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Cuatro razones de la población Chuj para oponerse al Plan Nacional de Vacunación

Fotografía: David Diego Marcos

La población Chuj del área rural de San Mateo Ixtatán continúa con temor a vacunarse en territorio guatemalteco y prefieren hacerlo en territorio mexicano, mostrando así un abierto rechazo al Plan Nacional de Vacunación contra la COVID-19, establecido por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

Las razones de su rechazo van más allá del temor a la vacuna y tienen que ver con la desconfianza en las autoridades locales, la criminalización en sus comunidades, la falta de documentación, el poco esfuerzo del personal de salud por visitar las comunidades y la poca información en idiomas mayas.

Desconfianza y poco esfuerzo de las autoridades para fomentar la vacunación

La primera razón por la cual existe poca participación en el Plan de Vacunación es la desconfianza que la población tiene en las autoridades, la cual no es nueva, sin embargo, con la llegada de la pandemia y la puesta en marcha del Plan de Vacunación la desconfianza se agudizó debido a la mala gestión que las autoridades han tenido desde el inicio de la enfermedad.

En una entrevista para Emisoras Unidas el ministro de Salud, Francisco José Coma Martín, con un claro desconocimiento a las cifras exactas de población y de vacunación y sin profundizar en las razones, dijo que de 28 mil habitantes del municipio de San Mateo Ixtatán en Huehuetenango, 23 mil “no se quieren vacunar”.

No obstante, según datos del Censo de 2018 del INE todo el municipio cuenta con 43 mil 810 habitantes, de los cuales 15 mil 90 habitan en población urbana y 28 mil 720 en área rural. En ese sentido, no se tiene claro a qué habitantes se refiere el ministro.

Lo que se deduce de las declaraciones del ministro es que 5 mil personas si accedieron a la vacunación en el municipio, pero al contrastar la información con el Tablero de vacunación del MSPAS, en San Mateo Ixtatán, el dato no coincide.

Según el tablero, existen 37 mil 774 personas aptas para vacunarse, es decir de 12 años en adelante, de las cuales solo el 8.2% se ha vacunado con primera dosis (3 mil 97 personas) y 3.9% con esquema completo (1 mil 478 personas). Es decir, solo 3 mil 97 personas han accedido a la vacunación y no 5 mil como indica el ministro, aunque se han administrado 4 mil 757 dosis.

Es importante considerar que la vacunación en Huehuetenango, según el MSPAS, inició la primera semana de mayo, con la segunda fase del plan, en la que se podía comenzar a vacunar a personas mayores de setenta años. Las primeras dosis llegaron a San Mateo Ixtatán el 7 de mayo. Si hasta la fecha solo se ha inmunizado a 3 mil 97 personas con primera dosis, significaría que durante cinco meses se ha vacunado en promedio a 619 personas al mes, aproximadamente 20 personas diarias.

Comparación de esquemas de vacunación en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango

En entrevista a Prensa Comunitaria, en septiembre pasado, un profesor del área urbana de San Mateo Ixtatán, que pidió omitir su nombre, señaló que “este divorcio de la sociedad con el gobierno se da más a nivel rural, porque hay un rechazo hacia el trabajo y la gestión del presidente con la pandemia”.

El maestro considera que si bien existen vacunas en el municipio, la mayoría se concentran en el área urbana, aunque si bien el personal de salud está visitando a las comunidades, “pero con poco conocimiento para concientizar a la gente para vacunarse, algunos enfermeros no hablan el idioma materno de la gente y eso dificulta la comunicación y la confianza en las vacunas”, apuntó.

Esto se suma a lo dicho por una enfermera del Hospital de Santa Cruz Barillas, en cuanto a que son pocos los centros de vacunación a nivel departamental.

“Hay poco personal de salud disponible para atender a las personas, la gente llega a realizar su fila en los puestos de vacunas, sin embargo, se tardan en la atención. Algunas personas viajan de las aldeas solo por la vacuna, pero nadie les atiende, el proceso es lento”, dijo la enfermera, de quien también resguardamos su identidad..

La salubrista considera que existe una desigualdad con respecto a quienes reciben las vacunas. En el caso de los hombres éstos tienden a tener más oportunidades para vacunarse que las mujeres pues tienen más tiempo libre que una mujer que trabaja desde el oficio del hogar.

Además, las personas que viven en el espacio urbano acceden más rápido a las vacunas porque viven a escasos minutos de los centros de vacunación, en comparación de una persona que vive en las comunidades. Quienes acceden más a la vacuna son las personas mestizas que hablan el español y tienen facilidad para comunicarse con los enfermeros, que las personas que hablan el idioma Q´anjob´al, por ejemplo.

Poca participación en el plan por criminalización, subregistro y falta de documentación

Otra de las razones del rechazo a la vacunación y que se suma a la desconfianza a las autoridades, es la existencia de conflictos históricos en el territorio y la criminalización que existe hacia las comunidades de parte de operadores de las hidroeléctricas de Energía y Renovación, S.A., que realiza proyectos extractivistas en el municipio desde hace más de diez años.

En ese sentido, la población de San Mateo Ixtatán tiene temor de realizar su registro porque muchos cuentan con órdenes de captura por la misma criminalización y persecución que viven y tienen temor de ser detenidos o de entregar sus documentos en los centros de vacunación.

Esto se contrapone a las declaraciones del funcionario Francisco Coma al medio de comunicación República, sobre el temor de las brigadas de acercarse a las comunidades:

“Según las brigadas, en algunas comunidades rechazan la vacuna y los agreden verbalmente. En otras, los retienen y amenazan de muerte, luego de largos recorridos a pie por caminos rurales”, indicó Coma.

Es importante mencionar que la mayoría de los centros de vacunación son apoyados por personal del ejército, e incluso uno de los centros del departamento está en la Zona Militar de Huehuetenango, lo que aumenta la desconfianza hacia la vacunación. En el caso de la microrregión de Yichk’isis de San Mateo Ixtatán, según las autoridades comunitarias, solo se cuenta con dos puestos de salud y la información brindada por el personal de salud ha sido poca y en español.

Una tercera razón a tomar en cuenta es que en San Mateo Ixtatán, al ser un municipio fronterizo, existe un subregistro de personas vacunadas y poco control de los datos de personas que se han vacunado fuera del territorio guatemalteco y que acudieron al territorio mexicano a colocarse la vacuna. Pues en este lugar el proceso inició muchos meses antes que en Guatemala y fue más confiable y seguro para la población, principalmente para las comunidades que están lejos de la zona urbana del municipio.

Lucas Jorge, presidente de la microrregión de Yichk´isis, en una entrevista a Prensa Comunitaria, también en septiembre pasado, indicó que en esta zona viven más de 10 mil personas. De este número existe un estimado de 2 mil personas que ya recibieron las vacunas, pero que han sido vacunadas por las autoridades mexicanas de Chiapas, lugar escogido por la población por la cercanía y para evitarse procesos burocráticos como en Guatemala.

Una cuarta razón a considerar es que en el municipio hay personas que no cuentan con el Documento de Identificación Personal (DPI), un requisito indispensable no solo para el registro sino para la vacunación en sí. Esto ya que en su momento muchas personas fueron migrantes o bien sus registros originales se perdieron tras la quema de la Municipalidad por un conflicto ocurrido en la época de los noventa, por lo cual muchas personas aún a la fecha no tienen documentación.

Mitos en torno a la vacunación y uso de medicinas naturales

Finalmente, otro aspecto importante a tener en cuenta y que no es exclusivo de la población Chuj de San Mateo Ixtatán ni solo de Guatemala, es la poca aceptación hacia la vacuna en sí, debido a mitos y desinformación que hay sobre los componentes químicos y sus efectos.

Además, muchos comunitarios consideran que la vacuna se contrapone con la medicina natural y la cosmovisión maya. En las comunidades las personas prefieren la medicina natural y los tratamientos naturales para la COVID-19, que colocarse una vacuna con procesos químicos. En ese sentido, debe valorarse que el proceso de vacunación pese a ser universal es voluntario y no debe ser motivo de rechazo o estigmatización de la sociedad y mucho menos de parte del Estado.

Lucas Jorge, de Yichk’isis considera que “muchas personas se curan con medicinas naturales, con yerbas y temascal. Nosotros hemos insistido en la atención de salud, las autoridades no han atendido las demandas”. Él además apunta a que en las comunidades han visto poca asistencia a los centros de salud, pero en el casco urbano observan que hay mucha saturación de pacientes por COVID-19, las camas disponibles están ocupadas.

“Según la información de primera línea, un 70 por ciento de los contagios son urbanos y un 30 por ciento vienen de las comunidades o de algunos otros municipios que no cuentan con hospitales en su municipio, por ejemplo, al hospital de Barillas vienen personas de San Mateo Ixtatán o San Pedro Soloma”, apuntó Lucas Jorge.

Al analizar las razones por las cuales buena parte de la población rural de San Mateo Ixtatán no participa del plan de vacunación, queda claro que estas van más allá de decir que “la gente no se quiere vacunar”.

Asimismo, es evidente que la población si se ha estado vacunando, aunque a un ritmo lento, pero también es claro que el Estado tiene gran responsabilidad en esta desconfianza de la población rural hacia el plan de vacunación y en la poca cobertura que han logrado alcanzar en los idiomas Chuj, Q´anjob´al y Akateko, en San Mateo Ixtatán.

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