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Coronapapers: tensiones y desafíos a las personas LGBTI ante el covid-19

Fotografía: Solange Avena

Por: Gloria Careaga Pérez

La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe (ILGALAC) lanzó una compilación de textos llamada “Coronapapers”. Son 16 artículos escritos por activistas LGBTI de toda América Latina y el Caribe que cubren una inmensa gama de temáticas relacionadas con el impacto que han tenido las medidas de cuarentena y confinamiento en nuestras comunidades LGBTI. Compartimos en LATFEM el aporte de la psicóloga mexicana lesbiana feminista Gloria Careaga Pérez.

Estamos en medio de una crisis histórica que genera un gran estrés, la pandemia misma es una condición que nos provoca una gran incertidumbre por la novedad y sus dimensiones ante un sistema de salud prácticamente desmantelado, gracias a la tendencia de su privatización. Esta vivencia tensa se incrementa por distintos factores, consideremos la amplia distribución de noticias falsas tanto sobre su origen, las características mismas de la enfermedad, sus remedios y su pronóstico que lleva a percibir una condición de gran desprotección, al mismo tiempo de la necesidad de implementar acciones propias para la protección y generar alguna seguridad.

Pasamos de un estar pendientes de la información, de su búsqueda incansable, a la saturación o a la distancia, para tratar de enfocarse solo en ciertas fuentes para recobrar una cierta estabilidad. Sin duda nuestras decisiones no garantizan contar con las mejores fuentes o las más acertadas, sino tal vez con aquellas que nos dan seguridad y desde ahí, cada quién toma sus decisiones, salir o no salir, protegerse o no, exigir o esperar. Pero por supuesto que las condiciones que enfrentamos no son las mismas para todas las personas. Necesariamente, la crisis pone en evidencia los privilegios y las desigualdades. Y en ese sentido, aquellas personas que enfrentan una condición social de mayor vulnerabilidad, están en desventaja. Aún así, la situación es compleja, esas vulnerabilidades no siempre son generales, es decir, afectan todas las esferas de la vida, lo que hace también más difícil su identificación y reconocimiento. Convivimos con situaciones de privilegio, de estabilidad, junto con otras en vulnerabilidad. Y ante una situación crítica donde ya no podemos ignorar estas últimas, son fuente de gran tensión.

En el mundo se ha destacado la situación que viven las mujeres en condición de confinamiento, resaltando la violencia conyugal que han enfrentado a lo largo de la historia, y que ha sido bien documentada y reconocida. Igualmente, destacan la desigualdad en la responsabilidad para atender las necesidades de cuido y en las tareas domésticas, lo que ha sobrecargado a las mujeres que hoy están desarrollando al mismo tiempo el home office o trabajo desde la casa. E incluso podría decir de las nuevas demandas para aquellas mujeres que se desempeñaban como ama de casa y hoy tienen a la familia en el hogar de tiempo completo. Pero poco se ha hablado de la situación que enfrentan otros sectores.

Recientemente, en México se destacó la condición de las personas que viven con VIH y su vulnerabilidad ante en COVID-19 y fue aplaudido por muchas personas LGBT, probablemente al sentirse incluidos en el análisis, pero para otras identidades de la disidencia sexual, o pasó desapercibido o les pareció una mención insuficiente. No obstante, no podemos dejar de considerar lo que representaría para las personas que viven con VIH la falta de acceso a medicamentos y las dificultades para acercarse a los centros de atención de la salud en estas condiciones.

Aunque el VIH no necesariamente habla de las personas LGBT, como ya muchas veces se ha señalado, no lo podemos ignorar. Incluso para analizar sus paralelismos con esta pandemia (Parker, 2020) , donde se culpabiliza, estigmatiza y criminaliza y produce violencia contra quienes se consideran portadoras o iniciadoras de la misma como ha sucedido en varios países con el ataque a quienes tienen rasgos asiáticos, pero también, los ataques irracionales que se han dado en México contra prestadores de los servicios de salud que ha exigido incluso se les proporciones albergues y servicio de transporte para su seguridad. O incluso, los señalamientos, detenciones
y ataques, de parte de las autoridades y de la sociedad en su conjunto, contra quienes no cumplen con el confinamiento, lejos de considerar sus condiciones particulares.

Definitivamente, nuestras vidas son mucho más complejas de lo que parecen y los desafíos que hoy ante el COVID-19 enfrentamos afectan a distintas esferas de nuestras vidas. Tendríamos que preguntarnos, tal vez
inicialmente, cuáles son los espacios de satisfacción y seguridad que cotidianamente tenemos. Incluso, cuáles son los espacios o mecanismos de “escape” que como personas LGBT utilizamos. Es decir, cómo es que cotidianamente eludimos el señalamiento, la violencia y la discriminación que nos acompaña. Para muchas personas, probablemente las más jóvenes, la pandemia significó el retorno al hogar familiar donde no necesariamente se cuenta con el respeto y la aceptación. Sabemos además que la tendencia hoy es la construcción de unidades unifamiliares pequeñas, donde prácticamente la gente acude a dormir, después de extenuantes jornadas de traslado y trabajo, así como la escasez de recursos que muchas familias enfrentan. De acuerdo con distintos diagnósticos sobre homofobia, son los espacios familiares, e integrantes de la familia quienes expresan distintas formas de violencia que afectan de manera importante nuestra dignidad, -desde el silenciamiento, la desacreditación, los señalamientos y sanción a nuestras formas de ser-; pero también donde se afectan las posibilidades de cumplir con las actividades para el desarrollo personal ya sea educativo o laboral. Es decir, el espacio familiar, frecuentemente se torna en un lugar de disputa, donde hay que luchar y competir con los demás por un lugar social que nos dé el reconocimiento que necesitamos, pero también por un espacio propio y los recursos necesarios para cumplir con nuestras responsabilidades y necesidades. ¿Se cuenta con los tiempos, los instrumentos y el espacio para realizarlos?

Y en términos de vivienda, consideremos también el gran número de personas que viviendo solas no tienen los apoyos familiares o sociales que necesitan. Lejos de sus familias y con las amistades en confinamiento. El cuarto propio del que hablaba Virginia Wolf adquiere aquí un gran significado si miramos los oasis que hemos construido en ese amplio desierto de la heterosexualidad, o mejor dicho del heterosexismo. La distancia del grupo, las amistades o la familia propia que hemos construido necesariamente tiene graves consecuencias para la seguridad y bienestar de las personas que enfrentamos discriminación. Y ojalá más que angustia, nos haya provocado una profunda introspección que posibilite mirarnos en ese complicado entramado social que define nuestra condición. Pero estoy clara que precisamente, no ha sido la oportunidad para todas las personas y que muchas tal vez están esperando la hora para salir corriendo.

Y no solo eso, ¿cuáles son las posibilidades de recuperar su estatus laboral?Los datos dejan ver, que el acceso al trabajo asalariado no está garantizado para muchas personas LGBT en nuestros país aún, mucho menos las posibilidades de ascenso y desarrollo de una carrera como profesional. Es decir, la inserción laboral de las personas LGBT, a pesar de las distintas iniciativas desarrolladas, para garantizar empleo para distintas identidades, no ha sido un logro sostenido. Para muchas personas el trabajo flexible les dio la oportunidad de no tener que enfrentar la homofobia en un entorno cerrado, les proveía de un buen ingreso, y el disfrute de su tiempo. Pero ante la pandemia se han enfrentando con una condición de profunda inseguridad, sin salario, sin seguridad social y gran incertidumbre de mantener o lograr un contrato. Otros emprendieron pequeñas e incluso medianas empresas que hoy están cerrando. Otros más, se desempeñaban
en el trabajo sexual y hoy no solo no tienen trabajo, sino que han perdido hasta la vivienda. Sin duda los aspectos laborales constituyen una fuente de gran tensión que no estamos atendiendo.

Y si, muchas personas estamos resguardadas en nuestros hogares, pero tal vez poco sabemos de cómo lo estamos enfrentando. De hecho, en México hemos identificado pocas solicitudes de apoyo.

¿Será que la vulnerabilidad nos ha rebasado? ¿La hemos visto como destino fatal o la hemos “naturalizado”? Algunas organizaciones en sus estados han ofrecido apoyo y contención vía teléfonica.

Desde el gobierno se nos ha informado que algunas medidas oficiales nos han considerado, como la atención al 911, pero sin difusión, sin mencionarnos. Y llama la atención nuestra invisibilidad en las medidas que en países como Panamá, Perú y Colombia se han instrumentado para definir las salidas a la calle por sexo, reafirmando el determinismo biológico, sin considerar efectivamente las definiciones de género y exponiendo a las personas no binarias a la persecución y criminalización de nuevo. Al imponer la regla de la segregación basada en el sexo/género, como lo ha dicho Sonia Correa a Página 12, regresamos al supuesto determinismo biológico de dimorfismo sexual, colocando a las personas no binarias en un no-lugar. Sometidas de nuevo al riesgo y vulnerabilida producto del estigma y la violencia que las personas trans y travestis enfrentan en la cotidianidad. Estas medidas ignoran así que, son precisamente las personas no binarias, quienes en muchos países con certeza, antes de terminar el día habrán sido violentadas o torturadas.

Urge romper con el desconocimiento e invisibilidad de las personas LGBT en la política pública, no ser contempladas necesariamente profundiza la marginalidad en donde se les ha colocado.

Desafíos

El apego literal de los gobiernos al modelo neoliberal está claramente en cuestionamiento. El desmantelamientode los sistemas de salud y la precarización del sistema laboral han develado enormes desafíos. La pandemia del COVID-19 necesariamente nos hace un llamado a reinventarnos. A cuestionar nuestras formas de vida, revisar nuestra experiencia de confinamiento y a desafiar el sistema que habíamos adoptado como “normal”, donde ladimensión de derechos humanos tiene que estar siempre presente. No tenemos espacio aquí para ponderar las políticas neoliberales, pero las consecuencias de la pandemia nos las dejarán ver, provocarán grandes transformaciones, económicas y sociales, prácticamente, estamos en un lugar de no regreso. Y saldremos a la calle a enfrentar otra realidad.

En ese sentido, los Estados y otros actores habran de responder al llamado de las y los expertos en Derechos Humanos de las naciones Unidas a tomar en cuenta, de manera urgente, las repercusiones del COVID-19 en las personas lesbianas, gay, bisexuales, transgénero o de género diverso (LGBT) al diseñar, implementar y evaluar las medidas de lucha contra la pandemia. Las rupturas del tejido social en aras del individualismo nos hacen volver la cara para preguntarnos quiénes somos y no fincar más nuestras esperanzas en nuestras estrategias de “escape”. Después de este confinamiento podemos tal vez revalorar nuestro barrio, el condominio, nuestra familia, pueden ser también un espacio amable donde desarrollarnos, una realidad que tal vez no habíamos contemplado pero que ahí está y tendremos que fortalecer. Por supuesto, tenemos la responsabilidad de cuidarnos, observar las recomendaciones de la autoridad. Como movimiento social, considero que se hace necesario ampliar la mirada que sobre nosotres mismos tenemos.

Cuáles son las respuestas organizadas que hemos dado. Cuáles han sido los recursos que han posibilitado la sobrevivencia o no de nuestras organizaciones, y en qué condiciones. En la región existen pocas redes temáticas: migración, privadas de libertad, crímenes de odio, las que ahora se me vienen a la mente. Creo que ILGA-LAC sería una interesante vía a través de la que podríamos ampliar el análisis de la condición LGBT y construir propuestas de diagnóstico y políticas públicas que favorezcan la condición de las personas LGBT.

Estoy clara de las diferencias entre nuestras identidades, y subregiones, pero precisamente una participación balanceada de todas las identidades nos permitirían tener un buen panorama de dónde estamos y qué demandamos. No es justo que todavía hoy enfrentemos este clima de animadversión en nuestras familias y contemos con tan poco apoyo de las autoridades. URGE unir esfuerzos.

Los Coronapapers están disponibles para su descarga aquí.

Fuente: LATFEM