo El alto costo de ser mujer en el mundo en desarrollo resaltó que los elevados precios de los productos de higiene femenina, así como la falta de instalaciones adecuadas en escuelas, hacen de la menstruación un factor de desigualdad.

Solo en Guatemala, según las cifras de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), en 2020 los impuestos percibidos por la importación y comercialización de productos relacionados con la higiene menstrual facturaron Q32 millones. Andrea Villagrán, diputada por el Movimiento Semilla, es una de las ponentes de la iniciativa de ley y ha indicado que las niñas dejan de ir a la escuela cuando menstrúan porque en los recintos públicos no se cuentan con las condiciones de un baño, agua e insumos de higiene y que en las cárceles la situación es similar para las privadas de libertad. “Me cuestionaron la ponencia de la ley, pero esta solo busca que los productos de gestión menstrual sean gratuitos para la población que no tiene acceso a ellos”, indicó Villagrán. 

Sandra aseguró que con la llegada de su menstruación tuvo acceso a utensilios de higiene, aunque no fue un producto especializado de acuerdo al volumen del flujo y siempre tenía accidentes. “Yo no tenía la confianza de contarle a mi mamá y ella no me preguntaba si yo necesitaba algún producto, así que nos quedamos con el estándar y me acostumbré a estar pendiente y ponerme papel higiénico extra, cuando la solución era muy sencilla: comprar toallas más largas o de mayor absorción. Yo las conocí cuando ya vivía sola y compraba mis propias cosas”, afirmó. 

En el caso de Mónica el tema de la menstruación sí fue tratado por su mamá, pero la explicación se limitó únicamente sobre el sangrado, los días que duraría y el artículo de higiene que usaría. “Mi mamá trabajaba en un hospital y como nuestra situación económica era escasa, ella no podía comprar toallas sanitarias, pues éramos 4 hijas y no tenía un presupuesto para eso, así que traía gasas algodonadas que tomaba del hospital para que las usáramos como toallas sanitarias, pero yo vivía siempre con el temor de que la sangre se saliera y manchara mi ropa”, refirió; al mismo tiempo recordó que los baños de la escuela pública donde estudió no reunía las condiciones mínimas de higiene para atender su situación. 

“De tampones, ni hablar”, dijo Mónica entre risas, “eso estaba reservado para quienes, como decían las señoras, habían perdido la virginidad”, refiriéndose a las mujeres que habían iniciado su vida sexual. 

En Guatemala el promedio de gasto para adquirir toallas sanitarias y otros artículos de gestión menstrual va entre Q20 y Q40, cantidades que muchas niñas en condiciones de pobreza no poseen.

La iniciativa de Ley para el Fomento de la Salud Menstrual Digna en Guatemala, por ahora estancada en el Congreso de la República, promueve los programas de Salud Menstrual en todos los idiomas nacionales y una Canasta de Salud Menstrual que incorpore toallas sanitarias, tampones, copas menstruales, esponjas marinas, ropa interior absorbente, telas limpias y absorbentes, todas estas acciones para fomentar el derecho a la salud menstrual. 

El autoconocimiento del cuerpo 

Sandra tiene un hijo de 6 años y junto a su esposo no han tenido ninguna dificultad para hablar sobre el cuerpo, los límites ante posibles abusos y el autocuidado. “Nuestro hijo ha mostrado curiosidad sobre su cuerpo, a cómo se llaman las partes del cuerpo. Él sabe que el pene se llama pene y no tuvimos ninguna dificultad en enseñarle a limpiar sus genitales correctamente, porque desde un principio sabíamos que es algo que debemos enseñarle de forma orgánica y no meterle vergüenza con la que la mayoría de nosotros crecimos”, compartió.

Hoy en día, Sandra no espera a que el colegio le brinde información a su hijo. Quiere hacer la diferencia de cómo ella fue educada en el tema. “Nuestro hijo está pendiente de su cuerpo y su privacidad, cada vez que lo bañaba le decía que sus partes privadas son de él y que nadie las podía tocar, excepto para limpiar. Si en algún momento él se sentía incómodo, lo podía decir para darle la privacidad que él necesitaba. Su papá también le enseñó a cómo limpiarse adecuadamente para no depender de nadie al bañarse y limpiarse”, aseguró. 

Los límites se establecen desde el juego. Así lo afirma Sandra: “Decidimos que nuestra mejor opción era ser honestos con él y darle los nombres de su cuerpo y respetar sus límites en el cuerpo. Desde el juego era la mejor forma de aprender, porque cuando a un niño le haces cosquillas y te pide que pares, es cuando más se sigue con el juego, pero al dejar de hacerlo le enseñamos que los límites existen y que él puede decidir sobre su cuerpo, así que cuando él pedía parar, parábamos”.

Hablar sobre derechos sexuales y reproductivos es un factor importante en la prevención del abuso sexual. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), para evitar que niñas y niños sufran violencia sexual, es importante “promover el autoconocimiento del cuerpo y sus distintas partes, incluyendo las privadas; que sepan nombrarlas de manera adecuada”. Esto les permitirá distinguir tipos de caricias, emociones y sentimientos que provocan vergüenza, alegría, angustia, temor, desagrado y placer. 

“En mi caso -manifestó Sandra- el contraste más drástico es haber sido hija de una persona que fue abusada a los 5 años. En mi niñez, mi mamá nos sobreprotegía, no nos daba las razones, nunca nos dijo por qué lo estaba haciendo. Costaba mucho que nos permitiera llevar amigos a la casa, que nos permitiera ir a otros lados; incluso, salir a jugar a la calle ya entrada la adolescencia, nos decía que las niñas que salían a la calle terminaban embarazadas, pero estoy segura que hay un trasfondo al haber sido víctima de abuso y que su forma de protegernos fue meternos a esa burbuja”. 

Sandra cree que si su madre le hubiera contado su experiencia habría ayudado a su educación, “en el sentido de que compartir tus traumas con los demás no siempre es la mejor solución, pero cuando yo me enteré de su situación siendo yo una adolescente, comprendí”. 

Ahora Sandra se enfoca en mantener pláticas con su hijo al respecto y las califica como una experiencia liberadora. “Me da tranquilidad saber que él sabe que es dueño de su cuerpo. No lo dejo solo, lo cuido mucho, me pongo nerviosa cuando entramos a baños diferentes, pero la prevención es lo más importante porque, aunque hay herramientas para ayudar a un niño abusado, el trauma queda, el cuerpo recuerda siempre. Crecer con una persona que fue abusada es algo que marca mucho; ese mismo abuso provoca conductas complicadas y en el caso de mi mamá, que tenía 5 añitos, que no le dijo a nadie hasta que tenía 25 o 26 años, para entonces había desarrollado un desorden obsesivo compulsivo que la persigue toda su vida, aunque haya recibido tratamiento psicológico”. 

Sandra comentó que con su esposo han tenido pláticas para padres en el colegio y que estas coinciden con su forma de crianza. Ambos consideran importante ser honestos con niñas y niños de acuerdo a su edad. “Para nosotros la mejor clave para saber si nuestro hijo está listo para obtener la información, es porque pregunta. Sí, habrá ciertas cosas que yo, por ser mujer, no le voy a poder enseñar, y me voy a apoyar mucho con su papá, en que él le termine de enseñar ciertas experiencias de qué hacer y qué no. Por ejemplo, con las erecciones espontáneas, como yo no sé qué hacer porque no tengo pene, me apoyaré mucho con él”, indicó.

Un posicionamiento político desde nuestros cuerpos

Gabriela Ovalle, psicopedagoga de 32 años, es originaria de San Pablo Jocopilas, Suchitepéquez y actualmente reside en Quetzaltenango. Entre 2018 y 2019 acompañó a colectivos de niñez del Programa de Atención e Incidencia por la Niñez y la Adolescencia (PAMI), en la defensa de sus Derechos Sexuales y Reproductivos.

Desde esta experiencia, Gabriela considera que la pubertad es una etapa muy acertada para hablar sobre Derechos Sexuales y Reproductivos. “Dentro de las líneas de Redes Juveniles estaban los semilleros donde chicos y chicas de 14 a 18 años replicaban estos contenidos con niñez escolarizada de Quinto y Sexto primaria. La decisión de por qué empezar en la primaria y en la pubertad se vio como un proceso más entre pares, más dinámico al replicar e identificarse con algunas experiencias en el momento en que hay muchas cosas que están cambiando en ti, sin mucha información confiable, con muchos mitos y tabúes sobre la sexualidad”, aseguró.

A decir de Gabriela, el reconocimiento de los Derechos Sexuales y Reproductivos no debe responder únicamente a un contenido formativo escolar, sino a un posicionamiento político desde el cuerpo, pues es una deuda histórica que se tiene con las generaciones pasadas. 

Otro punto importante que Ovalle considera, es colocar al cuerpo en sus justas dimensiones. “El cuerpo es físico, social y psicológico, así que las consecuencias del desconocimiento y la desinformación pueden desencadenar algunos problemas. Por ejemplo, en la dimensión física, el cuerpo cambia y da inicio la autoexploración, pero el abordaje de esto no debe ser desde la culpa y la cultura del terror, pues las secuelas emocionales que tendrá el niño o la niña serán duras cuando se trata desde allí”, comentó.

Otras consecuencias pueden poner en riesgo la salud de la niñez y adolescencia al vulnerarlos a adquirir infecciones de transmisión sexual (ITS), pues el hacer del tema de la sexualidad un tabú, empuja a las y los adolescentes a buscar sus primeras experiencias sexuales en entornos no seguros, como prostíbulos. Sobre esto, Ovalle opina que “un niño o niña que sienta culpa de autoexplorar su cuerpo es vulnerable a que alguien más sea dueño de sus decisiones, porque socialmente hay normas que dictan que lo erótico solo se da en parejas y los expone a infecciones de transmisión sexual porque nunca se abordó el tema de los métodos de cuidado y anticonceptivos”.

¿Por qué en nuestros contextos la sexualidad aún es un tema tabú?

A pesar de que las generaciones pasadas sufrieron las consecuencias de no obtener información oportuna sobre sexualidad y Derechos Sexuales y Reproductivos, en la actualidad el tema no se aborda de manera espontánea. Habrá excepciones, pero en general, aún existe resistencia a que la niñez, la adolescencia y la juventud tengan acceso abierto a contenido responsable y veraz.

Foto: Archivo de Ruda

De esa cuenta, Gabriela Ovalle opina que la explicación a esa resistencia es una cuestión histórica, pensada de manera errónea. “Hablar de sexualidad es erógeno si se ve únicamente una dimensión de la sexualidad, es solo tener sexo, desnudar el cuerpo, pero cuando lo colocas sobre las otras dimensiones, quitarlo de esa esfera es difícil, porque no se habla con mucha propiedad de las decisiones sobre nuestro cuerpo.  Además, de generación en generación no hay tradición oral que nos pueda llevar a verlo desde otra forma, desde lo integral de la sexualidad, como las emociones y lo social”, refirió. 

Otro factor de incidencia en la censura sobre este tema son las doctrinas. “Hay un sistema grande como las doctrinas, el cristianismo y el modelo social; etiquetas sobre cómo debe ser una mujer y un hombre, la virginidad, y la prevalencia de la ideología. No se rompen los mitos porque se ve solo desde el placer y el deseo sexual”, afirmó Ovalle. 

Y si tratar sobre Derechos Sexuales y Reproductivos aún representa dificultad, del tema sobre orientaciones sexuales, ni hablar. De acuerdo con Gabriela, existe una resistencia a reconocer y respetar las orientaciones sexuales porque rompen la estructura establecida, sin tolerar aquello que altera el orden. Sin embargo, Ovalle identifica ahora más recursos de difusión y así como cada generación ha vivido acontecimientos y cambios sociales donde contaron sus vivencias, la generación actual ha hallado en otros espacios la seguridad de identificar y expresar su orientación y gusto sexual diferente a los roles establecidos. 

Las escuelas del sistema educativo público deben ser garantes de derechos para el pleno disfrute de los Derechos Sexuales y Reproductivos de la niñez, adolescencia y juventud. Así lo afirmó Gabriela Ovalle al indicar que “las educadoras y educadores son quienes tienen la obligación de garantizar estos derechos, pues están dentro de una estructura que es la escuela y la escuela es Estado. Es un sistema donde se concentra la diversidad de pensamiento, se trabaja con niños y niñas, todos diferentes”. 

También consideró importante replantear las metodologías, aunque reconoce que es difícil romper con lo tradicional. “Habría que ver en qué momento se empieza a educar sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos de la niñez y adolescencia, que exista una difusión y una apropiación de la Ley de Protección Integral para la Niñez y la Adolescencia pues se tiene la responsabilidad social de hacer valer los mismos. Si bien es cierto que en el Currículo Nacional Base (CNB) hay temas sobre sexualidad, estos son vistos únicamente desde los hábitos higiénicos y el autocuidado, pero es necesario que el MINEDUC empiece a trabajar con enfoque de Derechos de la Niñez”, puntualizó Ovalle. 

Abrir ojos y oídos

La profesora Adilia Martínez es directora del Instituto Nacional de Educación Básica Lo de Mejía, en San Juan Sacatepéquez. Es licenciada en Innovación Educativa y tiene 65 años de edad y 16 de dirigir ese centro, al que asisten 179 estudiantes entre los 13 y 17 años. 

Como directora promueve que maestros y maestras investiguen y platiquen con alumnas y alumnos sobre estos temas que siempre les resultan inquietantes. Aseguró que el MINEDUC no tiene direcciones claras para el tratamiento de este tema en las instituciones educativas y que únicamente citan a la profesora de Ciencias Naturales para brindarle una pequeña inducción con todo lo relacionado al desarrollo sexual y aparato reproductor. 

En ocasiones la resistencia al abordaje de Derechos Sexuales y Reproductivos viene desde casa. Martínez contó que en una ocasión un grupo de madres de familia acudió al instituto a solicitar que no les brindaran información sobre sexualidad a los estudiantes, ya que eso era “abrirles los oídos a sus hijos a muy temprana edad”, porque ni ellas como madres les hablaban a sus hijos sobre el tema. 

La profesora Adilia identificó que una de las razones por las que había deserción escolar, era que las adolescentes resultaban embarazadas y en sus familias optan por esconderlas en sus casas, pues para ellos representaba una deshonra. Ante esto, decidió celebrar una fiesta de bienvenida, conocida como Baby Shower, a una alumna que estaba por dar a luz y la mayoría de papás y mamás manifestaron su molestia e indicaron que los profesores fomentaban los embarazos dentro del instituto. “A partir de esta experiencia se realiza una tarea de sensibilización en cada reunión que hay con padres y madres de familia y se les hace saber, que aunque las estudiantes estén embarazadas, ellas pueden continuar con sus estudios, incluso, después del parto”, dijo.  

Educadores de este instituto se han organizado para gestionar charlas informativas a las y los estudiantes. Es así como han buscado apoyo en diversas instituciones, como PASMO (Organización Panamericana de Mercadeo Social), que colaboró en hacer una exposición física de los métodos anticonceptivos a las y los estudiantes. Así mismo, la Asociación de Estudios y Proyectos de Esfuerzo Popular (EPRODEP) también ha contribuido. “Toda la gestión ha sido nuestra”, aseguró la profesora Adilia. 

También Martínez ha gestionado la participación de educadores en ciclos de formación promovida por el programa de Educación Integral en Sexualidad (EIS) de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

De acuerdo con Martínez, “el MINEDUC no prohíbe la orientación científica de la sexualidad, pero si alguna mamá o papá no desea que su hija o hijo reciba esa información, deben realizar una carta donde desisten y, eso sí, les pido que lo hagan ellos, porque nosotros somos garantes de derechos, aunque no podemos hacer lo que las madres no quieran que hagamos con sus hijos”.

Con la llegada de las nuevas autoridades de Gobierno, la profesora Adilia Martínez contempla la esperanza de que el MINEDUC cree un departamento específico para Educación en Sexualidad, que tenga personal preparado para educar en sexualidad y que acuda a todos los establecimientos públicos donde se necesita conocer toda esta información, pues en los años que lleva de labor educativa, los han dejado solos.

Martínez expresó que la mayoría de estudiantes se asombra cuando les hablan de sexualidad y que al principio muestran poco interés, pero en las siguientes sesiones se animan a preguntar. “En una aldea la cultura es diferente y hacen preguntas directas, como a donde podrían ir a tener sexo, que cómo se hace para llegar a La Línea (área de prostitución)”, contó la profesora, por lo que es necesario orientarlos en el ejercicio pleno y responsable de su sexualidad. 

Para la profesora Flor de María Mejía Galeano, de 54 años, la edad en la que un niño o niña debe tener acceso a información sobre salud sexual es cuando tiene 7 años, desde el Primer grado de primaria. Como directora de la Escuela Oficial Rural Mixta Lo de Mejía Sector 1, jornada matutina, y profesional de la educación opinó que “se debe preparar a los niños y niñas en temas que antes eran prohibidos pero que son cotidianos, como educación con valores, sobre respeto a cada género, cambios físicos y emocionales que tienen el ser humano desde que nace hasta la edad adulta, la higiene del cuerpo, nombres correctos de los genitales y sus cuidados”.

Para aportar al cumplimiento de los Derechos Sexuales y Reproductivos de la niñez que asiste a la escuela que dirige, Mejía Galeano ha gestionado con el personal del Centro de Salud, de Ciudad Quetzal, para que les brinden charlas informativas sobre el autocuidado. Otra gestión que realizaron educadores de esta escuela son talleres para la prevención del abuso sexual con agentes de la Policía Nacional Civil, quienes los orientaron sobre cómo y a quién recurrir en caso de sufrir abuso sexual. “Hasta el momento estos temas son únicamente para niños y niñas de Sexto grado de primaria, pero queremos incluirlos en todos los grados de la primaria, porque el abuso sexual no es exclusivo de una edad”, aseguró la profesora Flor de María. 

Mejía Galindo cuenta con un equipo de maestros y maestras que tienen formación sobre violencia, trata de personas y educación sexual, pues la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET) los ha capacitado en gobiernos anteriores para que estos multipliquen el conocimiento con las y los estudiantes.

“En la escuela, las maestras y maestros abordan los temas de sexualidad en los grados de Quinto y Sexto primaria, como parte del CNB de Ciencias Naturales y Tecnología y con las gestiones que hemos realizado con diversas instituciones para empoderar a nuestros estudiantes. Las mamás y papás han estado de acuerdo, pues previo a educarlos en sexualidad se solicita la autorización, incluso, se incluyó el tema de sexualidad en la escuela para padres para que todo vaya de la mano”, compartió la profesora Flor de María. 

Sobre sus expectativas con el cambio de gobierno, la profesora Flor de María espera que la nueva ministra de Educación, Anabella Giracca, incluya el tema de sexualidad de manera más cercana en las escuelas, con herramientas e información para orientar mejor a la niñez, concluyó.

A finales de octubre de 2022, la Comisión de Juventud del Congreso de la República, junto a IncideJoven y otras organizaciones de juventudes, mujeres y sociedad civil, presentó la iniciativa de ley 6157, conocida como Ley de Educación Integral en Sexualidad (EIS). Con esta norma estudiantes, educadores, madres y padres de familia tendrían acceso a información pertinente, para que la niñez, adolescencia y juventud conozcan sus cuerpos y preparen sus planes de vida de forma libre, informada y autónoma. 

De entrar en vigencia esta ley, la niñez, adolescencia y juventud estaría preparada para prevenir e identificar acoso y otras formas de violencia sexual, así como prevenir embarazos tempranos.

Guatemala es uno de los países con más altos índices de embarazos en adolescentes y niñez, la mayoría producto de violencia sexual, lo que hace urgente que el Estado garantice el disfrute pleno de los Derechos Sexuales y Reproductivos de este sector de la población. 

(*) Nombre ficticio para resguardo de la identidad.