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Cooperativa Nuevo Horizonte: agricultura, comercio y organización

Fotografía: Guadalupe Figueroa

Por: Juan Carlos Pirir, Martín Jiménez y Quimy de León.

Hablar de la Cooperativa Integral Agrícola Nuevo Horizonte es hablar de experiencias donde confluyen un conjunto de intereses e intenciones, que queremos rescatar, esfuerzo y lucha de hombres, mujeres, niños y niñas que construyen un modelo alternativo desde el departamento de Petén, en el kilómetro 443, municipio de Santa Ana.

Es una comunidad de excombatientes de la guerrilla, que se “reincorporan a la legalidad” luego de la firma de los acuerdos de paz en 1996, que le dan fin a 36 años de guerra. Incorporación llena de dificultades, “tuvimos que pasar un período prolongado en un albergue, a su vez, otras instancias negocian por nosotros una finca, que no satisfacía nuestras necesidades, dejándonos una deuda millonaria imposible de pagar, así llegó el último grupo el 28 de febrero de 1998, a la finca en la cual hoy se intenta construir un Nuevo Horizonte”. Se proponen rescatar la experiencia organizativa y crear la cooperativa, una estructura legal que permitiría hacer gestión y garantizar la sobrevivencia de nuestras familias “Cambiamos las armas por la tierra”.

Se obtuvo apoyo para la reincorporación, techo mínimo, semillas y algunas cabezas de ganado, “así iniciamos un proceso de producción sin capital”, se obtienen los primeros créditos a través de bancos privados y de organizaciones de apoyo cooperativo, después renuncian a éstos pues multiplican el capital de otros, es así como se empiezan a abrir relaciones de solidaridad y cooperación sin condiciones.

Con una visión de largo plazo, se inician proyectos importantes, contando con un pequeño capital – resultado de la producción- para apoyar iniciativas, con el esfuerzo y trabajo comunitario, la cooperativa entonces impulsa esfuerzos desde lo productivo, la salud, la educación, la recreación, la solidaridad y la organización. Nuestro principio es que “somos copropietarios, no dividiremos la tierra” así tanto hombres como mujeres tienen acceso a impulsar proyectos forestales, de ganadería, de piscicultura, apicultura, gallinas ponedoras, tiendas comunales, turismo solidario y diversificación en pequeña escala, con especies tales como: piña, papaya, sandía; la incorporación de un sistema de riego y abono orgánico.

Las iniciativas se llevan a cabo desde la producción colectiva, por medio de grupos de interés (semi individual) 2 a 7 personas por afinidad o por capacidades y la producción individual para el autoconsumo fundamentalmente de maíz y fríjol.

Otro paso es la comercialización de la fruta, miel, ganado y huevos hacia mercados locales, contamos con dos centros de acopio y un camión, sin embargo hace falta capital, se impulsa la investigación comunitaria para el mejoramiento genético del hato ganadero, la producción, la comercialización y un banco de semillas criollas.

Los retos son lograr suficientes ingresos para generar fuentes de empleo y vivir con dignidad, contar con certeza jurídica, avanzar hacia un nuevo modelo autónomo y sostenible desde lo organizativo, la gestión, la comercialización, los servicios básicos y la recuperación de las economías locales.

El compromiso y la organización son el motor que nos impulsa para que prevalezcan los intereses colectivos a los individuales, que es lo que nos da el sentido de comunidad.

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Fuente @albeldrío.org